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Una mañana sin Ryan Gosling pero con Robert Redford

La nueva película de Nicolas Winding Refn es acogida con abucheos y algún pataleo El veterano actor es la estrella de 'All is lost', de J. C. Chandor

Gregorio Belinchón
El director J.C. Chandor y Robert Redford en la presentación de 'All is lost'.
El director J.C. Chandor y Robert Redford en la presentación de 'All is lost'.Venturelli (WireImage)

Había muchas ganas de ver la nueva película del danés Nicolas Winding Refn, que hace dos años obtuvo el premio a la mejor dirección con Drive. El resultado ha obtenido abucheos y algún pataleo. Si alguien quería la segunda parte de aquel thriller, deberá quedarse con el placer de leer la novela de James Sallis. El resto se quedará un poco confundido, porque la pareja Winding Refn-Gosling repite en Only God forgives, sí, pero el estilo de dirección remite mucho más a Valhalla rising. El danés hace que la acción transcurra muy lentamente y Gosling acaba viviendo a caballo entre algunas visiones que tiene del antagonista —Winding Refn, en entrevistas previas al pase ha contado que su hija pequeña, gracias a un don, ve fantasmas, y eso ha influido en el guion— y el deseo de venganza de su madre, encarnada por Kristin Scott Thomas, que lidera una organización criminal.

Porque ahora la acción transcurre en Bangkok, donde Julian (Gosling) dirige un club de boxeo y su hermano se dedica a negocios turbios. Cuando este es asesinado, Scott Thomas llega a la ciudad a recoger el cuerpo de su hijo favorito y a reclamar venganza, bien dirigida por ella o bien realizada por su otro hijo. El objetivo es Chang, un jefe de policía que parece flotar por encima del bien y del mal y que con una catana y sus subordinados va por Bangkok dejando un campo de cadáveres. Por cierto, el hierático Chang, encarnado por el actor tailandés Vithaya Pansringarm (aparecía en Resacón 2), le roba la función a los occidentales.

De fondo, en Only God forgives, hay una extraña aproximación al misticismo que Winding Refn ha justificado así esta mañana: "Me encontraba en una fase existencialista, difícil, cuando escribí el guion. Sentía en mi interior una ira permanente que no sabía cómo canalizar. En esos momentos, uno tiende a recurrir a Dios. Fue entonces cuando tuve la idea del personaje de un hombre que se toma por dios y de esta relación entre una madre devota y su hijo. He realizado una película sobre las nociones de espiritualidad y misticismo". Y de paso, un montón de violencia explícita justificada así: "El arte es un acto de violencia. Mi enfoque es un poco pornográfico, lo que cuenta es lo que me excita. No puedo reprimir esta necesidad. No hay que olvidar que nuestro nacimiento nos conduce a la violencia, es instintivo. Pero con el paso de los años, es más mental y el arte nos permite expresarla". Sí, pero esos momentos han empujado a algunos espectadores matinales a salirse de la sala: "Quería narrar la historia de un hombre sumido en un viaje que no sabe cuándo terminará. Está encadenado a su madre y para liberarse debe pasar por una forma de violencia. Julian no habla mucho pero el lenguaje del silencio es el más poético. Las imágenes y los sonidos provocan más emociones que los diálogos. Así que hemos utilizado el movimiento y los espacios para describir el personaje", acompañados, eso sí, de uno de los grandes aciertos del filme: la banda sonora de Cliff Martinez, que junto a Scott Thomas, Vithaya Pansringarm y Ratha Phongam (que interpreta a la amante de Gosling) han estado en Cannes.

El crítico de cine Carlos Boyero habla de 'Only God forgives' y de 'All is lost'.

No ha venido Ryan Goslin, pero sí Robert Redford, estrella de All is lost, de J. C. Chandor (Margin call), que ha sometido al veterano actor a un tremendo esfuerzo porque él solito protagoniza este filme que se proyecta fuera de concurso en el que interpreta a un navegante en un yate que tras una colisión se queda sin radio ni sistema de navegación en mitad del océano Índico y de una tempestad. "El guion no tenía más de 12 frases de diálogos. El reto era muy atractivo para romper mi rutina como actor. Y desde luego me gusta el cariño por los detalles de J. C., que le hacen un visionario". Chandor contó que tras oír el discurso de bienvenida que da Redford en la inauguración de Sundance a los cineastas, y que él escuchó porque participaba con Margin call, sintió que aquella voz le inspiraba. "Escribiendo empecé a sentir que esa voz me hablaba y que debía de ser Redford". El actor ha contado que firmó en cuanto recibió el libreto: "Me gusta el silencio y meter eso en un drama me atraía". Y cuando contó que quería algo de "trasfondo existencialista" en la historia, paró y confesó: "Esto... pero reconozco que aún no la he visto". ¿Qué sacó del rodaje? "Aprendí la importancia de los compañeros. Y a ser sincero contigo mismo y con las circunstancias que te rodean". Eso sí, dijo que no sabe navegar. "Me gusta el agua, pero nunca había navegado. Le dije a J. C. que haría todo lo que mi físico me permitiera. Y él estaba de acuerdo y engordó mi ego cuando me propuso llevar el reto hasta el final… Algo de lo que a veces me arrepiento [risas]. Creo que en el reto físico solo puede compararse a Las aventuras de Jeremías Johnson, y la rodé en 1972. Ha sido complejo, sí".

Redford: "La película es una declaración sobre cómo reaccionamos cuando no queda nada"

Chandlor explicó por qué necesitaba un actor de esa edad: "Redford es de la generación de mis padres, nacidos después de la Segunda Guerra Mundial. Yo he nacido en la generación de la crisis del petróleo. Han cambiado mucho las cosas. Espero que el público aprenda de la relación que tenemos con la naturaleza, del comportamiento del personaje, porque sí quería que de fondo quedara una cierta referencia a la cultura que vivimos". Redford le replicó: "En realidad viví la Segunda Guerra Mundial de niño, porque nací en 1936. Recuerdo aquellos momentos de privaciones. Esta película tiene que ver con no tener nada y eso contrasta con el increíble ruido que nos rodea hoy, al menos en mi país". Y en cuanto a la voracidad con que la naturaleza protesta ante el hombre: "El problema es cómo hemos crecido con la idea de desarrollar, de crecer, como fondo de la cultura americana, que hemos exportado a todo el mundo. Y nos hemos olvidado de la naturaleza. Cada uno puede decidir si tiene relación o no. Yo sí creo que estamos desperdiciando sus recursos. Esta película no es un filme sobre la naturaleza o una película sobre la cultura americana, es una declaración sobre cómo reaccionamos cuando no queda nada. Creo que todos debemos aportar nuestro trabajo en la salvación del planeta. Y sé que la batalla contra las grandes corporaciones es dura".

La tercera en la sección oficial es la bienintencionada Grigris, del realizador de Chad Mahamat-Saleh Haroun, que cuenta la vida de un chaval con una pierna inútil pero que quiere ser bailarín. Sin embargo, tras la muerte de su suegro debe dedicarse al robo de petróleo. Haroun logró en 2010 un Premio Especial del Jurado aquí y su presencia está justificada porque sus películas se han proyectado habitualmente en Cannes y porque coproduce con Francia. Por lo demás…

Por cierto, anoche fue muy aplaudida la proyección de Con la pata quebrada, de Diego Galán, —presentada en la sala por el mismo Thierry Frémaux, responsable del festival— que se proyectó en Cannes Classics, una recopilación de imágenes de la mujer en el cine español (hay casi 200 películas) que sirven al director —con la voz del actor Carlos Hipólito como hilo de narración— para describir el machismo imperante en España.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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