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EN PORTADA/ CRÍTICA

Infancia y juventud en la casa de la pobreza

'Cambios' es un encargo hecho por una editorial india para responder a la pregunta ¿qué fue del comunismo?

El Nobel chino Mo Yan.
El Nobel chino Mo Yan.AP

Mo Yan, novelista de aliento, autor de extensas novelas que van de una representación tradicional y un tanto romántica de la vieja China hasta la sátira inmisericorde de la China moderna, cambia de registro para ofrecer una narración corta, de una melancólica sencillez y de apariencia un tanto deslavazada, como escrita a impulsos, bien distinta de la organizada, minuciosa y ambiciosa construcción a la que nos tiene acostumbrados. Al parecer, este libro es un encargo hecho por una editorial india para responder a la pregunta ¿qué fue del comunismo? Ni que decir tiene que el libro no responde en absoluto a esta pregunta porque Mo Yan se decide por contarnos, de manera autobiográfica, unos retazos de su infancia y su juventud.

La vida del niño y del joven Mo Yan es asombrosamente parecida a la de un niño español de la posguerra

Lo primero que llama la atención es que, tratándose de una época en que el país estaba inmerso en la construcción del socialismo, la vida del niño y del joven Mo Yan es asombrosamente parecida a la de un niño español de la posguerra, es decir: la vida en un país pobre y empobrecido, de escasos recursos, construido piramidalmente sobre la exaltación del líder, donde la picaresca y el enchufismo son la manera de medrar, visto desde la ignorancia de una mentalidad rural acostumbrada al servilismo. Las emociones, deseos, ilusiones y frustraciones del niño y del adolescente Mo Yan no son ajenas a las de tantos españoles obligados a desarrollarse en los tristes y mediocres años cuarenta y cincuenta del pasado siglo; dicho sea esto teniendo en cuenta las notables diferencias culturales y geopolíticas de ambos países. Y quizá la respuesta esté, sencillamente, en la esencial universalidad de las emociones y sentimientos que caracterizan a la especie humana.

El camino de Mo Yan para convertirse en escritor, a tenor de lo que en el libro se nos cuenta, es una epopeya moderna, es decir, una de esas historias en las que el héroe es un personaje del montón cuya única preocupación es salir adelante, pero al que una sensibilidad inicial empuja por inesperados derroteros. “Tan poca cosa era yo que aun sabiendo perfectamente que el profesor Liu había anunciado mi expulsión (de la escuela) a todo el mundo por megafonía, a mí la escuela seguía gustándome, y seguía yendo allí con mi vieja mochila a ver si tenía ocasión de colarme”. Ese afán por ser alguien del que no tiene prácticamente nada es el acicate que lo empuja hacia una superación más instintiva que consciente. Cuando comprende que no tendrá nunca acceso a la Universidad por ser un campesino de baja categoría social, debe buscar otra salida. “En aquella época, el acceso a la Universidad no era mediante examen, sino mediante recomendación de un campesino pobre o medio-inferior, y aunque cumplía en teoría con los requisitos, en la realidad no tenía ninguna posibilidad: el cupo anual de candidatos era tan reducido que ni siquiera bastaba para los hijos de los cuadros de la comuna”. Así pues, nuestro autor decide enrolarse en el ejército como medio para mejorar de vida y, sobre todo, salir del pueblo. Estando allí, consigue ir a Pekín para cumplir una misión consistente en llevar manzanas y cebolletas al cuartel general del Estado Mayor y el impacto de esa visita a la gran ciudad le deja conmocionado.

Mo Yan se encuentra en el lugar adecuado en el momento adecuado

Así es como, a empujones, más desesperanzado que ilusionado, actuando como un perfecto autodidacto, llega a convertirse en lo que él mismo define como “un soldado raso que desempeñaba las funciones de un oficial, que en sus clases hablaba sin parar, desgañitándose, de teoría marxista y al mismo tiempo era capaz de escribir novelas”. A partir de entonces, Mo Yan sigue siendo un ejemplo de vida bajo un régimen autoritario donde la conformidad con la sociedad está absolutamente reglamentada. La diferencia es que él consigue llamar la atención, destacarse en tanto que escritor, y esa será su posibilidad de deshacerse de un vulgar y triste destino. La muerte de Mao, que cambia el curso de China, hará el resto. Mo Yan se encuentra en el lugar adecuado en el momento adecuado.

Al mismo tiempo, en este libro, escrito bajo la mirada de la madurez, se habla de las mujeres y los amigos con una conmovedora melancolía. Por las páginas del libro van pasando, entre otros, su esposa, su amigo He Zhiwu, un frescales que ahora representa al nuevo hombre que comienza a hacer fortuna con los negocios, o la bella Lu Wenli, que lo desdeñó cuando él trabajaba en la fábrica para acabar sujeta a dos matrimonios desdichados y que acude a él para solicitar un enchufe para su hija. El libro es una suerte de breve y sencillo canto a la juventud perdida, una mirada melancólica a un mundo del que logró salir, pero cuya emoción y sentimientos es incapaz de olvidar.

Cambios. Mo Yan. Traducción de Anne-Hélène. Suárez Girard. Seix Barral. Barcelona, 2012. 128 páginas. 16,49 euros (electrónico 9,99)

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