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¿Cines en crisis? Rebajas a la vista

Exhibidores, distribuidores y productores negocian una importante reducción en el precio La recaudación ha caído un 40% en un año

MASSIMILIANO MINOCRI

Las luces rojas se han encendido y no hay manera de apagarlas. Y por si algo faltaba, se acercan el sol y los calores. La alarma ante la caída libre de la asistencia a las salas de cine —el pavor de cada lunes ante los datos del fin de semana es latente— ha puesto en estado de alerta a la industria. Los cambios en los hábitos de consumo, los efectos colaterales o más bien frontales de la piratería, la subida del IVA cultural hasta el 21% y los malos tiempos para el bolsillo del respetable han forjado el desastre. Consecuencia de todo ello: distribuidores y exhibidores, hasta hace poco sectores rivales y con tensiones continuas, han aparcado sus armas de guerra y están a la búsqueda de un frente común para estudiar cómo volver a conquistar al espectador.

La última reunión se celebró en Madrid el jueves. “Debemos dar una respuesta conjunta para que sea fuerte. Hoy por hoy, si no hay pastel para compartir lo de menos es lo que nos puede tocar de ese pastel”, sentencia el presidente de los exhibidores españoles, Juan Ramón Gómez Fabra, quien no oculta su preocupación ante el estado de cosas. No es para menos. Desde que Pedro Pérez, presidente de la FAPAE (Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales de España) anunciara en Málaga, que el fin de semana del 19 al 21 de abril había sido el peor de la historia del cine español —solo acudieron a las salas 499.000 espectadores—, la situación no ha mejorado. Es más, ha habido algún otro fin de semana peor. Y catastrófico si se compara con los mismos periodos del año pasado. 26-28 abril: 970.000 espectadores (1.547.000 en 2012). 3-5 de mayo: 564.000 espectadores (1.175.000 en 2012). 10-12 de mayo: 486.000 espectadores (864.000 en 2012). 17-19 de mayo: 591.000 espectadores (851.000 en 2012). Si este descenso se analiza en términos de recaudación, la cifra es de una reducción del 40%.

No hay soluciones mágicas, pero en el sector ya se empieza a defender una bajada en el precio de las entradas —la media está en 7,2 euros desde la subida del IVA, pero la realidad es que la mayoría supera los 9 euros—, además de explorar otras fórmulas. “No somos nadie sin los espectadores. La crisis de consumo generalizado y la brutal subida del IVA ha contribuido a alejar a la gente de las salas, que se ha echado en los brazos de la piratería, más cuando el Gobierno no parece tener ninguna intención de regularla, pero la realidad es que debemos de buscar soluciones y una de ellas pasa por bajar el precio de las entradas al cine”, asegura Felipe Ortiz, responsable de la distribuidora TriPictures. “Los cines deberían volver a los precios de hace cuatro años. Una entrada no debería de costar más de siete euros. Las promociones de algunas cadenas solo las entienden los que van mucho al cine y nuestra obligación es la de recuperar a ese espectador que va de vez en cuando y que ha dejado de ir porque considera que el precio de la entrada es cara”, explica.

El primer experimento llega ya este fin de semana de la mano de A contracorriente. A cualquier espectador que compre una entrada de esta distribuidora de las cinco películas que tienen previsto su estreno próximamente (Insensibles, Un amigo para Frank, Llévame a la luna, Antes del anochecer y Kon Tiki) se le regalará otra de ese paquete. A pesar de que su consejero delegado, Adolfo Blanco, opina que el cine “no es caro” y de que la propia industria ha centrado demasiado su denuncia en la subida del IVA —“estamos logrando la percepción de que el cine es un espectáculo más caro de lo que es”, asegura—, sí reconoce que para muchos espectadores supone un sacrificio en estos tiempos de crisis.

Los exhibidores se muestran cautos, a sabiendas de que fijar precios comunes es contrario a las leyes de la competencia y de que las políticas comerciales son exclusivas de cada cadena. Pero aún así, hay algunos que se muestran partidarios públicamente de tomar la medida de rebajar los precios. Enrique González Macho, propietario de la cadena Renoir y que ha visto cómo la crisis se ha llevado por delante su distribuidora Alta Films, asegura que sería bueno ir en esa dirección. “Lo que sí creo es que ese descenso debe ir acompañado de una gran campaña de promoción para dar a conocer a la gente que los precios han bajado, porque al estar hablando de una cifra no muy elevada, la subida puede pasar desapercibida”.

Enrique Pérez, dueño de los cines Verdi, que ofrece diferentes opciones según sesiones, horas y días, no cree que el precio sea un elemento disuasorio a la hora de acudir a una sala y centra sus críticas en el IVA y en la falta de política del Gobierno contra la piratería. “El documental Searching for Sugar Man lleva 13 semanas en cartel y no ha perdido público, incluso viene más gente a las sesiones más caras”, añade. La preocupación también alcanza a los productores, que ven como sus películas no tienen la aceptación deseada. “Algo grave está pasando, estamos en situación de alerta”, dice Agustín Almodóvar, que mantiene conversaciones para que Los amantes pasajeros se reestrene este verano a un precio reducido.

La entrada en España, de las más caras

LUIS DONCEL

La subida del IVA ha sido la puntilla para un sector que lleva años perdiendo espectadores. En 2010, los cines españoles vendían más de 100 millones de entradas, pero dos años más tarde esa cifra había caído por debajo de 94 millones. Solo seis países de la UE sufrieron un deterioro más preocupante.

Pero si 2012 fue muy malo, este año amenaza con ser peor. Antes de que el Gobierno decidiera que, de un día para otro, comprar una entrada iba a resultar muchísimo más caro, el precio que pagaban los españoles era ligeramente inferior al de los europeos. Ver Skyfall —la película más taquillera del año pasado— costaba en España 6,5 euros, tan solo 20 céntimos menos que la media europea. Pero España está escalando puestos en esta clasificación hasta ponerse cada vez más cerca de países como Suecia, donde la entrada cuesta más de 11 euros.

El ivazo disparó el coste medio de la entrada hasta 7,2 euros, lo que catapultaría a España hasta el top 10 de los países donde ir al cine es más caro. En este listado están también los países nórdicos o Alemania. La diferencia es que allí el paro está en niveles mínimos y el nivel de vida es considerablemente más alto.

Pese a que el número de espectadores ha caído un 8% en dos años, las cosas podrían haber ido mucho peor. Porque la recaudación de los cines españoles se salvó en 2012 gracias al bombazo de Juan Antonio Bayona. "En el último trimestre se produjo la remontada, gracias a Lo imposible, la producción española con mayor recaudación a nivel nacional de todos los tiempos. Su éxito ayudó a paliar el efecto que la subida del IVA podría haber tenido", señala Julio Talavera, analista del Observatorio Audiovisual Europeo.

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