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Jacinto Antón o la pasión del periodismo-aventura

‘Héroes, aventureros y cobardes’ reúne los reportajes y crónicas recientes del periodista de EL PAÍS

Jacinto Antón, autor de 'Héroes, aventureros y cobardes'.
Jacinto Antón, autor de 'Héroes, aventureros y cobardes'.CARLES RIBAS

Seguro que muchas de las páginas de Héroes, aventureros y cobardes (RBA) las ha leído el lector de este periódico, donde se han ido publicando a lo largo de los años. Configuran un singular espacio narrativo-informativo, ajeno a la contemporaneidad o apenas rasante con la novedad, enmarcado por los conceptos de miedo, heroísmo, aventura y azar. Su autor, Jacinto Antón, tiene un estilo inconfundible, cercano, ligeramente humorístico pero de un apasionamiento contagioso, para contar las mil formas de la aventura del hombre enfrentado a los límites de su resistencia y las formas más exóticas que adopta la vida. Gracias a sus intensas lecturas adolescentes conoce bien a los clásicos griegos y latinos, a los emperadores romanos pero también a los exploradores del Ártico y del África negra, a los pilotos de guerra y las costumbres más extrañas de la fauna tropical. Para él no tienen secreto los exploradores, los aventureros de la guerra de Secesión americana, los pilotos de caza y los “grandes cobardes” de la Historia: desde el cobarde del Titanic al cobarde de la guerra zulú o el que acompañaba al general Custer.

“El tema del coraje y del miedo y de cómo vencerlo es actual siempre”, dice Antón. “Empapa a toda la sociedad, encuentra eco en cualquier lector de hoy día. En esto hay algo profundo que levanta resonancias en nosotros. En alguna de sus crónicas, él mismo pregonó con coquetería inversa que es más medroso que temerario, pero la práctica del periodismo le ha permitido salvar ese obstáculo: “Aunque padezco de claustrofobia puedo bajar a una tumba, de hecho, he bajado a muchas que si hubiera ido como turista no hubiera entrado”.

Un tema al que siempre vuelve es el del Tercer Reich y los jerarcas nazis. “Me interesan como paradigma del mal”, explica, “tiene un registro muy amplio de gente entregada al mal…. en el cual piensas que en algún sitio también podrías caber tú”.

Una de las piezas más destacadas del libro es la entrevista con Gitta Sereny, autora de libros de conversaciones con Speer, el arquitecto y ministro de armamento de Hitler, y con Franz Stangl, el jefe del campo de Treblinka. “Ella se dio cuenta del contagio moral… a veces te crees que el revestimiento de periodista te inmuniza, pero no es así, te quedas desnudo, para bien y para mal. Tú haces de filtro de ese material, para que llegue a los lectores, pero cuando pasa por ti te deja tocado. Es lo grande de este oficio: que te emociona”.

El arriba firmante conoció a Jacinto Antón hace décadas, en el Ritz de Barcelona, durante la rueda de prensa de un roquero que él cubría para El País, en cuya redacción ha trabajado siempre. “Muchas de estas cosas las escribí en la redacción, sentado al lado de Agustí Fancelli. Nos reíamos, nos enviábamos correos, él aconsejándome ‘sigue por ahí, Jacinto’. Una vez me dijo: ‘Eres el único periodista que conozco que está o en el pasado o en el futuro, pero nunca en el presente, y eso provoca los lógicos problemas de cierre”, concluye, sonriendo.

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