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Los fotógrafos que documentaron la historia reciente de España

'La voluntad de contar' convierte en protagonistas a 54 profesionales que han retratado la vida

La fotógrafa Colita, retratada por Enrique Cano.
La fotógrafa Colita, retratada por Enrique Cano.ENRIQUE CANO

Durante las cuatro últimas décadas, los fotógrafos españoles han contado en los medios de comunicación las radicales transformaciones políticas y sociales que cada día se iban produciendo en nuestro país. Han dado fe de lo que ocurría en el Congreso, los ayuntamientos, en los teatros, en los estadios de fútbol. También se han ocupado de retratar a los protagonistas de las decisiones que tomaban los políticos, a las víctimas de catástrofes y sucesos, a los triunfadores de la vida cultural. Siempre detrás de sus cámaras, sin embargo poco se sabe de ellos más allá de sus nombres. Ni siquiera se sabe cómo son físicamente.

Hace tres años uno de ellos, Enrique Cano, tuvo la idea de homenajear a sus compañeros mostrando su rostro en el lugar elegido por ellos y exhibirlos junta a su fotografía favorita; una propuesta arriesgada por cuanto escoger es siempre forzosamente arbitrario. El resultado de todo ello puede verse a partir del próximo martes en la exposición Fotógrafos. La voluntad de contar, en la sede de Fundación Telefónica, Fuencarral 3.

Entre los 54, la mayor parte ha superado los 60 años, hay muy pocas mujeres (Colita, Marisa Flórez, Cristina García Rodero, Queca Campillo...) algunos han conseguido importantes premios nacionales (Sanz Lobato, Toni Catany, Joan Colom, Alberto García-Alix, Ramón Masats, Carlos Pérez Siquer) y casi todos reconocen una vena artística que les ha hecho pasear la cámara fuera de sus obligaciones profesionales.

Tanto Enrique Cano como el comisario, Miguel Sanz, aseguran que los retratados, y seguramente bastantes más, son los responsables de imágenes que sirven para poder contar lo que ha sido la España no oficial durante el último medio siglo.

El fotógrafo escoge

El juego ideado por Cano ha consistido en que cada uno de los fotógrafos participantes escogiera un lugar en el que posar y ser retratado. El único límite geográfico ha sido Madrid, Barcelona y Palma de Mallorca. Cuenta el fotógrafo y artista que en estos largos meses de trabajo se ha llevado muchas sorpresas por la elección de los profesionales. Se pretendía documentar cómo son esos profesionales que han ilustrado la historia reciente, pero a muchos les ha salido una vena creativa con la que no se contaba. Raúl Cancio, por ejemplo, conocido entre otras muchas cosas por sus insuperables fotografías deportivas, eligió el museo del Prado para posar; Jordi Socias buscó una nube, Enrique Meneses posó junto a una botella de oxígeno, Ricardo Martín en la Puerta de Alcalá…

Los retratos de cada uno de los 54 cuelgan en las salas de Telefónica formando un espeso bosque. Junto a cada retrato se incluye una fotografía que en su momento fue publicada en periódicos o revistas. Algunas recuerdan momentos que se conservan en la memoria colectiva, como el frustrado golpe de Estado del 23-F, la legalización del PCE, la movida madrileña o la victoria en el Mundial de Sudáfrica. Otras imágenes son más personales y hablan de la vocación profunda de una gran parte de profesionales de la cámara. Son fotografías obtenidas en su tiempo libre, sin prisas, cuando no tenían que correr a las redacciones para insertar su reportaje. Pueda que sea ahí donde se aprecia la mirada artística del fotorreporterismo.

Enrique Cano y Miguel Gómez quieren que además de homenajear a sus compañeros, la exposición sea una llamada de atención sobre la necesidad de crear un Archivo Nacional de la Fotografía, algo que en Francia, por ejemplo, está resuelto hace décadas y aquí no ha pasado de ser un proyecto. "Una gran parte del material está descontrolado", lamentan. "Salvo excepciones, ni los fotógrafos ni las empresas para las que trabajaban se han ocupado y según pasa el tiempo, la recuperación va a ser más complicada y es una tarea más que urgente. Esas imágenes son las pruebas de lo que ha sido este país. El 90% de los archivos no está digitalizado y la crisis va a servir de pretexto para que el Ministerio de Cultura no se ponga a la obra. Si la exposición sirve para llamar la atención sobre el problema, quedaremos satisfechos".

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