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Marías: “Si hubiera estado el PSOE en el poder habría hecho lo mismo”

Las principales declaraciones del escritor tras rechazar el Premio Nacional de Narrativa

La rueda de prensa en la que Javier Marías explica por qué rechaza el Premio Nacional de Narrativa.Foto: overonaelpais

"Estoy siendo coherente con lo que siempre he dicho, que nunca recibiría un premio institucional. Si hubiera estado el PSOE en el poder hubiera hecho lo mismo". Estas son las primeras declaraciones del novelista madrileño Javier Marías, quien ha rechazado el Premio Nacional de Narrativa, que concede el Ministerio de Cultura.

Marías ha convocado una rueda de prensa en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, para explicar los motivos de este rechazo. El escritor ha acudido al Círculo a pie desde su casa, cercana a esa institución. El galardón está dotado con 20.000 euros y, según fuentes de Cultura, ese dinero se quedará en su presupuesto.

Estos son extractos de la intervención de Javier Marías

"He rechazado toda remuneración que procediera del erario publico. He dicho en no pocas ocasiones que en el caso de que se me concediera no podría aceptar premio alguno. Hasta ahora no se había dado el caso, con excepción del Nacional de Traducción [que Marías ganó en 1979 por La vida y las opiniones del caballero Tristram Shandy]. Ahora que se da el caso, sería aprovechado desdecirme de lo manifestado. Confío en que no se tome mi postura como un feo. Lamento no poder aceptar lo que en otras épocas habría sido motivo de alegría".

"Me parece recordar que la decisión de no aceptar invitaciones del Ministerio de Cultura o del Cervantes fue a partir de 1995. Creo que en ese año hubo un Salón de París en el que España era país invitado. Recuerdo que hubo listas de los autores que irían. Por aquel entonces pensé que no quería verme involucrado en eso, en esas polémicas. Aquí se politiza todo. De hecho, asistí a ese salón invitado por el Ministerio de Cultura francés".

"He ido pensando que no debía aceptar ningún premio. Lo fui madurando. En 1998 sí acepté el de la Comunidad de Madrid. Dudé, pero era un premio sin mucha repercusión y era de mi ciudad natal. Luego, decidí que no aceptaría ningún otro premio de carácter oficial o institucional".

"En 1979 recibí el Premio Nacional de Traducción. Tenía veintitantos años y no había decidido nada de esto. Es una postura que mantengo prescindiendo de quién gobierna, me da igual que sea el PSOE o el PP. Decidí que no iba a prestarme, no quería que en modo alguno se dijera: 'Este ha sido favorecido, le han invitado mucho al Cervantes, ha hecho carrera gracias a ayudas estatales...".

“De lo que digo podrían ser testigos mis compañeros de la RAE que el año pasado [la RAE es una de las instituciones que tiene derecho a presentar candidatos para el premio Cervantes] recuerdo que en una votación inicial me propusieron para el Cervantes; ante esa perspectiva, intervine y les dije que agradecía su confianza pero les rogaba que se abstuvieran de poner mi nombre, porque si me lo hubiesen dado no lo podría aceptar, y si yo era avalado por la RAE alguien podía considerar que era la RAE quien hacía un feo, o lo rechazaba, a través de mí. Me hicieron caso y omitieron mi nombre”.

“Debo hacer hincapié en que quiero agradecer la gentileza del jurado. Incluso la persona del Ministerio de Cultura que me ha llamado a la hora del almuerzo para comunicarme este fallo, al disculparme por no poderlo aceptar, me ha comentado que uno de esos miembros, -no tenia idea de que se fallaba hoy el premio ni de quiénes eran los miembros del jurado- mencionó que podría rechazarlo pero aun así consideraron que no era asunto suyo y que tenían que premiar el libro mas merecedor según ellos. El jurado decidió que a ellos no les competía meterse en esa cuestión, han cumplido su tarea. Y por eso debo agradecérselo más aún”.

“No me ha dado tiempo a plantearme nada. Solo me ha dado tiempo a recibir la noticia, por mensajes en el contestador de varios medios de comunicación y representantes. No le voy a negar que en principio, en otras épocas, habría sido motivo de alegría. Es algo halagador que una novela que hayas escrito, con mucha inseguridad, sea reconocida; pero no he tenido dudas a la hora de pensar que, como he expresado varias veces, no lo aceptaría. Recuerdo que ha habido autores (aunque no voy a dar nombres) siempre muy alejados del poder, que se habían manifestado así, y sin embargo, cuando se les dio un premio nacional, lo aceptaron. En este país hay poca memoria para lo que conviene; la gente puede cambiar de opinión, y me parece bien; pero me parecería inconsecuente, de una cierta sinvergonzonería que con mi postura de estos años de pronto hoy, por un premio con una cantidad apreciable de dinero, dijera que sí. Habría sido indecente por mi parte”.

“Creo que el Estado no tiene por qué darme nada por ejercer mi tarea de escritor que al fin y al cabo es algo que yo elegí. Ahora bien, es una postura general, que no tiene que ver con estas circunstancias, pero si me apura, quizás en este momento se añade otro motivo más para mantenerme en esta postura. Es momento de gran dificultad económica para todo el país, para mucha gente. Quizás lo de aceptar el premio y luego donar el dinero habría sido un poco demagógico. Creo que es mejor que ese dinero el Ministerio lo destine a lo que le parezca. Ojalá lo destinaran a las bibliotecas públicas, que han recibido un presupuesto de 0 euros para 2013, lo cual me parece escandaloso. Entiendo que haya recortes en Cultura cuando es necesario, a sectores como el cine, el teatro, la ópera, que son efectivamente caros, pero no entiendo que afecte a las bibliotecas públicas. En estos momentos la cultura es una de las esferas que más ha sido perjudicada por el actual Gobierno, por no hablar del IVA o de que el cine es considerado un espectáculo y el fútbol no. Si este dinero que no percibiré es destinado a alguna biblioteca me parecerá bien, pero no es asunto mío destinarlo. Prefiero directamente no aceptar”.

