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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Paraguay cambia de contraseña

El país suramericano es el invitado este año a Liber y busca mostrar que su literatura va más allá de Roa bastos

Todo parece indicar que era necesario que cambiara el siglo para que las narraciones y las poesías no sean extraídas de la misma cantera histórica, con sus gastados recovecos costumbristas y épicos. Era de esa cantera, creída inagotable, de donde la mayoría de los escritores paraguayos (con pocas excepciones) obtenía sus narraciones. Dejar de mirarse el ombligo conlleva un proceso, tan arduo y lento como la “transición democrática”, para entender que la identidad nacional no pasa por una estampa folklórica ni por una exaltación épica de falsos tenores nacionalistas.

Había que variar el enfoque, acercarse a otros temas o a los mismos temas de siempre, pero con otra perspectiva, menos tradicional, con otra mirada, menos obnubilada. Había que librarse de tantas sombras, de repetitivos esquemas, una fuga que corría el riesgo de caer en el mismo cono de sombra. Sí, ya va siendo hora de que se lea literatura paraguaya, para que de una vez salga de las sombras. Claro que hay vida, por supuesto que no es una isla, hay mucha tierra, sí, pero mal distribuida y se lucha por ella.

Está la consabida frase que dice que Paraguay es una isla rodeada de tierra. Habría que agregar también que nuestra literatura es como un libro abierto, rodeado de la arena que el tiempo acumula, son pocos los lectores que llegan a este oasis, y sin embargo ahí está, no es mero espejismo, es cuestión de leer.

Andan por allí algunos nómadas lectores, exploradores de desiertos a la búsqueda de ese libro abierto que se revela parcialmente entre el montón de arena y que espera mejores vientos.

Una primera ráfaga de esos vientos comenzó a soplar el año pasado, en ocasión del bicentenario de la independencia nacional. En el 2011, según las estadísticas, se alcanzaron niveles sorprendentes en la cantidad de ediciones de libros, a lo que hay que agregar las numerosas reediciones que el público agradeció, recuperando obras que debían eludir el olvido.

Mientras en otras partes la industria editorial decrece ante los numerosos problemas y los desafíos actuales, aquí el modelo no da señales de agotamiento sino de crecimiento, y es necesario que fortalezca su salud porque aún hay mucho por hacer, tantos caminos por abrir y mantener.

La prácticamente nula distribución en el exterior de obras publicadas en Paraguay, es uno de los factores que agrava el aislamiento pues, evidentemente, éste persiste, aun en tiempos de internet.

No nos leemos, no nos leen, no los leemos, círculo altamente vicioso.

Debe romperse ese silencio. Hay que romper el vidrio polarizado de esa ventana que nos aísla lanzando un libro, como pedrada, literalmente.

No faltará ímpetu, las letras paraguayas ensanchan su caudal con mezcla de géneros (literatura fantástica, urbana, erótica, ciencia ficción, misterio, aventura, terror) y de lenguas (el guaraní que se cuela maravillosamente en los textos, también el jopará que adereza toda clase de ensalada de palabras).

En Paraguay, la producción literaria, en la que abundan las ediciones de autor, recibe poca difusión, es una materia pendiente en nuestro propio país, por distintos motivos, aunque en los últimos años hay proyectos más frecuentes que intentan revertir el caso; por otra parte, no hay crítica literaria que eleve a consideración las obras que están siendo publicadas Y si aquí resulta escasa dicha difusión, en otros países es prácticamente nula. En la actualidad, hay más modos de acceder a libros paraguayos por medio de Internet.

La literatura paraguaya ya no plantea una incógnita, como maliciosamente se decía antes, en un afán de ignorarla. No puede seguir siendo ignorada. La respuesta hace mucho que existe y es vitalmente afirmativa.

La literatura paraguaya siempre sobrevive, lleva adelante su propia contienda contra el silencio y el olvido, constantemente da signos vitales en narrativa, poesía y ensayo, y lo hace con mayor firmeza en lo que va de este siglo. Ya es hora de leer esas páginas que llevan tiempo aguardando en el rincón más oscuro de una biblioteca o en los sitios menos visitados de la red. Ése es el verdadero desafío, no la incógnita, sino sentir el pulso de la literatura paraguaya y escuchar sus persistentes latidos, estoy seguro que los nuevos lectores se asombrarán al conocer un vigoroso corazón revelador.

El desafío sigue en pie, la propuesta está abierta.

* José Pérez Reyes (Asunción,1972) Escritor y abogado. Obras: “Ladrillos del Tiempo”, “Clonsonante”, “Asuncenarios”. Sus cuentos han sido publicados en varias antologías. www.joseperezreyes.blogspot.com

 

 

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