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opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Limitaciones

David Trueba

Desengáñense, hasta que el Barça no terminó su partido contra el Levante no comparecieron los líderes políticos para mitinear los resultados. Ese Barça, con un equipo al completo formado en su cantera, incluido el entrenador, es la mejor representación de algo que los políticos, por más que se esfuercen, nunca alcanzan. El reconocimiento, pues, de las limitaciones de cada uno sería la mejor conclusión de la noche electoral. Pero no fue por ahí. A Mas se le notaba el gesto fatigado y la tensión delatada en su ceja derecha. Puede que el gran ganador en sus filas sea finalmente Duran i Lleida, que incluso apoyado en una bien gráfica muleta, mostraba ese gesto tan carpetovetónico del “ya te lo decía yo”.

En las cadenas nacionales había euforia, y era tal el subidón de algunos contertulios que los moderadores recordaban a los que se incorporaban tarde que CiU sacaba 30 escaños al segundo, por si acaso no lo deducían por los comentarios. Trasquilado en su búsqueda oportunista de una mayoría excepcional, sería bueno que Mas, en el estado crítico de la actualidad, usara para el bien común su minoría excepcional. Alicia Sánchez-Camacho, con un hallazgo afilado, definió a Mas como el president de Esquerra Republicana. Más incómoda era la presencia a su lado del ministro del Interior y ese agradecimiento por haberse involucrado tan a fondo en la campaña. Sonaba a ironía cruel, pero esconde un enorme perjuicio a las instituciones del Estado, aumentado en una jornada en la que se detuvo a una cámara de laSexta por intentar hacer su trabajo.

Los triunfos de Junqueras, Herrera y Rivera no ocupaban el espacio que merecían y hasta una contertulia se empeñaba en llamar al partido de este último “Ciudadans”, en una curiosa mezcolanza del nombre real de la formación y su aproximación castellana. Esquerra, y aún menos la CUP, carecieron de voz en la televisión pública nacional, algo que se tendría que hacer mirar, porque deja fuera de sus debates y análisis a nada menos que 23 escaños del nuevo Parlament. La mejor noticia para Pere Navarro, del PSC, es que, vencido el gran abstencionismo, pueden pararse a mirar lo que han ido a votar muchos de sus antiguos simpatizantes.

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