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OBITUARIO

Milo O’Shea, el actor de las cejas energéticas

Fue el doctor Durand Durand en ‘Barbarella’

Gregorio Belinchón
Milo O’Shea, tumbado en la cama, en una escena del filme The adding machine (1969).
Milo O’Shea, tumbado en la cama, en una escena del filme The adding machine (1969).CORDON PRESS

Durante medio siglo, el rostro de Milo O’Shea —por qué no decirlo, gracias sobre todo a sus energéticas cejas— ha sido popular para el público tanto en televisión como en cine. El pasado martes 2 de abril, O’Shea falleció a los 86 años, y como recuerdo deja un innumerable catálogo de buenas actuaciones, de personajes como el científico loco de Barbarella, el Leopoldo Bloom de Ulises o el juez de Veredicto final.

O’Shea murió en Nueva York, ciudad a la que se mudó en 1976 porque estaba equidistante entre sus dos bases de trabajo: Hollywood y Londres. Vivía en el edificio Dakota con su segunda esposa, la actriz Kitty Sullivan. O’Shea y Sullivan trabajaron juntos en varias ocasiones, como en el montaje en 1981 en Broadway de My fair lady.

Siempre había un personaje de bribón, juez o doctor perfecto para él

Milo O’Shea nació en Dublín (Irlanda) en 1926, ya en el colegio se hizo amigo de Donal Donnelly, otro de los grandes de actuación irlandesa. Su padre era cantante y su madre profesora de ballet —el mismo O’Shea era un muy buen pianista—, así que era lógico que debutara en el teatro con tan solo 12 años, antes de que se fuera a estudiar música y drama a Londres, donde también trabajó en el teatro, en, por ejemplo, una producción de John Gielgud.

Los años cincuenta son los de su retorno a Dublín, a enlazar éxito tras éxito teatral (e incluso realizar giras por Estados Unidos), junto con apariciones en series de televisión. En el primer lustro de los sesenta se traslada a Londres, y a partir de 1965 estalla su éxito: en televisión protagoniza la exitosa serie cómica Me Mammy; trabaja en Broadway, donde logra una candidatura a los Tony por su trabajo como uno de los dos homosexuales protagonistas de La escalera, de Charles Dyer, junto a Eli Wallach; y enlaza en el cine Ulises (encarnando al protagonista, Leopold Bloom), Romeo y Julieta, de Zefirelli (como el fraile Lorenzo) y Barbarella (donde le da vida al científico loco Durand Durand). En 1984 recuperaría su personaje de Barbarella en una película-concierto de la banda Duran Duran, que se había bautizado así en honor a aquel científico.

En 1971 encarnó al abogado defensor de los dos anarquistas protagonistas de Sacco y Vanzetti, y en esa década tampoco conoció el paro con un montón de televisión y teatro. En 1982 volvió a ser candidato al Tony y en el cine encarnó al juez de Veredicto final. Aunque hiciera menos cine que teatro, se hizo popular en las salas con sus apariciones en Matar o no matar: este es el problema, La rosa purpura de El Cairo, Una pandilla de lunáticos, Contracorriente (The butcher boy) o Te odio, mi amor. Siempre había un personaje de bribón, sacerdote, juez o doctor perfecto para él. En televisión, O’Shea trabajó en Las chicas de oro, Cheers, Frasier, ¿Quién es el jefe? o Spin city: loca alcaldía. Su última interpretación fue como presidente del Tribunal Supremo en El ala oeste de la Casa Blanca.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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