H&M sucumbe a la experimentación de la Maison Martin Margiela

Sarah Jessica Parker, Kanye West, Julianne Moore o Selma Bair fueron algunos de los famosos que quisieron compartir con Renzo Rosso (propietario de Diesel Group, dueño de la firma desde 2002) el lanzamiento de la colección de Maison Martin Margiela con H&M.

La casa belga fue fundada por el belga Martin Margiela en 1989. Él abandonó la dirección creativa en 2009, pero su aura sigue estando presente: no hay una persona que se alce como único portavoz de la firma; la estética de las prendas queda supeditada a la transformación y la experimentación en las formas y los tejidos de cada pieza.

Su colección con H&M resume los 23 años de historia de la marca con piezas icónicas de algunas colecciones. Los precios oscilan entre los 14 y los 299 dólares, algo más económico que la propuesta original. “Hemos trabajado muy duro para conseguir que estas reediciones sean fieles a los tejidos originales. Nuestro trabajo a menudo incluye procesos y materiales complicados de trabajar. A veces hace que los precios sean altos, pero también tenemos líneas que no son tan caras”, explican desde la firma.

Los suecos ponen, con esta línea, distancia sobre el colorido y la fantasía de su última colaboración con Donatella Versace, que sirvió para recupera el legado de la firma de su hermano. A modo de recordatorio de su historia, pero desde un punto de vista mucho más sobrio (los propios invitados a la fiesta eligieron, sin necesidad de anuncio, el azul marino o negro para vestirse), H&M abordó el legado de Maison Martin Margiela como un homenaje a las transformaciones, las prendas oversized, la ambigüedad, la sastrería y el volumen. Esos son los cinco puntos de trabajo sobre los que versará la colección que se verá en las tienda H&M el próximo 15 de noviembre.

“En los últimos 12 meses hemos tenido el glamour de Versace, el color y los estampados de Marni y ahora los diseños avant garde de Maison Martin Margiela. Son algunas de las marcas más importantes de las últimas tres décadas y su trabajo ha influido en todos nuestros armarios”, dice Margareta Van den Bosch, asesora creativa de H&M y responsable de sus colecciones cápsula con diseñadores. Y añade: “Esta colaboración es como un archivo de algunas de las piezas más importantes de la moda reciente”.

En la fiesta, que tuvo lugar este martes en el downtown neoyorquino, hubo tiempo para algo más que compras y famosos. Un edificio de ocho alturas recuperado para la ocasión en una de las áreas más antiguas de Manhattan se convirtió en el escenario idóneo de varias instalaciones artísticas. En las primeras plantas se presentaban, sobre un escenario de arena, varias piezas de la colección (con modelos que bailaban al ritmo de la música y dejaban sus chaquetas al acabar la interpretación). Las exhibiciones estaban coreografiadas por Anne Teresa, Baroness De Keersmaeker, y eran solo el preludio de las obras de Daniel Arsham, Fréderique Chauveaux y Noémie Goudal, que esperaban en la sexta y octava planta del edificio apuntalado. Esculturas, perfomances y piezas visuales. Había que subir a pie para verlas, pero estas aproximaciones a la obra de la firma belga daban pistas sobre la naturaleza de la colaboración: la línea tenía poco que ver con el colorido de Versace y mucho con la experimentación y la innovación en las artes plásticas que caracteriza a los belgas.

Si en otras colaboraciones de H&M lo importante era quién llevaba las prendas o qué personajes habían ido a la inauguración, en este caso se ha respetado la comanda de la firma belga: no hay protagonistas (por mucho que Kanye West ya estrenara abrigo a su llegada a la fiesta), lo que manda es la propia prenda Maison Martin Margiela, que ha desempolvado los patrones originales de muchos de sus modelos icónicos para esta colección.