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Nueva ola fronteriza en México

A pesar del crimen organizado y del narcotráfico, los músicos jóvenes de Ciudad Juárez quieren dar otra visión de su ciudad

Rodolfo Ramos Castro, artífice de Pájaro Sin Alas.
Rodolfo Ramos Castro, artífice de Pájaro Sin Alas.

Hastiados por tanto miedo, incertidumbre y demagogia, el último fin de semana un grupo de madres y padres de mujeres desaparecidas, que se encontraba reunido en el Museo de la Revolución de la Frontera con el gobernador de Chihuaha, César Duarte Jáquez, para pedirle que se esclarezcan los feminicidios en esa orilla del río Bravo, chocó a su salida contra el presidente municipal de Ciudad Juárez, Héctor Murguía Lardizábal, exigiéndole que sacara a la calle a la Policía Municipal para detener la violencia de la que son víctimas anualmente muchachas de entre 15 y 25 años en la populosa metrópolis del estado mexicano. Y es que más de 700 chicas han sido asesinadas y abusadas sexualmente, desde 1993, en el suburbio limítrofe que tiene como vecino en Estados Unidos a El Paso, lo que, junto a la gran actividad del crimen organizado y del narcotráfico (allí funciona el Cartel de Juárez), lo ha convertido en la segunda ciudad más violenta del mundo, luego de que en 2011 el sitio de honor le fuera arrebatado por San Pedro Sula (Honduras), según un informe publicado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Social de México.

A pesar de la sordidez y del pesimismo que colorean el panorama que envuelve a Ciudad Juárez, el año pasado germinó en la octava zona metropolitana más grande de México una escena musical que suscribió su acta de fundación en la alegría y el baile. Encabezada por Pájaro Sin Alas, el álter ego del cantautor y productor Rodolfo Ramos Castro, la Nueva Ola Fronteriza es un gallardo cachetazo pop al crimen y otra muestra de que la ingeniería artística pulsa más fuerte cuando la crisis azota. “Esto es bastante irónico porque representaría hacer música divertida en una ciudad que por lo general tiene un estigma violento”, confiesa Ramos Castro. “La Nueva Ola Fronteriza es un concepto de música creada en el hogar y de cómo uno puede hacer producciones por sí mismo, y engloba a varios compañeros. Si bien aquí se está dando una escena alternativa en la electrónica, cuando comencé con esto no lo vi tanto en ese esquema, sino que tengo la idea de armar una movida pop surgida en Juárez. No puedo idealizar una grande. Para mí es algo que ha ido evolucionando poco a poco, que comenzó como una manera de expresarme, y sigue siéndolo”.

Una vez que Pájaro Sin Alas comenzó a tomar forma en el cuarto de su casa, Rodolfo Ramos Castro compartió con su entorno las ganas de agitar una asonada musical a partir de la elucubración de un colectivo. Así fue como se sumaron Airek y Flower Drive al emprendimiento. “Primero produjimos temas instrumentales, y luego cada uno se fue haciendo su propio proyecto”, explica el artista de 20 años. “Pese a la visión global, es extraño cómo se diferencian los sonidos de nuestras propuestas, y eso es lo que considero que puede ayudar a que la Nueva Ola Fronteriza sea reconocida. Cuando escucho lo que mis amigos componen, me doy cuenta de que es único, de que nunca antes había disfrutado de algo similar”. Aunque ciertamente las propuestas de los artífices de la Nueva Ola Fronteriza se diferencian, lo que los enlaza es su fascinación por el pop de samples, el lo fi, la canción romántica latinoamericana de los setenta y la cadencia tropical. “Muchos de mis tracks se basan en los géneros latinos, la música mexicana, Maldita Vecindad y Caifanes, que son grupos locales muy influyentes. Pero no estoy decidido a seguir esa misma línea. De algún modo se expresan inconscientemente”.

De la misma que estos tiempos modernos, en los que se apologizan las tendencias, la novedad y el vértigo, permiten que una iniciativa como la de la Nueva Ola Fronteriza no necesite pasar por el filtro de la industria ni de los medios para poder calar, en apenas unos pocos meses, en públicos y confines que quizá nunca llegue a conocer, Pájaro Sin Alas, al mismo tiempo, logra, posiblemente por intermedio de una conexión generacional, entrar en sintonía con sensibilidades y mejunjes musicales similares a los de artistas de la genialidad de Helado Negro, el pseudónimo detrás del que se esconde el exponente estadounidense, de ascendencia ecuatoriana, Roberto Carlos Lange, una de las grandes sensaciones del indie norteamericano en la actualidad. “No conocía la obra de Helado Negro sino hasta hace muy poco, y me gustó mucho”, reconoce el cantautor juarense, quien se encuentra trabajando en un EP de cinco canciones, que será de descarga gratuita y contará con el respaldo del netlabel tijuanense Lowers. “Básicamente, me encanta la tonalidad poética de su proyecto porque la poesía es un gusto adolescente, desde que era niño. No sé cómo terminé en la música".

