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Otros sonoros y culturales rechazos

Un repaso a las negativas más emblemáticas de los artistas a los premios Nacionales

'NO', escultura del artista español Santiago Sierra expuesta en 2010 en la bienal de Carrara, Italia.
'NO', escultura del artista español Santiago Sierra expuesta en 2010 en la bienal de Carrara, Italia.

Las motivaciones han sido muy diversas, como diferentes y prolongados en la historia los momentos, pero el gesto de un intelectual rechazando un premio Nacional no es nuevo en la cultura española, aunque sí inusual. Es cierto que ahora el clima político y de inquietud social podría intuirse apresuradamente como uno de los factores que ha llevado a Javier Marías a declinar sonoramente el honor del Premio Nacional de Narrativa. No es del todo cierto y así se ocupó de explicarlo el autor de Corazón tan blanco durante 45 minutos de rueda de prensa ayer por la tarde en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Repasamos cronológicamente las negativas de otros artistas a ser galardonados por premios dotados con dinero público u otorgados por instituciones del Estado.

Noviembre de 2010. Santiago Sierra rechaza el Premio Nacional de Artes Plásticas. El método utilizado por Sierra para informar a la entonces ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, fue dirigirle una misiva a través de un post publicado el día 5 de noviembre en el blog Contraindicaciones. En ella se podían leer las claras y concisas motivaciones políticas y de conciencia del artista: “El arte me ha otorgado una libertad a la que no estoy dispuesto a renunciar. Consecuentemente, mi sentido común me obliga a rechazar este premio”. “Un Estado que pide a gritos legitimación ante un desacato sobre el mandato de trabajar por el bien común sin importar qué partido ocupe el puesto. Un Estado que participa en guerras dementes alineado con un imperio criminal. Un Estado que dona alegremente el dinero común a la banca. Un Estado empeñado en el desmontaje del Estado de bienestar en beneficio de una minoría internacional y local”. El galardón estaba dotado con 30.000 euros y le fue concedido por el Ministerio de Cultura. Según la entonces directora general de Bellas Artes y Bienes Culturales, Ángeles Albert, aquella era la primera vez que un artista plástico renunciaba a este premio.

Enero de 2001. El diseñador Daniel Gil, mítico autor de más de 4.000 cubiertas de libros de Alianza Editorial, renuncia a una Mención Honorífica de los Premios Nacionales de Diseño en los que Mario Eskenazi obtiene el Premio Nacional. El periodista Miguel Mora publicaba la noticia unas semanas después de que le fuera otorgada la mención, momento en el que Gil desechó la distinción. El galardón, creado en 1987 para premiar a diseñadores y empresas innovadoras, carecía de dotación económica a diferencia del resto de premios nacionales. Daniel Gil, por entonces septuagenario, desde su casa madrileña, explicó que había tenido siempre la sensación de haber sido “una especie de aspirante perpetuo” al Premio Nacional. Gil criticaba que el hecho de tratarse del décimo aniversario del galardón había llevado al ministerio a repartir cuatro menciones honoríficas distintas, algo que para el diseñador no era del todo serio ya que incluía “una abultada lista de empresas, escuelas y personas que patrocinan, enseñan, gestionan o critican el diseño sin ejercerlo”.

Noviembre de 1994. Albert Boadella y su compañía catalana de teatro, Els Joglars, rechazan el Premio Nacional de Teatro 1994, que les fue concedido junto a Guillermo Heras, director, hasta julio de aquel año, del Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas. Entonces, la socialista Carmen Alborch ostentaba la cartera de Cultura en el Gobierno. La periodista Rosana Torres recogía el día 24 de noviembre las siguientes declaraciones del actual director de los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid: “La oficialidad no estuvo con nosotros en los momentos difíciles; ahora resulta que sí les ha convenido, seguramente porque se han agotado todos los premiables; pero a nosotros ahora no nos conviene.... “Es un problema de estética”. “Renunciamos rotundamente no sólo al honor sino al dinero, [el premio estaba dotado con 2,5 millones de pesetas, 15.000 euros] que se lo den al señor Heras que ha sido un funcionario obediente, nosotros no hemos sido obedientes ni lo vamos a ser jamás", remachó Boadella.

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