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Un pueblo noruego desvela en directo el secreto de un paquete centenario

El alcalde de la localidad dejó a los vecinos un sobre lacrado con la inscripción "Podrá abrirse en 2012". Hoy, lo abren y lo retransmiten en directo

Silvia Hernando
El misterioso paquete
El misterioso paquete

Podían haber sido joyas, acciones o una sustanciosa cantidad de coronas. Nadie, ninguno de los habitantes de Otta, un pequeño pueblo noruego de unos 3.000 habitantes, sabía lo que se escondía en su interior. Los vecinos llevaban 99 años y 363 días esperando conocer el contenido de un misterioso paquete de 3,1 kilos de peso y 40 centímetros de ancho, 28 de largo y 9 de espesor. Especialmente en los últimos tiempos, la espera había derivado en ansiedad. “Aquí todo el mundo está hablando de ese tema, ahora mismo no hay otro”, decía hace unos días Kjell Voldheim, trabajador del museo local Gudbrandsdal. En 1912, Johan Nygaard, una figura central en la vida social y política de la localidad, lacró un gran sobre marrón, lo ató con unas cuerdas y plasmó sobre él un enigmático mensaje: “Kan aabnes i 2012”. O lo que es lo mismo, “podrá abrirse en 2012”. Custodiado desde entonces por el museo en el que Voldheim realiza visitas guiadas, ayer se desveló el centenario interrogante.

Desde las seis de la tarde, la web del periódico Verdens Gang emitió en directo, en streaming, una ceremonia en noruego e inglés -y en presencia de la princesa Astrid de Noruega-, en la que se reveló el enigma. Dentro del paquete había otro paquete, del que se extrajeron un buen número de documentos, entre ellos notas, diarios, recortes de periódicos de entre 1914 y 1919, un emblema de tela con el mensaje “De parte del rey”, y unos banderines con los colores nacionales. Después de mostrar los objetos que contenía el fardo, que abrió Dag Erik Pryhn, el alcalde del municipio de Sel, donde se encuentra Otta, dos responsables del museo se los llevaron para analizarlos, y emplazaron a los vecinos a regresar más tarde para darles a conocer más detalles. Cuando volvieron señalaron que, al parecer, la documentación tiene que ver en su mayoría con la construcción de un monumento para rememorar la batalla de Kringen, ya que los diarios y los periódicos contienen datos de contabilidad sobre las donaciones que se habían hecho para erigirlo.

Algo así se olían muchos, dado que la fecha coincidía con la conmemoración de la contienda en la que hace 400 años, los campesinos de la zona defendieron sus tierras de la invasión de los mercenarios escoceses que se dirigían a Suecia para alistarse en el ejército. Nygaard, el artífice de todo este revuelo, fue un hombre clave en la celebración de la victoria hace cien 26 de agosto. Por ello se pensaba que el contenido del paquete podía tener relación con el hecho histórico. “O a lo mejor es el Diamante Azul del Titanic, que se hundió en 1912”, bromeaba días antes frente a la prensa noruega Voldheim. Una vez desliado el enredo, la realidad parece bastante distante: “Es interesante ver el poco dinero que se dio [para la construcción del monumento]”, señaló uno de los responsables del museo. “Algunos daban medio dólar y otros un dólar”.

Aunque el paquete se selló en 1912, no fue hasta los años 20 cuando Nygaard lo dejó en manos de sus convecinos, advirtiéndoles que lo que guardaba “beneficiaría y deleitaría a futuras generaciones”. Teniendo en cuenta que los periódicos que se han encontrado datan de entre 1914 y 1919, cabe deducir que el instigador de toda esta historia abrió en algún momento el paquete, a diferencia de sus cumplidores paisanos, que han aguantado las ganas durante tanto tiempo. “No tengo expectativas de que el mundo vaya a cambiar por el contenido del paquete”, dijo al Verdens Gang el actual alcalde, antes de descubrir lo que escondía. Entre la comunidad, la imaginación había volado libre. Sobre todo entre unos niños que hace unos días visitaban el museo, y que creían que podía contener un cuchillo, una escritura antigua o un guisante. A partir de ahora, el ya no tan misterioso fardo volverá a las vitrinas del Gudbrandsdal. Eso sí, con su contenido visible al público.

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Sobre la firma

Silvia Hernando
Redactora en BABELIA, especializada en temas culturales. Antes de llegar al suplemento pasó por la sección de Cultura y El País Semanal. Previamente trabajó en InfoLibre. Estudió Historia del Arte y Traducción e Interpretación en la Universidad de Salamanca y tiene dos másteres: uno en Mercado del Arte y el otro en Periodismo (UAM/EL PAÍS).

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