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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Condecorar

David Trueba
Ana Botella, alcaldesa de Madrid.
Ana Botella, alcaldesa de Madrid.

En la fiesta del Dos de Mayo la alcaldesa condecoró al anterior alcalde y el presidente de la Comunidad condecoró a la anterior presidenta. Todo fue tan aritmético como su relevo, tan transitivo como el tópico ese de que los amigos de mis amigos son mis amigos. Es hermoso que en un mundo tan desordenado y caótico como el nuestro, aún haya ciertas cosas que suceden con pulcritud y orden. Para eso están las fiestas institucionales. Y puede que los ciudadanos se sientan abandonados por las autoridades políticas, pero las autoridades políticas nunca se sienten abandonadas por las otras autoridades políticas.

Cuando ya no quede nada, aún quedará el protocolo. Como en aquel magnífico reportaje de Ryszard Kapuszinsky sobre la desaparición del antiguo imperio etíope en el que tras la debacle y la guerra civil aún quedaba en pie el hombre encargado de poner un cojincito bajo los pies del emperador.

Para coronar esa transformación del viejo día de furia en un día de orden, ha trascendido que distintos médicos especialistas de la sanidad pública en la capital han recibido la carta de jubilación anticipada. Se los aparta del servicio con una nota apresurada y el tiempo justo para que recojan el fonendoscopio y descuelguen el diploma enmarcado de la pared. Algunos de ellos aún tenían acumulados los días de vacaciones suficientes para no volver a pasar por la consulta después de la festividad, en Madrid un acueducto vacacional del que gozamos a conciencia, pero como tenían citas programadas y pacientes a los que tratar, preferirán no tomarse los días y terminar la faena.

La gran victoria de la política sobre la sanidad pública no podía elegir un día mejor. Los fusilamientos del 3 de mayo se corresponden hoy con la derivación de pacientes, el alargamiento de las listas de espera y el no reemplazo de los médicos jubilados. Hoy ahorrar es vencer y cada vez que alguna Administración del Estado se ahorra un médico o un profesor lo celebra como un triunfo. La contabilidad parece reñida con el servicio público. En realidad son pocas las condecoraciones que se llevan los políticos madrileños por sus tareas de demolición y la discreción con la que las ejecutan. Pero ¿acaso hay mejor condecoración que la mayoría absoluta?

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