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“La belleza no es un estado del ser”

Lawrence Weiner fue impulsor del conceptualismo en los sesenta El neoyorquino es conocido por el uso de frases crípticas en todo tipo de soportes

El artista Lawrence Weiner.
El artista Lawrence Weiner.

El arte es algo que sucede cuando el público hace algo. Cuando lo encuentra totalmente hecho, no es arte. Mis piezas subrayan el papel del espectador”, afirma el artista neoyorquino Lawrence Weiner (1942), uno de los impulsores del conceptualismo en los sesenta y conocido por sus frases algo crípticas escritas con tipografía simple y en mayúsculas que inscribe sobre todo tipo de soportes, en los museos y en el espacio público. La Fundación Artaids, creada por el mecenas holandés Han Nefkens, acaba de presentar su última escultura —un banco hecho con materiales reciclables— en el barrio de la Ribera de Barcelona. El próximo jueves, el Macba inaugurará su primera exposición de dibujos.

PREGUNTA. En 1969 usted hace pública una declaración de intenciones sobre la condición de la obra artística: “El artista puede construir la pieza”, “la pieza puede ser fabricada”, “la pieza no necesita ser fabricada”. ¿Significa esto que la obra existe a pesar del artista y solo en el momento en que es contemplada?

RESPUESTA. Para mí la obra es el significado de lo que está escrito. Mi trabajo permite que el receptor la utilice para construir una metáfora que colme sus necesidades y deseos. La obra siempre es el cómo podría ser, no el cómo debe ser.

P. Y cuando esto ocurre, ¿la obra ya no le pertenece más?

R. Es siempre una obra mía que está siendo usada como arte por otra persona. Su uso le da el sentido a esa operación.

P. No le gusta ser considerado un artista conceptual porque, según afirma, no trabaja con conceptos preestablecidos y el material de la escultura —el lenguaje— es siempre errático. ¿Existe una respuesta “ideal” hacia su trabajo?

R. No me gusta el término “conceptual” y, en cualquier caso, toda actividad humana es conceptual. No considero que el material de mi trabajo sea errático ni efímero. Supongo que el único juicio posible es si la obra es de uso legítimo dentro de la estructura en la que el receptor se encuentra. No existe una respuesta ideal, la única gratificación es ver cómo la gente es capaz de usar la obra para sus propios fines.

P. Se define a sí mismo como un artista que establece una dialéctica con la cultura. Si el arte son ideas, ¿cuál es la ideología de su arte?

R. Toda interacción con la sociedad es dialéctica. Aparte de una dignidad básica, no sé qué ideología se podría atribuir al arte como un todo. Cada obra individual tiene su sitio. Su uso se basa en realidades simultáneas, no en algo a favor o en contra. Hay muchísimo espacio en la punta de un alfiler.

P. Sin embargo, nunca ha pensado en el arte como algo revolucionario, para usted el trabajo artístico sería algo que uno construye lejos de su sentido histórico. ¿Qué le motiva para crear una obra?

R. Si continuamos ensanchando los parámetros del arte a cualquier cosa, desaparece la posibilidad de que sea revolucionario. El objetivo del arte es producir una estructura que cambia continuamente, idealmente para mejor. Lo que uno hace es impulsar las cosas intentando contener más los trabajos, ponerlos en un espacio propio, eso es lo que hace cambiar la sociedad y la cultura.

P. ¿Por qué cree que un coleccionista debería comprar sus obras? ¿Sus razones serían importantes para usted?

R. Las personas que adquieren mi trabajo apoyan también sus efectos sobre los patrones lógicos de la sociedad. La aceptación de esta responsabilidad al lado del artista es de suma importancia. Los aspectos financieros están dentro del sistema, es una necesidad que hace posible que esas obras continúen ayudando a cambiar la sociedad.

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