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Las hermanas bastardas de ‘Orgullo y prejuicio’

Las versiones del clásico de Austen se multiplican por su rentabilidad comercial. Secuelas y adaptaciones zombi y porno colman la oferta editorial

Carmen Mañana

Con colmillos, esposas o braga-fajas. Orgullo y prejuicio ha sido tantas veces versionada (y en ocasiones ultrajada) que dichas variaciones constituyen ya un subgénero en sí mismo. Una categoría que explota la popularidad de la novela firmada por Jane Austen y la insaciable voracidad de los fans de la autora británica. Y es que reinterpretar la fórmula argumental creada ahora hace 200 años ha demostrado ser muy rentable en términos comerciales.

Como prueba el caso del Diario de Bridget Jones (Lumen). Este bestseller de 1996 -que incluso dio origen a una nueva tendencia editorial, el chick lit- no es más que una adaptación libre y actual del accidentado romance entre Elizabeth Bennet y Mr. Darcy. De hecho, Helen Fielding bautizó sin disimulo al protagonista masculino de su novela como señor Darcy. Un personaje que, en su taquillera adaptación al cine, fue interpretado por Colin Firth, actor que alcanzó la fama dando vida al original en una adaptación televisiva de la BBC. Pura ironía y oportunismo metaliterario.

Los personajes y las relaciones que describe Austen siguen resultando igual de vigentes pese a los cambios que la sociedad ha sufrido en estos dos siglos, según apunta David Shapard, autor de The Annotated Pride and Prejudice y uno de los mayores expertos mundiales en la obra de la escritora. “El argumento central, la historia de un hombre y una mujer que están hechos el uno para el otro pero tardan tiempo en darse cuenta por el orgullo de ambos y ciertos malentendidos, todavía sigue siendo común. Igual que la situación que vive la heroína: Elizabeth se siente avergonzada por el comportamiento de su familia y no encuentra la forma de evitarlo. Y, ¿quién no conoce a un hombre como el señor Bennet, que no es feliz en su matrimonio y se esconde tras el sarcasmo al tiempo que abandona sus responsabilidades familiares?”, argumenta.

Los personajes y las relaciones que describe Austen siguen resultando igual de vigentes pese a los cambios que la sociedad ha sufrido en estos dos siglos

Quizá por eso resulte tan fácil y efectivo volver una y otra vez sobre la obra que Austen esbozó con solo 21 años. Aunque a veces, como escribiría la propia autora, se sobrepasen “los límites del decoro”. Porque profanar el clásico de la literatura inglesa infectando sus páginas con muertos vivientes no parece, a priori, muy buena idea. Pero Orgullo, prejuicio y zombis (Umbriel), el delirante mash up (revoltijo) que Seth Grahame-Smith perpetró en 2009, se convirtió en un pequeño fenómeno, encabezó la lista de libros más vendidos de The New York Times y abrió la puerta a otros monstruosos híbridos como Sentido, sensibilidad y monstruos marinos o Abraham Lincoln, cazador de vampiros, que incluso ha sido llevada al cine.

Heredera de este ejercicio de mestizaje es la última versión  a medio camino entre Orgullo y prejuicio y 50 sombras de Grey que propone la editorial Clandestine Classics. En ella, las hermanas Bennet reniegan del recato mojigato en favor del bondage. Jane Austen porno. Tres palabras que, juntas, calcinan la retina de muchos. Pero que, si logran atraer solo a una parte de los lectores de ambos bestsellers, asegurarán el éxito de ventas de este experimento.

Además de adaptaciones, algunos autores optan por ampliar el universo creado por Austen para regocijo de tantos que se quedaron con ganas de más tras leer sus 61 capítulos ¿Qué hubiese sucedido si la autora viviese en la época de las heptalogías tipo Harry Potter? Quizás habría continuado el relato donde lo dejó, tal como hace P. D. James, la gran dama del crimen británica, en La muerte llega a Pemberley (Bruguera). Reproduciendo el estilo literario austeniano, introduce un misterioso asesinato en la perfecta vida marital de los Darcy y, por el camino, profundiza en el retrato social que tanto admiraron escritores como Vladimir Nabokov, David Lodge o William Somerset Maugham.

Además de adaptaciones, algunos autores optan por ampliar el universo creado por Austen para regocijo de tantos que se quedaron con ganas de más tras leer sus 61 capítulos ¿Qué hubiese sucedido si la autora viviese en la época de las heptalogías tipo Harry Potter? Quizás habría continuado el relato donde lo dejó, tal como hace P. D. James, la gran dama del crimen británica, en La muerte llega a Pemberley

La autora de El pájaro espino, Colleen McCullough, elige a Mary, la más gris de las hermanas Bennet, y la sitúa también en el centro de una trama negra en The Independence of Miss Mary Bennet.

Pero si algún género ha exprimido Orgullo y prejuicio hasta el paroxismo ese ha sido el de la novela romántica. Tal vez porque, como apunta Shapard, su estructura argumental es, de forma muy simplificada, la que articula decenas de comedias románticas: “Chica y chico se conocen, son antagonistas durante un tiempo, luego se reconcilian y son felices para siempre”.

De entre los cientos de títulos, cabe destacar por su astucia comercial la obra de Amanda Grange, que ha explotado el filón de los cuadernos de memorias supuestamente escritos por los personajes masculinos de Austen en Darcy's Diary: Pride and Prejudice through the eyes of Mr. Darcy (El diario de Darcy: Orgullo y prejuicio a través de los ojos del señor Darcy), Wickham’s Diary (Orgullo y prejuicio), Edmund Bertram’s Diary (protagonista de Mansfield Park), Colonel Brandon’s Diary (protagonista de Sentido y Sensibilidad), Mr. Knightley Diary (Emma) y Captain Wentworth's Diary (Persuasión). Además, ha publicado las inclasificables Mr. Darcy, Vampyre y Pride and Pyramids: Mr. Darcy in Egypt.

 Abigail Reynolds ha llegado a ejecutar hasta cinco versiones alternativas de la segunda obra de Austen, compiladas en A Pemberley Medley. En todas ellas se plantea qué hubiera sucedido si algún hecho de la historia original se hubiese desarrollado de una forma distinta. ¿Y si una riada hubiese dejado aislados a Mr. Darcy y Elizabeth Bennet?, ¿Y si ella hubiese aceptado la proposición de matrimonio de otro después de rechazar la de Fitzwilliam?

 ¿Y si Jane Austen levantase la cabeza?

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