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Cambiar el micrófono por el pincel

La exposición 'Voces que pintan', en la Casa de América de Madrid, muestra pinturas de cantantes famosos que se subastarán con fines benéficos

Silvia Hernando
miguel bosé

La última composición de Alejandro Sanz habla del mar. La de la Lolita, de la Virgen, y la de Ana Torroja, de una mujer africana. Solo que ninguna de ellas usa las palabras. Tampoco la música. Su lenguaje es el de la pintura, un arte que han desplegado por una causa justa. Junto a ellos, Manolo García, Aute, Leire Martínez, Mai Meneses, Sole Giménez o Fito Cabrales, entre otros cuantos cantantes, han aportado una creación pictórica para la exposición Voces que pintan, cuyo nombre explica por sí solo el trasfondo de la propuesta, y que puede verse en la Casa de América de Madrid hasta el 13 de octubre. Después de exponerse en otras ciudades españolas, las obras se venderán el próximo julio al mejor postor a través de una puja que ya está abierta, y los fondos que se recauden se destinarán al proyecto de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) Luces para aprender, que pretende electrificar 60.000 escuelas en América Latina.

“Como muestra de apoyo al trabajo que hacemos, un buen número de músicos ha cogido los pinceles”, explica Juan Merín, director general de Voces. Algunos de los famosos que han prestado su nombre a esta iniciativa solidaria ya habían colaborado en otros proyectos de la ONG, como Ana Torroja, que participó en un disco de duetos de cantantes y no cantantes (ella entonó un tema junto al futbolista David Villa). Otros, como Mai Meneses, de Nena Daconte, se estrenan en la causa. “Me llamaron para colaborar y me pareció muy buena idea”, explica la cantante, muy interesada, según cuenta, en la labor de electrificación de las escuelas. “Yo no es que pinte nada bien”, dice sobre la tesitura de ponerse con los pinceles, “pero como hobby me entretengo”.

La aportación de Meneses, el retrato femenino La señora lápiz, es una obra en pasteles de “una señora que se levanta triste”. El resto de entre las 27 que se muestran presentan muy diferentes técnicas, temáticas, y tamaños. “Es una exposición abierta”, señala Merín, “tenemos desde dibujos a lápiz a collages”. El precio que se quiera pagar por las obras también es libre. Quien más ofrezca, será quien se la lleve. Para hacerse una idea de lo que la OEI quiere conseguir, llevar luz e Internet a una escuela cuesta unos 3.000 euros, entre la adquisición de paneles solares, su transporte y montaje. “Yo las compraría todas”, concluye Merín. “De hecho, hay algunas como las de Mikel Erentxun o Manolo García que tienen incluso una calidad artística muy interesante”.

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Sobre la firma

Silvia Hernando
Redactora en BABELIA, especializada en temas culturales. Antes de llegar al suplemento pasó por la sección de Cultura y El País Semanal. Previamente trabajó en InfoLibre. Estudió Historia del Arte y Traducción e Interpretación en la Universidad de Salamanca y tiene dos másteres: uno en Mercado del Arte y el otro en Periodismo (UAM/EL PAÍS).

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