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Entre programas añejos y vergüenzas ajenas

Ninguna cadena apuesta por la originalidad en Nochevieja

Anne Igartiburu e Imanol Arias en TVE
Anne Igartiburu e Imanol Arias en TVE

El año en que Mediaset dio las mismas campanadas para todos sus canales (Cuatro, Telecinco...), Imanol Arias —y su comentado tupé— aprovechó su momento de gloria campanuda para, en uno de los minutos más vistos en la televisión pública, marcarse un discurso social con frases como: “A un país no se le puede hacer vivir pobremente, por eso nos van a obligar a intentar ser felices”, y Carlos Sobera, en Antena 3, sujetó como pudo el vestido de Paula Vázquez a pocos segundos de que sonaran las doce.

TVE: Tortilla española

Tú pones a Gila, a Josema Yuste y a Juan Carlos Ortega, pides el auxilio de Carlos Latre, David Fernández, Toni Leblanc y Santiago Segura, lo mezclas todo en programas sucesivos para animar el fin de año y consigues la impresión de que has hecho un programa único. Si a esos ingredientes añades a Imanol Arias para que dé las campanadas de la medianoche más emblemática (la palabra es suya) del año, entonces habrás conseguido un notable alto con dos de pipas. Gila es un valor seguro, como Tip y Coll; su presencia, en un programa antológico realizado por los profesionales de TVE, fue un recordatorio de la esencia española: no es que estemos mal, es que el mal nos precede y Gila lo contó hace siglos como si hablara ya de lo que hoy sucede. Yuste, que estuvo siempre al borde del recuerdo de la simpar empanadilla de Martes y Trece, hizo un guiño retrospectivo de su saludable asociación con Millán Salcedo, y se atrevió con un gag Rajoy-Merkel que concluyó con el intento del trasunto del presidente de hacerle a su colega alemana una tortilla española, pero encontró que no tenía huevos. Esa parte de la noche reclamaba más Tip y Coll (muy bien Josema y Latre en el papel de los dos profesores del surrealismo) y menos Messi-Ronaldo. La incursión de Toni Leblanc, atraído por Santiago Segura desde ultratumba, fue lo mejor del programa que presentaron Silvia González y Juan Imedio, y en ese tramo resultó estupefaciente la conexión con Canarias para que desde el Puerto de la Cruz se cumpliera el rito de la hora menos. Pero es que no consiguieron sacar de la tierra donde están el Valle de La Orotava y el Jardín Botánico ni una imagen que estuviera a la altura de estas bellezas. La 2 se atrevió con un programa, Campanada, en el que Juan Carlos Ortega le sacó punta a lo que pasa utilizando el espíritu vitriólico de los telespectadores, que enviaron sus vídeos disconformes con el ambiente general de pleitesía que tienen esas noches risueñas. Ya había roto el esquema Arias, que llegó feliz pero indignado a la Puerta del Sol y ante Anne Igartiburu lanzó un editorial social que resulta ahora tan saludable como el humor de Gila.— JUAN CRUZ

ANTENA 3: Refrito conocido

Lo más solvente que Antena 3 tenía a mano para competir eran Paula Vázquez y Carlos Sobera, profesionales con tablas y agraciados con esa familiaridad que hace falta para que los españoles te elijan para meterte en sus brindis caseros. Lástima para su glamur que brindaran con cerveza y contaran las campanadas sobre sus chapas. Ah, claro, es que las privadas viven de la publicidad, no como la pública, que en vez de poner anuncios machacaba con un concurso telefónico que repartía coches. No sé qué prefiere usted: yo me quedo con el anuncio de Fofito.

No era día para experimentos. Las últimas horas del año viejo las rellenó Antena 3 tirando del archivo de El hormiguero, Buenafuente, Tu cara me suena o Atrapa un millón. Y las primeras horas del nuevo las ocupó Cantando al 2013, que también iba de reciclaje, es decir, que recopilaba actuaciones musicales diversas subtituladas al modo del karaoke. Así supimos que Macaco dice “oéoéoé” y Shakira “ahá ahá ahá”. En Nochevieja funciona el refrito. No sabe tan rico como la primera vez, pero tranquiliza como lo malo conocido.— RICARDO DE QUEROL

MEDIASET: La que se avecinaba

Como hay tiempo para preparar las uvas de 2013, a no ser que Montoro-Wert logren lo que no consiguieron los mayas, Tele 5 debería subastar la pareja de presentadores. No solo no les costaría dinero la gala, sino que Vasile presentaría superávit y, a buen seguro, la audiencia no se resentiría. Por ahí deben ir los tiros, pues en la gala de martes ensayó con los protagonistas de La que se avecina, el nombre no llamaba a engaño. Jordi Sánchez (Recio en la serie), Vanessa Romero (Raquel) y Pablo Chiapellas (Amador) se encargaron de esos minutos simbólicos que, en su caso, fueron patéticos. El bodrio que Tele 5 consiguió en los últimos quince minutos del año será difícilmente superable. En ese sentido seguro que el final de 2013 será mejor. Ahí Rajoy va a tener razón.

Los tres actores trasladaron las bromitas de su serie a un marco muy diferente. Al margen de la gente que desconociera la teleserie, tampoco fue de recibo que los guionistas incluyeran sus chistes de trazo grueso a un momento y audiencia muy diferentes. Que el facha Recio mentara la vacuna para curar la homosexualidad o a los tanques para invadir Cataluña, no hizo al auditorio familiar partirse de la risa.

En medio de tal disparate, Vanessa Ramos se despidió con un refresco entre las manos; antes había contado las excelencias de un parque de atracciones y, ya con Jordi Sánchez, al que se le saltaba la risa, las maravillas de una tarjeta de crédito. Todo muy cutre, excesiva e innecesariamente cutre. Que vuelvan la Pantoja y Jorge Javier o que la cadena prepare un reality de candidatos para cantar las uvas. Todo será más digno que lo emitido por Tele 5.— JAVIER MARTÍN

LA SEXTA: Chicote hasta la última uva

Chicote, el cocinero que riñe a los concursantes como un hermano mayor para enderezar su vida y su restaurante, es el descubrimiento del año para La Sexta. A diferencia de otros chefs televisivos, lo de Chicote no trata de gastronomía sino de coaching (tradúzcalo como entrenamiento o contrate a un consultor que se lo explique). No se luce en los fogones sino en psicología, aunque su asertividad pase a menudo por grandes broncas y lluvias de tacos. Ese carácter campechano ha enganchado a la audiencia a riesgo de empacharla.

Vimos a Chicote en acción en su Pesadilla en la cocina y a continuación el mismo Chicote presentaba las uvas junto a Sandra Sabatés, la copresentadora de El intermedio, de Wyoming, empeñados los dos en hacernos vibrar con la magia de un momento vivido mil veces. Tras las uvas, nada de galas, sino una peli familiar: Gremlins. Eran las 2 y ya había ocupado la pantalla el mismo farsante de todas las madrugadas, un autodenominado vidente que dice a gente incauta lo que les pasa y les corta antes de que puedan replicar. Señal de que pasó otro año pero de que somos iguales.— R. Q.

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