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Prisión provisional para el cerebro del ataque contra el director del Bolshói

Pável Dmitrichenko, solista del mismo ballet, se declara culpable Defiende que el plan preveía "golpear" a Sergúei Filin y no arrojarle ácido a la cara

Foto: reuters_live | Vídeo: MAXIM SHIPENKOV (EFE) / EL PAÍS LIVE

La policía moscovita se marcó ayer un gran éxito: consiguió la confesión de los tres implicados en el brutal ataque con ácido contra el director del ballet del Bolshói, Serguéi Filin. El autor intelectual, Pável Dmitrichenko, de 29 años, fue mostrado por la televisión rusa completamente demacrado, reconociendo ante las cámaras que él era el organizador del atentado. El bailarín, solista del ballet dirigido por Filin, defendió, sin embargo, que el plan previsto era propinarle al director una paliza en la cabeza y no arrojarle ácido sulfúrico a la cara. De todos modos, Dmitrichenko ha sido enviado hoy a prisión provisional, debido al riesgo de fuga, hasta el próximo 18 de abril. La defensa del bailarín había solicitado para él libertad bajo fianza, pero Dmitrichenko dijo que no apelará la decisión del juzgado moscovita del distrito Taganka.

El bailarín utilizó los servicios de Yuri Zarutski, un hombre de 35 años que hacía poco había salido de la cárcel, para concretar su plan contra Filin, por el cual habría pagado 50.000 rublos, unos 1.250 euros. "Le hablé a Yuri Zarutski de la política que hay en el Bolshói, sobre las corruptelas. Él me dijo: '¿Le doy una paliza?'. Le dije que sí. Es lo único que reconozco", afirmó Dmitrichenko ante el juez. De acuerdo con la versión que da el portal Newsru.com de las declaraciones del bailarín, este habría dicho que Filin se apropiaba del dinero de unos artistas para dárselos a otros y que él, Dmitrichenko, estuvo en la comisión teatral defendió a sus compañeros, hasta que fue expulsado de ella. Esto contradice las aseveraciones de la dirección del Bolshói, que a través de su portavoz, Katerina Nóvikova, dijeron que no tenían conocimiento de conflicto alguno entre el solista y Filin.

La policía, que no ha explicado cuáles habrían sido los motivos que tuvo el bailarín para encargar el ataque, se limitó a comentar que sentía antipatía por su jefe. Una de las razones podría ser las malas relaciones que su pareja, la bailarina Angelina Vorontsova, tenía con Filin. La supuesta animosidad de este hacia la joven estrella habría nacido en 2008, cuando Vorontsova, después de ganar un prestigioso concurso de ballet, fue invitada por Filin al Teatro Musical Stanislavski y Nemiróvich-Dánchenko, que entonces dirigía. Pero ella se negó a abandonar el Bolshói, donde su maestro era Nikilái Tsiskaridze, el gran bailarín que ha criticado abiertamente a Filin desde que este regresó al legendario teatro moscovita como director de su compañía de danza. Filin, ahora como jefe, se estaría vengando por el rechazo de Vorontsova, relegándola a un segundo plano y privándola de los papeles que ella desearía bailar.

Sin embargo, resulta difícil creer que este conflicto pudo haber provocado en Dmitrichenko un odio tan profundo como para querer desfigurar y dejar ciego a Filin. Sobre todo que se trata de un bailarín exitoso, de una estrella que ha interpretado importantes papeles, como los de Espartaco, de José en Carmen Suite, de Hans en Giselle o, el año pasado, del esclavo en La bayadera e Iván el Terrible en el ballet homónimo.

Verdad es que el mismo Dmitrichenko, ya detenido, confesó ante las cámaras: "Sí, yo organicé el ataque, pero no de la manera en que ocurrió", y después aseguró que el plan era darle a Filin una paliza. Pero teniendo en cuenta que Zarutski había sido condenado precisamente por haberle propinado una paliza a un hombre que murió a consecuencia de ella, independientemente de que lo del ácido haya sido o no iniciativa del delicuente, el encargo era algo muy serio que podía acabar con la vida del director de la compañía. Sea como fuere, ambos pueden ser condenados a 12 años de prisión.

Filin –que en Moscú fue sometido a tres operaciones a los ojos y que ahora se encuentra en Alemania en tratamiento de rehabilitación- fue informado de los últimos acontecimientos y su reacción fue de incredulidad ante los posibles motivos de la agresión.

La esposa del director declaró que Filin no cree que la causa del ataque haya sido Angelina Vorontsova. Como mucho fue el pretexto, "pero es seguro que no es el principal motivo. Él está covnencido de que el círculo de personas viculadas a esta historia es mucho más amplio y no se limita a los tres detenidos", agregó. Es decir, que Filin quiere que rueden otras cabezas.

Por ejemplo, la de Tsiskaridze, su enemigo declarado. En cualquier caso, no resulta casual que un partidario de Filin, guardando el anonimato, haya declarado al diario Vechernyaya Moskvá que Tsiskaridze pudo haber achuchado y aguijoneado a Dmitrichenko, conociendo su carácter explosivo. El problema de esta teoría –además de su falta de ética, pues la expresan anónimamente- es que el ataque no fue un acto cometido en un momento de ofuscación, sino planeado y preparado fríamente.

En cuanto al tercer detenido, el chófer Yuri Lipátov, ha afirmado que no vio como ocurrió la agresión. "Yo solo lo llevé hasta allí [la calle Tróitskaya 9, el edificio donde vive Filin], lo esperé y llevé de vuelta" a Zarutski, declaró Lipátov.

La policía logró dilucidar el caso gracias al análisis de las llamadas de teléfonos móviles hechas cerca del domicilio de Filin la noche del ataque. Cuando descubrieron que había habido varias conexiones entre los móviles de Dmitrichenko y Zarutski, se preguntaron qué podía unir a una estrella del ballet con una persona con antecedentes criminales.

Según los investigadores, el atentado fue planeado minuciosamente. Dmitrichenko comprobó los horarios de Filin y averiguó la hora en que regresaba a casa, mientras que Zarutski compró ácido en una tienda de repuestos de coche en los alrededores de Moscú y aumentó su concentración evaporando parte del agua que contenía.

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