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Alma Reville: de sombra a estrella

La esposa de Alfred Hitchcock vivió feliz toda su carrera escondida tras el director, según contaba su hija Patricia

Alfred Hitchcock y Janet Leigh, en el rodaje de 'Psicosis'
Alfred Hitchcock y Janet Leigh, en el rodaje de 'Psicosis'cordon press

Hay veces que el cine sirve para dar a conocer a personajes que de otra manera seguirían siendo invisibles para el mundo. Este año ha ocurrido dos veces, la primera con un documental candidato al oscar, Searching for Sugar Man, sobre la desconocida historia de un cantante folk llamado Rodriguez cuya resurrección cinematográfica 30 años después de su fracaso comercial, le ha transformado en inesperada estrella del circuito musical internacional. Pero para los amantes de la historia del cine el gran descubrimiento del año es Alma Reville, la esposa de Alfred Hitchcock, cuyo peso en la filmografía del director se desvela a través de una película de ficción, Hitchcock,que se estrena el viernes, y que indaga en la relación entre el genio británico (interpretado por Anthony Hopkins) y esta mujer, hasta ahora en la sombra, que el director Sacha Gervasi ha sacado a la luz en todo su esplendor, gracias en parte a la interpretación de Helen Mirren.

En las 600 páginas que el célebre especialista y escritor británico David Thompson le dedica a la historia del cine en su fabuloso The Big Screen, publicado en 2012, Alfred Hitchcock y sus películas aparecen en más de 50 páginas. La referencia a su mujer, Alma Reville, se limita a 25 palabras: “En 1926, cuando Alfred Hitchcock empezaba a dirigir, se casó con Alma Reville, una experta guionista y montadora que trabajó a su lado durante décadas”. Esa podría ser la exigua e injusta sinopsis de su talento, pero la película Hitchcock se esfuerza en demostrar, utilizando como telón de fondo el proceso de incubación y rodaje de Psicosis, lo importante que fue Reville no solo en el desarrollo de una película que revolucionó el género del suspense (y con la que el director desafió a Hollywood al producirla y promocionarla en solitario —fue la primera vez que un director apareció en el tráiler de una película—), sino en toda su filmografía. “Yo había oído hablar de Alma, pero quien realmente me permitió entender lo importante que fue para Hitchcock fue su hija Patricia, autora de unas memorias tituladas precisamente Alma Hitchcock: the woman behind the man (La mujer detrás del hombre). Todo el mundo consideraba a su padre un genio, pero ella prefirió escribir sobre su madre. No puede haber reconocimiento mayor. Y en el libro, Patricia habla de Alma como de una persona feliz, sin resentimientos, a la que no le importó que todos los méritos se los llevara su marido, aunque ella colaborara en casi todas sus películas y tomara decisiones clave”, explica Mirren durante un encuentro con la prensa en Londres.

Ella fue, por ejemplo, quien insistió para que Hitchcock pusiera música en la inolvidable secuencia de la ducha de Psicosis y la única que durante el montaje vio que Janet Leigh tragaba cuando supuestamente ya estaba muerta en la ducha, por lo que hubo que cortar ese fotograma. Además, conocida por su buen oído para los diálogos, retocaba todos los guiones de su marido, revisaba el montaje, daba el visto bueno en el casting y realmente formaba equipo con Hitchcock, aunque rara vez apareciera en los rodajes. En realidad, ese es uno de los peros que le pone al filme de Gervasi (director del documental Anvil y coguionista de La terminal) Patrick McGilligan, autor de la biografía Alfred Hitchcock: una vida de luces y sombras. Tras verlo, afirmó en la radio pública estadounidense NPR: “Los correos electrónicos sorprendidos han dado la vuelta al mundo ante una secuencia en la que Alma dirige un importante momento de Psicosis mientras Hitchcock está en la cama con una enfermedad supuestamente inducida por sus problemas matrimoniales. Eso es absoluta ficción”. En el filme se les presenta como a un equipo creativo, pero cuya relación está minada por los celos. “Eso tampoco fue así. Yo siempre he dicho que es uno de los escasos matrimonios felices de Hollywood, duró más de 59 años. Y siempre trabajaron juntos, aunque la película se esfuerza sobremanera en retratar a Alma como la persona que le salva de todas sus crisis”.

Sin embargo, en otro filme de estreno reciente producido por la televisión HBO, The girl, la conocida obsesión de Hitchcock por las rubias y sus supuestos devaneos a espaldas de Alma se muestran de forma mucho más contundente que en Hitchcock.

Alma Reville trabajaba como montadora cuando conoció a su futuro marido en Londres al principio de su carrera. “Les unía su pasión por el cine y su gran sentido del humor. Él confiaba ciegamente en su opinión, ya que tenía un ojo increíble para los diálogos y para la edición. Sin embargo, vivían en una era en la que las mujeres no reclamaban el reconocimiento, como sí ocurre ahora. Y creo que ellos llegaron a un compromiso, como suele ocurrir en muchos matrimonios, que en ningún caso frustró las aspiraciones profesionales de Alma, o al menos eso se desprende de las memorias de su hija”, continua Mirren.

Anthony Hopkins, que se ha metido en la piel del director, va más allá. “Ella era la instigadora y la fuerza clave en su vida, pero creo que prefirió quedarse en segundo plano porque sabía perfectamente que su marido era un narcisista. A él le encantaba ser una celebridad, era un hombre brillante, pero como muchos hombres brillantes era un egoísta. Alma, en cambio, era una persona tolerante y eso facilitó su relación”.

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