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Una apuesta por la diplomacia cívica

Rodolfo Martín Villa presenta “El oficio de unir”, de Antonio Sáenz de Miera

La presentación del libro 'El oficio de unir', cuyo autor es Antonio Sáenz de Miera (Cercedilla, 1935), se ha convertido este lunes en una aldabonazo a favor de la necesidad de desplegar una diplomacia cívico-social para combatir la presente crisis con empuje semejante al que impulsó la transición del franquismo a la democracia. Así se ha puesto de relieve en el acto que ha congregado en Madrid a numeroso público para escuchar la glosa del libro por parte de Rodolfo Martín Villa, ex vicepresidente del Gobierno y exministro del Interior; Javier Gomá, Premio Nacional de Ensayo y director de la Fundación Juan March, así como al catedrático Francisco Laporta y el economista Enrique V. Iglesias, responsable de la Secretaría General Iberoamericana. Esta institución ha sido la anfitriona del acto, celebrado en su sede madrileña del paseo de Recoletos.

El libro ha sido definido por Javier Gomá como una “memoria profesional”, escrita de manera “secuenciada, ordenada, pedagógica e instructiva” y con “pudor hacia las personas”; en su texto, recorre la estadía y el pasaje del veterano autor por los orígenes, en España, de ámbitos de actividad tan procelosos como el de las compañías eléctricas, principal lobby nacional, en los años 60; las fundaciones, de las que el autor fue importante mentor una década después; la incipiente apuesta tecnológica española -impulsada por el Rey tras una visita a Sillicon Valley, señala el autor- en los años 80 y posteriormente en las relaciones Universidad-Empresa, fértil lugar de encuentro de cuya definición Sáenz de Miera fue en España abanderado.

Relación Capital-Trabajo

Con la Política Social como nexo de unión entre estos ámbitos, germinada aquella en torno a las relaciones entre Capital y Trabajo, los presentadores del libro glosaron el alcance político, jurídico y social, señaladamente laboral y formativo, adquirido por los actos protagonizados en aquellos años por el autor, pionero en el estudio sistemático de lo que se ha venido en llamar la Transición socio-laboral española. Este proceso, mucho menos conocido que el de la Transición política, cobró un impacto real, a su juicio, de mayor calado que éste y cuyas fuentes Sáenz de Miera sitúa en el tan mentado como mitificado y desconocido Mayo francés de 1968, estudiado a fondo por el autor del libro.

El hispano-uruguayo Enrique Iglesias subrayó la ayuda prestada por el autor de “El oficio de unir” en “la construcción de una institucionalidad que allanaría el difícil camino de la democracia naciente” a la sazón. Y ello en una España que, en el origen del posfranquismo, “tuvo que reinventarse a sí misma”.

Todas las intervenciones giraron en torno a la dicotomía -y la consecutiva conjunción por la que Sáenz de Miera apostó desde el principio- entre los intereses privados y el interés general, dilema que plantea problemas de gran alcance socio-político y sindical, y que las fundaciones surgidas del mundo de las grandes empresas y de la sociedad civil, supuestamente perseguían cohonestar.

El exministro del Interior y responsable de Endesa, Rodolfo Martín Villa, que definió el libro como un relato “entrañable en sus referencias a personas”, aseguró que muestra “congruencia entre lo que se dice y lo que se hace”. Martín Villa planteó como cuestión cardinal la pregunta: “¿Es posible que el interés general pueda ser gestionado desde la empresa privada?”, para insinuar después su enraizada creencia en la autonomía del Estado como territorio neto de la Política. “Privatizamos Endesa para verla regresar luego a la esfera pública, pero italiana”, bromeó. E instó luego a admitir, al menos, “la responsabilidad compartida al 50 por ciento por la esfera pública y la privada en cuanto a la generación de la presente crisis económica”.

Tres prejuicios

Por su parte Javier Gomá, a la hora de conceptualizar el enjundioso asunto de las fundaciones, enunció tres prejuicios paradigmáticos: el liberal, que a su juicio excluye la acción estatal de la iniciativa hacia el interés general; el socialdemócrata, estatalista a tope y excluyente de la esfera privada; y el fiscal, cuya declinación ha llevado hoy a algunos a concebir las fundaciones como meras coartadas para sortear al fisco.

El profesor Francisco Laporta, prologuista del libro, remarcó a su vez que las distinciones al uso que se establecen entre la esfera de lo estatal y la de la empresa privada “no tienen en cuenta que la iniciativa de los particulares depende de la seguridad jurídica, que es en sí misma un tejido del interés general”.

Los tres glosadores del libro remarcaron la necesidad de trayectorias de conciliación y consenso -como las que Antonio Saénz de Miera ha encarnado en su trayectoria profesional- y que en la presente situación se ven trocadas en un disenso desprovisto por completo de sintonía entre las grandes formaciones políticas, a diferencia del clima de concordia dentro de la pluralidad, que presidió la transición de la dictadura franquista al régimen de libertades.

El oficio de unir. Reflexiones y experiencias de un hombre inquieto. 394 páginas. Editorial Universitas. 23.90 euros.

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