El repertorio de Ramos Castro encuentra asimismo afinidades con el cantautor y productor estadounidense Toro y Moi, aunque pasado incluso por un filtro latino del que ya tiene conocimiento la propia estrella del chillwave. “La semana pasada lo fui a ver a El Paso, y cuando terminó el show le hablé de mi proyecto y le escribí a su Soundcloud. No sé si escuchó mis canciones, pero le comenté que había grabado una versión de un tema suyo, Freak Love, en clave de cumbia. Cuando le dije, se mostró interesado”.

No obstante, Pájaro Sin Alas, al final de cuentas, hace lo que siente. “A pesar de que vengo de una ciudad con una tonalidad oscura, mis canciones se desenvuelven en un tono afectivo”, describe el joven creador, que puso a rodar su primer corte, Alfombra mágica, en la National Public Radio de Estados Unidos. “Si bien estos temas tratan de asuntos personales, percibo cierta atmósfera sombría que básicamente no tiene nada que ver con una cuestión amorosa. Sin embargo, se complementan. Para mí ha sido muy interesante cómo se ha dado esa atención hacia mi música, lo que demuestra que Internet puede ser una plataforma por sí misma, a pesar de que Juárez nadie me conozca”.

La Nueva Ola Fronteriza pretende poner a Ciudad Juárez en el tapete musical mexicano, de la mano de la modernidad. “Mi ciudad todavía está anclada en el rock y en géneros muy comunes. Tiene que ver el contexto de la violencia. Hubo un momento en el que la vida nocturna y social se vio apagada, y se cerraron muchos espacios y foros, y eso contribuyó a que el avance de Juárez se estancara. Pero ahora se está viviendo una reactivación”.

Además, la flamante escena se vislumbra como una digna pupila de las algaradas sonoras que desde el norte del país, a partir de la segunda mitad de los noventa, revolucionaron la cultura del rock y de la electrónica en México. “Supongo que a través de los años la música, la cultura y la política han estado centralizadas. Si bien el norte del país se dio a conocer por la Avanzada Regia y Tijuana, Juárez estuvo excluida. Parte de la importancia y de la relevancia de la región es que se desarrolla en urbes fronterizas, y éstas son espacios de constante intercambio cultural y transculturización. Creo que eso conlleva a que la música tenga un enfoque distinto a lo que se hace en otros lugares de México”.

Una de las apuestas más recientes de la música popular contemporánea mexicana proviene del norte del país. Se trata del tribal guarachero, y ha dividido a la opinión pública local, sobre todo tras la irrupción la agrupación de productores y DJs regiomontanos 3Ball MTY, que en 2012 se llevó el Grammy Latino al mejor artista nuevo. “El caso del tribal es interesante”, supone Rodolfo. “3Ball MTY popularizó el género, mezclando el pop con elementos tribales, y lo metió en la radio. Me enteré de que van a tocar en el festival de Coachella, pero esa escena presenta un malinchismo increíble, es un estilo que es entre odiado y amado”.

Pese al proceso de iniciación que atraviesa Pájaro Sin Alas, este proyecto unipersonal ya recibió el visto bueno de los colegas. “Realmente, no soy de los que suele socializar fácilmente. Hasta ahora he obtenido el apoyo de figuras a las que admiro, como María y José y Los Macuanos, que son los que hacen la electrónica que me parece interesante, porque incluso la música independiente se estancó en la búsqueda de un sonido particular. Me estoy orillando más por un pop que no sea el que se escucha en aquí, pues es sinónimo de Belinda”.

Con el regreso del PRI al poder, encarnado en la lozana presidencia de Enrique Peña Nieto, vuelve también el escepticismo por lo que sucederá con la violencia en el norte de México. El movimiento estudiantil de ese país, encabezado por el colectivo #YoSoy132, el año pasado dio muestras de su desconfianza acerca de la gestión del actual Primera Mandatario mexicano. “Juárez ha estado sumido en una leyenda negra muy grande, en los feminicidios y el narcotráfico. Realmente, es una ciudad violenta, pero todo deriva en algo”, asegura Ramos Castro, quien cursa tercer semestre de Psicología. “Ahora puedo decirte esto por el acceso a la información, el mismo que permitió que muchos jóvenes se dieran cuenta de que el sistema es injusto. Esos movimientos tendrían que haber pasado de un momento a otro. Aunque Peña Nieto llegó al poder, este Gobierno mantendrá una línea estable, lo que no significa a que vayan a trabajar por los intereses del pueblo, sino por los suyos. Mi sensación es que todo va a seguir igual, hablamos de un presidente elegido a través de la televisión. Es como una especie de porfiriato moderno”.

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