Celeste Holm, estrella de Hollywood y Broadway

Celeste Holm (Nueva York, 1929), la amiga de Bette Davis en Eva al desnudo, falleció ayer en su ciudad natal. Su carrera sobre los escenarios de Broadway y bajo los focos de Hollywood se vio eclipsada durante los últimos años de su vida por una batalla legal entre sus dos hijos y su quinto marido, con quien se casó en 2004.

Aunque Holms consagró su vida al teatro, su papel en Eva al desnudo —que le valió una nominación al Oscar como mejor actriz de reparto en 1950— será el que quede indeleble en la retina de los amantes del séptimo arte. La película supuso un punto de inflexión en la carrera de la actriz, que rompió su contrato con la Fox por entender que no le ofrecían papeles a la altura de su talento. No en vano, de acuerdo con su propia biografía, en el acuerdo que firmó con la compañía cinematográfica se establecía que se le destinaría a los papeles “cuya rubia inteligencia no se ajustara al molde de la pin up Betty Grable”.

A lo largo de sus más de 50 años de carrera, Holms interpretó todo tipo de papeles en musicales, en el cine y en la pequeña pantalla. Fue Ado Anni en Oklahoma!, la peridista compañera de Frank Sinatra en Alta Sociedad (el remake musicalizado de Historias de Filadelfia) e intervino en varias series de televisión, como Falcon Crest.

Holms debutó en el teatro en 1936 en una producción de Hamlet junto a Leslie Howard en Pensilvania. Su primera actuación en Broadway llegaría tres años después con Los diás de nuestra vida, donde interpretó un pequeño papel que llamó la atención de la crítica de Nueva York. En 1943 protagonizaría Oklahoma! por su “habilidad como mala cantante”, según confesó la propia Holm en su biografía. Su primer contrato en Hollywood lo firmó en 1945, tras volver de una gira por Europa para animar a las tropas estadounidenses. Su primer papel para la gran pantalla llegaría un año después, como secundaria en Tres pequeñas chicas de azul.

En 1947 Holm ganó el Oscar como mejor actriz de reparto por su papel junto a Gregory Peck en La barrera invisible, de Elia Kazan. Se trataba de su tercera película. Pese a su éxito fulgurante en el cine, la actriz, prefirió vincular su carrera profesional al mundo del teatro, donde, entendía, le ofrecían mejores personajes.