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Los debates presidenciales siembran el caos en las parrillas estadounidenses

Las cadenas se ven obligadas suspender la emisión de series y programas para dar paso a la cobertura de las elecciones

La sala de prensa, durante el debate presidencial entre Barack Obama y Mitt Romney
La sala de prensa, durante el debate presidencial entre Barack Obama y Mitt RomneyDOUG PENSINGER (AFP)

Hasta el momento, si llega, en que los debates electorales estadounidenses se puedan mantener a través de Twitter u otras redes sociales de Internet, la televisión seguirá siendo una gran protagonista, y una gran perjudicada, en los cara a cara presidenciales. Triunfadora, porque estiman los analistas que 60 millones de personas en EE UU se asomaron a sus pantallas de televisión en el primer gran encuentro de la temporada. Damnificada porque en los 90 minutos de debate no hubo publicidad, y por lo tanto no hubieron ingresos, y porque las cadenas tuvieron y tendrán que modificar sus parrillas, para emitir los encuentros.

Este mes arranca la temporada televisiva de otoño. Las cadenas generalistas perderán, en total, cuatro espacios de al menos dos horas de duración, en un tiempo precioso de máxima audiencia. Este miércoles se vieron ya los primeros movimientos forzados: ABC tuvo que cancelar la emisión de su gran éxito Modern Family; NBC se vio obligada a hacer lo propio con Law and Order: Special Victims Unit  y CBS, con Mentes criminales. Quedan aun otros tres debates en octubre, que se celebrarán el jueves 11, el martes 16 y el lunes 22 (y que en España se podrán seguir de madrugada en el Canal 24 horas). Casi ningún programa de éxito en el horario nocturno se salvará de los reajustes políticos.

Los debates sólo duran una hora y media, desde las 21.00 a las 22.30. Las generalistas bloquean media hora después, para debate y análisis, y luego dan paso a la desconexión para la información local. Por otra parte, para las cadenas informativas como CNN, MSNBC y Fox News los debates son oxígeno, y bloquean horas enteras antes y después de los encuentros, que cubren de forma exhaustiva. En el día de las elecciones, el 6 de noviembre, todas las cadenas, generalistas y especializadas, bloquearán también horas enteras para la jornada de voto y para el recuento posterior.

Los parones son peligrosos para las nuevas series. El año pasado, Fox estrenó New Girl en septiembre, y tuvo que posponer varios episodios durante la mayor parte de octubre debido a las emisiones de partidos de béisbol. El resultado: dañino. New Girl perdió más de un millón de espectadores cuando regresó a la parrilla en noviembre. Este año corre peligro también la veterana Glee, que ha regresado con nuevas tramas y nuevos protagonistas, y un nuevo día de emisión: el jueves, a las 21.00. La semana próxima, por lo tanto, no se emitirá, para dejar espacio al debate de vicepresidentes.

El peligro de esas series es relativo. Un éxito rotundo se mantendrá como tal. Menos suerte corrió el martes otra cadena que emitió el debate, la pública PBS, de modestos recursos y que recibe financiación del Gobierno. El candidato republicano, Mitt Romney, dijo que la privatizaría. PBS emite Barrio Sésamo, y emplea al moderador del debate, el veterano Jim Lehrer. “Me gusta Caponata, y me gustas tú, Jim, pero no voy a seguir pagando PBS con dinero prestado de China”, dijo Romney. PBS quedó advertida en directo de lo que le pasará si Romney gana.

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