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Gerard Mortier: “Hay que acabar con la idea de que el arte es un lujo”

El director artístico del Teatro Real recurre a la inventiva del arte para luchar contra “los hombres políticos” en tiempos de crisis

Ana Marcos

“El arte siempre es provocación y excitación”, afirma Gerard Mortier en el altar desnudo de la iglesia de San Nicolás de Segovia. El director artístico del Teatro Real contesta así al lance del periodista de EL PAÍS Jesús Ruiz Mantilla, su interlocutor en esta tercera noche lluviosa del Hay Festival. “La ópera no consiste solo en escuchar unas buenas melodías, sino que debe emocionar a la gente para que puedan reconocer y entender su tiempo. Y así podremos salir con facilidad de la crisis, que no se trata solo de una cuestión económica, es más bien una crisis de la humanidad”, continuaba Mortier.

Gerard Mortier junto a Jesús Ruiz Mantilla
Gerard Mortier junto a Jesús Ruiz MantillaJUAN MARTÍN MISIS (EFE)

La conversación pretendía recorrer el camino que inició Farinelli hace tres siglos, hasta la llegada del director belga al Coliseo madrileño. Pero la ópera de confrontación que practica Mortier allá donde va se convirtió en sujeto de análisis en tiempos revueltos por la crisis, los recortes y su penúltima conversión en una versión del “entretenimiento” por gracia ministerial. “Vivimos un enfrentamiento entre la cultura y la sociedad por responsabilidad de los políticos”, argumenta Mortier. “Hay que acabar con la idea de que el arte es un lujo y dejar de decir que es difícil dar dinero a la ópera cuando se están cerrando escuelas o quitando camas de hospitales. Esto es demagogia. Lo social y lo cultural forman parte de un mismo sistema. Hay que encontrar la manera de distribuir el dinero para la educación y el arte sin confrontarlos. Necesitamos el arte como el pan del espíritu”.

La capacidad de inventiva que Mortier otorga al arte le permite imaginar un Ricardo II sobre el pequeño espacio vacío en el que conversa en apenas segundos. La realidad macroeconómica, sin embargo, le impone un recorte de más del 30% por parte del Ministerio de Cultura al que se suma la rebaja de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid. “Me han dicho que usted tiene algo muy español”, plantea Mantilla, “y es que dimite varias veces cada semana”. “En España algo menos”, ríe Mortier. “Mi presidente Gregorio Marañón y yo hemos decidido que si llegamos al recorte del 50% nos vamos, es imposible programar nada así”.

La solución de esos “hombres políticos”, como los denomina el director artístico, ante un panorama tan desolador pasa por programar Don Pascual y El Barbero de Sevilla. La convicción combativa contra el antiguo régimen musical a favor de la ópera del siglo XX –“con un mensaje político”- y su edad –“tengo 69 años, ya he trabajado mucho como para seguir luchando contra secretarios de estado que no se acercan al teatro”- parecen determinantes en lo que resta de su reinado al frente de la institución.

“Para mí fue muy duro ver como el IVA subía para el arte y no para el deporte”, manifiesta Mortier. “La marca España no puede ser solo Ronaldo –que encima está triste-, sobre todo porque dos años de subvención del Teatro Real es el sueldo de un año de este futbolista”. Para los menos acostumbrados a cifras estratosféricas, el jugador del Real Madrid se embolsa 24 millones de euros. “Hay que revisar el sistema de subvenciones del arte en España que se creó en el siglo XIX, pero para esto hay que conversar”. Harto de ser tratado por la casta política como “un aprendiz” –“siento mucho desprecio”, asegura-, Mortier reclama la capacidad de diálogo que aprendió en París: “Los políticos deben hablar con las gentes de la cultura para encontrar una solución y no imponer leyes”.

Gerard Mortier esgrime en su batalla esa tradición europea por la que “el estado siempre ha sido responsable de la educación artística”, al contrario del modelo de financiación privada americano, que se vislumbra como única alternativa ante las embestidas del Gobierno. El director artístico es consciente de que la caja del Real se vacía al tiempo que sus esperanzas. Aún así, pretende que la visita de la Filarmónica de Berlín y su director, Simon Rattle, siga siendo uno de los acontecimientos más esperados del año. “He estado toda la mañana intentando solucionar este asunto. La Filarmónica de Berlín vendrá con menos dinero, pero tengo miedo de que no sea con el montaje de La flauta mágica”.

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Sobre la firma

Ana Marcos
Redactora de Cultura, encargada de los temas de Arte. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Fue parte del equipo que fundó Verne. Ha sido corresponsal en Colombia y ha seguido los pasos de Unidas Podemos en la sección de Nacional. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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