_
_
_
_
_

El triste (e irónico) desvarío de desamor de un cineasta

Elías Siminiani compite al Goya al mejor documental con su autobiográfico ‘Mapa’

Gregorio Belinchón
Fotograma de la película 'Mapa', de Elías León Siminiani.
Fotograma de la película 'Mapa', de Elías León Siminiani.

Érase una vez un cortometrajista de reputada carrera, que entró en la vorágine de las series de televisión y acabó desnortado. En lo profesional y en lo personal. Érase una vez Elías León Siminiani (Santander, 1971), un cineasta que en 2008 empezó a grabar su vida —“como si el amor pudiese demostrarse a posteriori en vídeos”, dice con sorna su propia voz en off—, sus desvaríos de enamorado, que le llevaron a vagar durante meses por India, a dejar de lado la película, a retomarla y a acabar rematándola a inicios de septiembre de 2010. Mapa, que así se llama el documental autobiográfico, se estrena mañana en cines y es candidato al Goya en su categoría. Y demuestra un humor socarrón y liberador en el alma de un tipo que en pantalla es capaz de llevarse la contraria con una voz que bautiza como el Otro.

“Todo lo que cuento es 100% real. Aunque ya me he alejado de mí mismo con este personaje... bueno, aún estoy luchando. Me ha ayudado el tiempo, porque han pasado cuatro años desde el inicio. Agradezco a las dos productoras que hayan apoyado durante este largo periodo el proyecto”. Su Siminiani de Mapa está más cerca de los personajes del actual boom del cómic autobiográfico que del Cercas más reelaborado de Soldados de Salamina. “Pero el tono de Javier Cercas está muy presente, porque bebe del nuevo periodismo de los sesenta, que adopta diversos aspectos dramatúrgicos para ayudar a la narración”. El director saca a su exnovia, explica cómo se va a India tras el rastro de otra chica cuando una canción de Matthew Sweet, Walk out, le enciende el alma. De paso, un poco de Wong Kar-Wai, de Truffaut, de Hitchcock... Referencias para la generación que nació a inicios de los setenta. “Son ganchos que lanzo al público. Porque lo que yo deseo es comunicarme con el espectador, que el filme sea entretenido”. ¿La mayor batalla de Mapa? “Saber dónde situarme”, dice, mencionando los trabajos de Cavalier, Marker o I’m still here, con Joaquin Phoenix. “Uno de los grandes peligros era encontrar la frontera entre lo público y lo privado. La presencia del Otro desarticula los riesgos que se cruzaban en la historia”.

Mapa es, en el fondo, una comedia divertidísima porque todos nos podemos ver retratados en Siminiani, porque es humano enamorarte de alguien que ni es consciente de lo que ha provocado en tu interior. “Ainhoa, mi exnovia, mi amiga, ha sido cómplice absoluta de mi debut en el largo [magistral el momento en que ella le ofrece con inocencia unas moras para comer y él está a punto de derrumbarse llorando]. En cuanto a Luna [nombre ficticio de la chica por la que va a India], hizo dos veces de filtro. La última, cuando ya vio la película acabada. Le impactó lo que había provocado en el protagonista”, cuenta el director, usando la tercera persona para distanciarse.

Elías León Siminiani.
Elías León Siminiani.

El cineasta tiene una legión de amigos-fans en el cine: Eduardo Chapero-Jackson, Isaki Lacuesta, Andrés Duque, David Pinillos (que califica a Siminiani como “talentazo, el tipo que mejor pilla la verdad, el motor detrás de todos nosotros”) y Daniel Sánchez Arévalo, que aparece en Mapa: “Elías es neurótico, despistado, perfeccionista hasta la parálisis, despistado... y encantador”.

El Siminiani presente ha encontrado su carrera en este juego ficción / no ficción con una serie de cortos documentales y con El premio, candidato el año pasado a los Goya, que mezcla verdades y mentiras sobre la candidatura al Goya a la mejor actriz secundaria de Pilar Castro por Gordos. “Me gustaría seguir por ahí, por combinar al 50% ficción / no ficción”. Y no olvidará dos de los descubrimientos de Mapa: la grabación de las fachadas de edificios racionalistas para no mezclarse con la vida que le rodea en la calle —“Tengo un proyecto sobre el espacio urbano que irá por ahí”— o el delirio de enfocar a una vaca lejana mientras rehúye a un niño que le pide que le grabe. “El prota va buscando algo sin darse cuenta de que está delante de sus narices. Toda una lección de vida. La voz lo explica... En realidad, es que ya he incluido de oficio los audiocomentarios cañeros de extras de los DVD”. Como le dice Ainhoa, mientras graba ella al final. “Anda, haz el favor de seguir y cállate ya”. El Otro estaría orgulloso.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_