"Ya que menciona a Ferlosio, me parece recordar que Gamoneda fue considerado poeta de cabecera de Zapatero. Hay gente que considera que son premios a actitudes determinadas; yo me considero independiente, si algo me parece mal o bien de un partido, también lo digo. No quería verme involucrado en eso. Me pareció que lo más sencillo era renunciar y si me otorgaban un premio no aceptarlo. A lo mejor si no hubiera recibido ningún premio extranjero, donde no hay riesgo de que se me involucre en esas cosas, estaría deseoso de recibirlos. Hablo de premios del Estado al que pertenezco y del que soy ciudadano. No quiero que nadie pueda interpretar como favoritismo hacia mí el que se me diera un premio así”.

"Ya mencioné en algún artículo que tampoco los premios nacionales me merecían mucha estima. Desde que se dan premios nacionales, ha habido grandes autores que los han recibido con todo merecimiento, pero creo que en muchos aspectos han dejado que desear. Que el de Ensayo no lo recibiera nunca mi padre [el filósofo Julián Marías], que vivió hasta los 95 años, y publicó montones de libros… que nunca ninguno de sus ensayos fuera considerado el mejor de ese año era llamativo. Pensé que si él no mereció ese premio, a lo mejor yo tampoco era merecedor".

"Juan Benet, Juan García Hortelano o Eduardo Mendoza tampoco recibieron ningún premio Nacional, lo cual para mí era chocante. Fueron maestros míos. Pensé: tal vez es mejor estar en la lista de los que no. Aunque luego lo hayan recibido escritores como Ferlosio o Muñoz Molina también lo han recibido algunos muy malos. Todo esto también ayudó a que tomara la decisión".

"Respecto a la cultura en general, he escrito un artículo hace no mucho en el que decía que estos presupuestos y el hecho de que las bibliotecas públicas tuvieran presupuesto 0 para 2013 me parecía grave y que el actual Gobierno empieza a recordar la actitud del franquismo hacia la cultura, que siempre la desdeñó cuando no le fue abiertamente hostil. Creo que siempre se puede recortar de una cosa u otra en mayor o menor grado, pero veo que este Gobierno recorta en Cultura, Educación y Sanidad publica, que son de las cosas que a la gente mas le importan y mas centrales para la sociedad".

"En modo alguno estoy preso de esta decisión. No es que me haya quedado rehén de mis antiguas palabras y que ahora lo lamente. Si lo lamento un poco es tan solo porque no es agradable decir que no a algo que no deja de ser un reconocimiento; insisto de nuevo en agradecérselo a los miembros del jurado, que ignoro quiénes son. No quiero que se vea como un desdén hacia nadie, no lo es. Un poco de arrepentimiento también existe porque esto me obliga ahora a estar aquí, a dar explicaciones; si lo hubiese aceptado, igual nos habríamos reunido para decir: '¡Qué bien, que bien! ¡He ganado premio Nacional Narrativa!".

"Es una decisión insólita. No me suena que nadie haya rechazado el premio Nacional de Narrativa antes. Creo que en Literatura nunca había pasado [sí ocurrió, por ejemplo, con el Premio Nacional de Artes Plásticas, que Santiago Sierra rechazó en 2010]. Tampoco es la primera vez que rechazo un premio. Este mismo año, rechacé otro premio de, creo, 15.000 euros. Llevo 35.000 euros rechazados pero a veces vale la pena si te sientes mas tranquilo con tu propia conciencia, en este sentido no lo lamento".

"Sería absurdo que dijera: nunca cambiaré de idea. Yo no cambio mucho de opinión, la verdad. Pero todos vamos matizando. Es absurdo que dijera que voy a ser inamovible hasta el fin de mis días. A lo mejor cuando tenga 85 años y esté con pocas facultades de pronto me hace una ilusión loca que me den un premio. En principio no preveo que haya motivos para cambiar de postura".

"Cuando termine esta reunión me iré tranquilo a casa, pensando que me tocaba hacer lo que he hecho. Hace tres o cuatro años, cuando publique el libro anterior a Los enamoramientos, mi editora me llamó y me dijo: 'Se está fallando el Premio Nacional de Narrativa, igual te lo dan'. Y, ya entonces, puesto ante la eventualidad, dije que no lo aceptaría".

"Recuerdo que un autor, Thomas Bernhard, hablaba de lo horroroso que era recibir los premios, y de las ceremonias de entrega. Decía que los había aceptado por dinero y que estaba bien. Pero, aún así, decía: '¿Cómo se me ocurrió aceptar el Premio Nacional?' Pensando también en él, prefiero no aceptarlo y no ser considerado un especie de abanderado oficial. Y con esto no quiero decir que todos los que lo han recibido antes lo sean. La mayoría es gente independiente. Pero es un galardón que, en este país, prefiero no tener".

"A algunos les parecerá bien, tal vez, a otros mal, probablemente, alguna gente tal vez intente – me temo- dadas las circunstancias de este país, verlo como rechazo abierto a este Gobierno y dirán: 'Si se lo hubiesen dado cuando gobernaba el PSOE habría sido distinto'. No. También lo habría rechazado. No me preocupa mucho si a la gente le parece bien o mal. No es un gesto de arrogancia, no lo siento de esa manera. Uno opta por una postura: lo que la gente opine está en su libertad".

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