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Kiko Veneno y el sargento Pimienta

El nuevo disco del Premio Nacional de Músicas Actuales es un salto en su carrera

Kiko Veneno, retratado hace 10 días en la madrileña plaza del Callao.
Kiko Veneno, retratado hace 10 días en la madrileña plaza del Callao.bernardo pérez

Claro que se nota. Sobre todo en los taxistas de Madrid. Ahora se pelean por cogerme. ‘Eh, los premios nacionales de música son míos’, dice uno. Y otro le contesta: ‘Pero este es de músicas ac-tu-a-les, y esos son míos”. Kiko Veneno responde a si ha notado diferencias desde que le han concedido el Nacional de 2012 con una imitación de Faemino y Cansado con acento andaluz. Aunque nacido en Figueras en 1952 es tan sevillano que si se le pregunta cuánto tiempo lleva con su mánager responde: “Desde el año anterior a que el Betis ganara la Copa contra el Osasuna”.

Cada vez más activo políticamente, no acudió a recoger el premio. “Me quité de enmedio. No quería darles la mano, ni hacerme una foto con ellos, ni nada. Me quedé con su dinero, con la miseria que dan: 3.000 euros. Pero si hubieran sido 30.000 millones también los hubiera empleado yo mejor, seguro”.

Producido por Refree, el artista asegura que su modelo fue el Sgt. Pepper's

En estos días edita Sensación térmica, la primera de sus referencias pospremio, y un cambio importante en su sonido. Grabado entre Barcelona y Sevilla con Raül Fernández, alias Refree, en la producción, el disco abandona el flamenco pop para adentrarse en caminos vírgenes en el sonido del maestro. Una apuesta que parece similar a la realizada por Silvia Pérez Cruz en su disco de 2012, también producido por Refree. “La única similitud que veo entre los dos es que fueron dos producciones cocinadas a fuego lento. Por el resto no pienso que tengan demasiadas similitudes, el disco de Silvia trata de ser muy acústico, de cámara, respetando los espacios pequeños y de madera, donde fue grabado, y para mí el de Kiko es un disco expansivo, de texturas eléctricas y de volumen alto, es ancho. Lo que sí es verdad es que ambos son dos discos muy personales y que por esto, que bajo mi punto de vista es una gran virtud, tampoco son fáciles. Y también que, ahora que pienso un poco más, son dos discos donde con facilidad confluyen muchos géneros populares”, dice el productor desde Andorra.

La vida es dulce, primer sencillo de Sensación Térmica

Ha sido un año agitado para Kiko Veneno, ya no solo por el premio: también se conmemoró, con una edición de lujo y una gira triunfal, el 20º aniversario de Échate un cantecito, su disco más especial. “Toda mi vida he hecho lo que he querido, dentro de lo que he podido. Yo lo que veo en que mi primetime fue cuando el cantecito. En 1993 y 1994. Parece que eso le sentó fatal a mi compañía de entonces, que ni consiguió poner una canción en la radio, cuando era lo más comercial que iba a hacer en la vida. Y además no halagué a quien tenía que halagar. El presidente no era un conocedor de la música, era un ejecutivo con Porche, e intentó hundirme. Con el siguiente disco me dijo a la cara que no era tan bueno. Después de 20 años, hago un disco bueno y que le gusta a la gente. Hago uno después de puta madre, con canciones maravillosas... ¿y me vas a decir: ‘Ese ya no vale?’. Me hundió. Yo tenía 42 años, era el momento perfecto, en mis conciertos había gente del flamenco, del rock, de los festivales, de las ferias. Eso no se ha vuelto a repetir”.

Es muy tozudo, creo que no he conocido a nadie tan terco. Pero al final esto ha sido un valor. Con el tiempo,aprendí a confiar en su intuición,  dice el productor del músico

Échate un cantecito fue un disco de cambio, como este. “Si ve similitudes entre ambos, está en todo su derecho, pero no era mi intención. Si hemos tenido un modelo han sido The Beatles. El Sgt. Peppers. Es anecdótico, pero este es el disco de la libertad en el sonido y los maestros de eso fueron The Beatles. Son unos rockeros de barrio que empiezan a flipar y hacen todo lo que les da la gana, de música contemporánea abstracta a nanas. Y sus discos tienen esa amplitud y variedad. Yo creo que todo está en ellos. Y Raül y yo nos fijamos mucho en ellos”.

Raül Fernández, barcelonés de 36 años, es un todoterreno. Salido del hardcore catalán, fue miembro de Cornflakes, es autor de seis discos propios desde 2002 firmados como Refree. Canciones de pop mediterráneas en las que aflora su debilidad por autores fuera de calificación como Sisa o Vainica Doble, y su devoción por Serrat. Como productor es especialista en dar la vuelta a las cosas, en sacar lo de dentro afuera, en géneros en teoría distantes de su origen. Como el flamenco de Las Migas, por ejemplo. Ha trabajado también poniéndose al servicio de la rapera La Mala o la orquesta del Taller de Musics de Barcelona. Por lo que se le supone talento para colaborar con artistas con carácter. Kiko Veneno tiene fama de no ser una persona fácil. “Es muy tozudo, creo que no he conocido a nadie tan terco. Pero al final esto ha sido un valor. Con el tiempo, mientras trabajábamos, aprendí a confiar en su intuición, que es la base de su música y de su carrera. Al final, a pesar de que como en todo trabajo largo e intenso tuvimos nuestros momentos de discusión, fue todo muy rodado, nos entendimos muy bien”, explica el productor. Algo que ratifica el propio Veneno. “Cuando hablamos le vi bien. Le vi una persona sensata y con carisma. Yo soy muy despistado. Me encanta la gente, pero cuando saludas a tantas personas acabas por no conocer a nadie. Así que lo conocí realmente cuando vino a mi casa”.

Dice eso Kiko Veneno porque no es la primera vez que trabajan juntos. En 2004 Fernández fue el arreglista y director de esa big band que sirvió de base para lo que se llamó The Rockdelux experience, una serie de directos para conmemorar el 20º aniversario de la revista Rock de Lux. Esta, su primera producción para un artista con tanta trayectoria, le coloca en otra división. “La verdad es que había discos de los últimos años que no había escuchado, pero en general conocía su obra y para mí es uno de los más grandes que ha dado la música de nuestro país. Ha sido increíble trabajar con él, he aprendido un montón, no solo musicalmente. Conocerle y charlar tanto ha sido fantástico”.

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