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Viaje espaciotemporal al XVIII

El parque de El Capricho, en Madrid, es el escenario de 'El capricho soñado', un paseo teatral que recorre la dehesa de la mano de la Duquesa de Osuna, su creadora

S. HERNANDO
Laia Alemany caracterizada como la Duquesa de Osuna
Laia Alemany caracterizada como la Duquesa de Osuna

Para ver teatro, no siempre hace falta ir al teatro. También es posible asistir a una función entre árboles y vegetación, al menos durante este mes de septiembre. Todos los sábados, El Capricho madrileño acoge dos representaciones por día de El capricho soñado, un paseo teatral por el parque y por el siglo XVIII protagonizado por la duquesa de Osuna, creadora del recinto, en el que también se encuentra su residencia, y a quien da vida la actriz Laia Alemany.

La duquesa ha organizado una fiesta, a la que todo el mundo está invitado. El único requisito es ir disfrazados de personajes del siglo XVIII, el tiempo en que vivió. “Y allí van apareciendo personajes ilustres de esa época y de otras futuras, como Bécquer o Espronceda”, explica Alemany. “Entre todos nos regalan escenas, poemas… todo en una atmósfera de juego, de cuento”.

Laia Alemany
Laia Alemany

Parte del programa de los Veranos de la Villa de la Comunidad de Madrid, la función pone en alza un parque que, por su situación a las afueras de la ciudad, es desconocido para muchos madrileños. “Hay gente que lo conoce por el espectáculo”, corrobora la protagonista. Escrito por Eduardo Galán y dirigido por Mariano de Paco Serrano, el texto indaga no solo en la historia de la aristócrata y de los personajes que la acompañan en su celebración, sino también en la de la dehesa.

Los pases que han tenido lugar hasta la fecha han acogido “cada vez a más público”, asegura Alemany. Hasta 500 personas han marchado tras ella y sus seis compañeros de reparto. Para “poner orden” y que todo el mundo pueda seguir la representación, dos de ellos interpretan el papel de los cuidadores, dos árboles que marchan tras la comitiva.

Al ser una función no solo al aire libre, sino también en movimiento constante, los requerimientos físicos son mayores de lo normal para los actores, según explica Alemany. “Y la voz tiene que estar proyectadísima, porque no llevamos micrófonos”. En la otra pesa de la balanza, tira la cercanía con el público: “Estás más volcado en lo que está pasando, hay mucha interacción”.

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Sobre la firma

S. HERNANDO
Redactora en BABELIA, especializada en temas culturales. Antes de llegar al suplemento pasó por la sección de Cultura y El País Semanal. Previamente trabajó en InfoLibre. Estudió Historia del Arte y Traducción e Interpretación en la Universidad de Salamanca y tiene dos másteres: uno en Mercado del Arte y el otro en Periodismo (UAM/EL PAÍS).

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