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CRÍTICA: 'IMPÁVIDO'
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Carne de ‘popcorn’

Julián Villagrán, en un fotograma de 'Impávido'.
Julián Villagrán, en un fotograma de 'Impávido'.

Se podrían esbozar una suerte de Vidas Paralelas a partir de este segundo largometraje de Carlos Therón y de Carne de neón (2010), también segundo largo de Paco Cabezas: en ambos casos, se trata de relaboraciones de celebrados trabajos previos de sus respectivos autores en el terreno del cortometraje; y el registro popularizado por las primeras películas de Guy Ritchie funciona como compartido modelo de referencia. Therón y Cabezas también parecen reconocerse en una sensibilidad profesional muy parecida: el joven director español con la mirada puesta en un cine de consumo capaz de suministrar placeres epidérmicos a partir de una puesta en escena eficaz y pirotécnica y un guión atento al giro y a la réplica ingeniosa. En suma, un cine de multisalas con personalidad y cierta impronta autoral, aunque sea a partir de referentes de segunda o tercera mano (Ritchie como el fish’n’chips de lo tarantiniano). Un objetivo respetable, pero que se antoja un tanto tardío en unos tiempos en que el concepto de cine low cost parece tener más sex-appeal entre los cineastas debutantes que esa recaudación de primer fin de semana que las circunstancias hacen cada vez más esquiva.

En su día, Impávido (2007), el cortometraje, despertaba la comprensible antipatía del producto que buscaba el efecto antes que el discurso, que prefería sacar pecho antes que arriesgar. Cinco años después, Therón ha respetado al grueso de su cásting, ha alimentado la historia de este buscavidas que acaba debiéndole una imprudente suma a un malo de tebeo y, de repente, han surgido algunas sorpresas: en especial, el personaje encarnado por Manolo Solo, que el actor convierte en una memorable creación, pero también la flexibilidad interpretativa que ha adquirido, entre una y otra versión, Julián Villagrán. Desafortunadamente, Nacho Vidal da el tipo, pero no el alma y su villano se queda en cliché tan débil y poco convincente que la acción de “Impávido” se resiente de que no se palpe una amenaza real.

La escena que abre la película, con su accidente automovilístico en off, tiene todas las trazas de un gesto honesto: algunas soluciones de puesta en escena van a estar condicionadas por un planteamiento de producción que juega en contra de la gramática vocacionalmente avasalladora del relato. Therón controla las formas para que ese desajuste no se note demasiado y, sí, “Impávido” lo tiene difícil para dejar huella imborrable en el espectador, pero logra algo importante: cumplir, dar (por lo menos) lo que promete.

IMPÁVIDO

Dirección: Carlos Therón. Intérpretes: Julián Villagrán, Manolo Solo, Nacho Vidal, Marta Torné, Pepo Oliva, Carolina Bona, Víctor Clavijo. Género: comedia. España, 2012. Duración: 95 minutos.

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