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Vuelta al mundo en 25 vinos

La bodega Sumarroca presenta los 25 primeros vinos de un proyecto de investigación con la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona sobre 360 variedades de uva

Ana Pantaleoni
Uvas del proyecto Vinya del Mon.
Uvas del proyecto Vinya del Mon.

“Hoy es un día de vinos”, comentaba un hombre en los pasillos del Liceo de Barcelona. Y así ha sido. Sumarroca ha elegido el gran teatro para presentar en sociedad este lunes La Vinya del Món (La Viña del Mundo), un proyecto que nació hace una década con el objetivo de conservar aquellas variedades que se podían perder. Bodegues Sumarroca ha trabajado junto a la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona para activar este estudio experimental de 360 variedades de vitis procedentes de todo el mundo.

“Hoy tendremos la oportunidad de catar 25 de estas variedades”, ha anunciado Carles Sumarroca. Las variedades han crecido en la finca de los Sumarroca, en Sant Sadurní d’Anoia, en un total de 13.500 metros cuadrados. Desde 1999 se han dedicado a buscar y seleccionar las variedades de todas las partes del mundo, formar las cepas y elaborar el protocolo. En 2002 elaboraron la primera cosecha. Ha sido un cuidadoso trabajo de selección y de criba.

En la Viña del Mundo se han plantado diez cepas de variedades procedentes de 25 países. De una selección inicial de las mejores uvas de las variedades que tuvieron mejor adaptación a la climatología y al suelo, se han elaborado una serie de vinos. Hay un total de 80 variedades: 40 blancas y 40 tintas.

“Trabajamos siempre a pequeña escala. La mayor parte de las variedades se han adaptado bien al Penedés y los vinos nos parecen que muestran un carácter mediterráneo aunque no son de la zona”, ha explicado Oscar Llombart, director técnico de Sumarroca. “Ahora queremos seguir experimentando con variedades a mayor escala y continuaremos identificando las variedades según el ADN. Además, esta base de datos se puede compartir con otras que se están elaborando a nivel mundial en algunos institutos de investigación”.

Según Sumarroca, durante siglos, "la ampelografía (ciencia para la identificación de las variedades de la vid) ha ido perfeccionándose, pero dados los miles de especies, variedades y clones plantados por todo el mundo, sigue siendo un sistema complejo y poco preciso. Sin embargo, actualmente el ADN puede diferenciar cada variedad sin lugar a dudas". Cada vitis tiene un ADN perfectamente definido.Con la documentación de las bases de datos de ADN compartida a nivel mundial se pueden identificar las uvas y evitar sinonimias, "ya que es muy probable que en la parcela experimental existan variedades iguales pero con un nombre distinto, según la región de donde procedan". Por ejemplo la variedad tempranillo, según la región donde se cultiva, cambia de nombre aun siendo probablemente la misma variedad: ull de llebre en Cataluña, cencibel en La Mancha, tinta del país o tinto fino en la Ribera del Duero y tinta de toro en Toro.

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Sobre la firma

Ana Pantaleoni
Redactora jefa de EL PAÍS en Barcelona y responsable de la edición en catalán del diario. Ha escrito sobre salud, gastronomía, moda y tecnología y trabajó durante una década en el suplemento tecnológico Ciberpaís. Licenciada en Humanidades, máster de EL PAÍS, PDD en la escuela de negocios Iese y profesora de periodismo en la Pompeu Fabra.

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