Napoleón Solo pide la vez

Todo parecía enfilado. Grupo de amigos aficionados a la música comienza a tocar en los bares de una ciudad con la tradición musical pop de Granada. Al poco tiempo consiguen que se siente en su batería Erik, miembro de Los Planetas –unos de los culpables de situar en el mapa sonoro esta urbe andaluza-. Comparten cañas con Niños Mutantes. Y hasta consiguen llamar la atención de un pequeño sello con su pop caleidoscópico de letras extremas. Se llaman Napoleón Solo y el resultado quedó registrado en su primer disco Napoleón Solo en la ópera (El Volcán Música, 2010). ¿Y comieron perdices? No, estos chicos de Granada y Jaén sobrevivieron a su primer álbum e incluso se atreven ahora con un segundo trabajo Chica disco (El Volcán Música, 2012), eso sí, con la percepción de no haber salido de la casilla de salida. “Si hubiéramos empezado en los noventa, con dos discos ya seríamos profesionales. Ahora, sin embargo, es como si hubiéramos grabado una maqueta”, sentencia Alonso Díaz, cantante de la banda.

La conversación sale de las constantes interrupciones en una escalera del festival Sonorama en Aranda de Duero. Alonso Díaz se desengancha el saxofón con el que ha acompañado al grupo Instituto Mexicano del Sonido durante su actuación, en busca de un camerino para charlar con calma. Mala suerte, hay que conformarse con una esquinita, cruce de caminos de las bandas que se reúnen en el festival. Por allí pasan Vetusta Morla, El Columpio Asesino, Sidonie,… “los que han pegado el pelotazo”, comenta Díaz.

En los bajos fondos del Sonorama todo son cumplidos y buenas palabras para una formación con casi un lustro de antigüedad que tuvo que aguantar algo más que críticas en sus comienzos: “Estábamos muy verdes, lo reconozco, nos ponían fatal, de hecho solo venían a ver a Erik”. La confianza en sus guitarras les ha permitido entregar doce nuevos cortes que como en una banda sonora franquean géneros como secuencias cinematográficas: del rock al pop fresquito, con algo de jazz, incluso sonido atmosférico de orquesta. “Cada canción es autónoma, con sus propias necesidades”, explica el cantante, “entre ellas van encajando, con independencia del estilo, hasta dar forma al disco”.

Sus letras siguen haciendo equilibrismos de sinceridad entre “lo más positivo y lo más negativo de nuestras experiencias”, con afán de sencillez. “Como grupo intentamos hacer un trabajo de simplificación, pero a veces se nos va de las manos. Hay gente que tiene ese don de coger la guitarra y con dos acordes hacer una gran canción, nosotros por el momento no”.

Su sonido se renueva hacia el personalismo al margen de la amalgama de estilos, resultado de la curiosidad musical de Díaz, por deformación profesional. De la música no se puede vivir, así que cuando no canta y toca la guitarra ejerce como profesor. Además, arrastran la coletilla del falsete estilo Freddie Mercury de Lolaila Carmona, uno de los éxitos de su primer trabajo, o en estricto lenguaje musical: un tratamiento valiente de las voces. “Queen son mis ídolos, pero la escena granadina influye mucho”, explica Alonso.

Chica Disco, producido por Emmanuel del Real, del grupo mexicano Café Tacvba, llega después de dos años de rodaje con visitas incluidas a México y Estados Unidos de donde se trajeron el premio Discovery Artist en el L.A.M.C. (New York). Hagan hueco, estos chicos no saben hacer otra cosa y pretenden seguir, con parada recién inaugurado el curso escolar en el Dcode Festival el próximo 14 de septiembre en Madrid. “Por el momento solo hemos sacado 50 euros de algún royalty, pero esto es cosa de valientes, no nos vamos a rendir”.