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Radiohead, el regreso agridulce

Casi 40.000 personas acuden al concierto en el BBKLive La banda presenta su último trabajo 'The Kings of Limbs' en un concierto de casi dos horas

El músico británico Thom Yorke en el concierto del 10 de julio
El músico británico Thom Yorke en el concierto del 10 de julioSYLVAIN THOMAS (AFP)

Los organizadores del BBKLive afinaron ayer la puntería y cifraron en 36.842 las personas que acudieron el jueves a su jornada inaugural en la que The Cure eran cabeza de cartel. Asistieron al regreso de Radiohead a los escenarios españoles, dentro de su última gira en la que presentan su último trabajo The King of Limbs, un total de 39.400 personas. Su concierto de anoche duró una hora y 45 minutos.

Y es que el reencuentro de la banda de Oxford con su público en su única visita a España programada hasta el momento para este año, estaba cargada, desde mucho antes de comenzar, de un componente agridulce muy marcado. Este viernes faltaban tan solo dos jornadas para que se cumpliera el primer mes de la muerte del técnico de batería de la banda, Scott Johnson a los 33 años de edad. El pasado sábado 16 de junio, toneladas de focos, cables, andamios, pantallas y demás elementos del escenario se derrumbaron en un fatal accidente en el que Johnson se dejó la vida en la ciudad de Toronto (Canadá) y otros tres miembros del equipo sufrieron heridas.

El de este viernes en Kobetamendi era, además, el segundo concierto de Radiohead tras el suceso después de que el fatal accidente les obligara a cancelar siete fechas de su gira en Italia y Alemania. El pasado día 21, la banda emitía un comunicado en su página web en el que decía: "Haremos todo el esfuerzo posible para ofrecer a los fans el mejor show que podamos dadas las circunstancias. Gracias por vuestra comprensión y apoyo". Días antes habían informado de que además de la insustituible y tristísima pérdida de Johnson, el accidente afectaría al espectáculo puesto que el derrumbe destruyó "un conjunto de pantallas y elementos de luz que habían sido construidos a medida para el show" y que tardarían un tiempo indefinido en poder ser fabricados de nuevo. "También han sido destruidos instrumentos musicales vintage y específicos para esta gira que resultan completamente insustituíbles", se leía en el comunicado.

Ya había pistas claras de cómo sería el concierto de este viernes en Bilbao. Dos jornadas antes, en Nimes (Francia) la banda de Oxford había vuelto a la carretera dedicándole la primera actuación tras el parón al desaparecido Scott Johnson: "Era nuestro amigo y colega. Era un hombre amable, siempre positivo y divertido. Un fiera en el trabajo. Le echaremos siempre de menos".

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Lo hicieron abriendo el show con Lucky, un tema de su disco OK Computer con el que no comenzaban un concierto desde 1998. Pero también se pudo ver cómo las pantallas móviles que creaban atmósferas subiendo y bajando durante los conciertos, estan ahora estáticas. El bolo de Radiohead en el festival de Coachella en Indio, California, está accesible por entero en Internet y ayer se pudieron apreciar grandes diferencias entre el show original y esta entrega parcheada por una cuestión más de fuerza mayor. De aquel diseño original de escenario ha desaparecido también una pantalla gigante de Led que servía de fondo. Pero con Radiohead casi lo de menos es el continente, en lo que Thom Yorke y compañía son expertos es en hacer una de las mejores músicas que se pueden escuchar en este momento. En Bilbao quedó claro que son una de las bandas más geniales no solo en cuanto a composición, sino también en un directo arrollador y estratosférico con temas infalibles y ya clásicos como 15 step, Karma police y Everything in its right place, y también con lo más reciente de su último disco: Bloom, Morning Mr Magpie y Lotus Flower.

La noche del viernes quedó claro en Kobetamendi que Radiohead es una de las apuestas más seguras para programar en un festival aunque la banda acuda aún con el luto de sobreponerse a un mazazo. Ellos, aparte de genios indiscutibles, son unos profesionales impecables.

El día había amanecido con un sol radiante y los termómetros marcaban 30 grados, hacía hasta bochorno. Pero la tarde parecía que no iba a dar tregua. A las 19.00 cuando Noah and the Whale atacaban su segundo tema, Give it back un viento racheado arrancó de cuajo las dos pantallas de vídeo del escenario secundario en el que tocaba la banda de Londres y comenzaron a caer unas gotas que no presagiaban nada bueno. Pero fue una falsa alarma. Charlie Fink, el cantante, a mitad de su concierto preguntó al respetable si se lo había pasado bien la noche anterior con The Cure y acto seguido mostró su adhesión a los protagonistas del día: "Esta noche va a ser todavía mejor con Radiohead. Por un montón de circunstancias el concierto de hoy es muy importante para ellos".

Mumford and sons, la banda de folk rock británica, se ocupó de ofrecer el que fue, tal vez, el concierto más alegre y divertido del día. Un hecho que es casi una heroicidad con un solo disco en la calle. Su as en la manga fueron varios temas de su nueva entrega que aseguraron lanzarán en septiembre. Tiraron bastante de temas nuevos (aunque ya los han estado tocando en diversos festivales). Para echar a andar su concierto sonó uno de ellos: Lover’s Eyes y empezó su despliegue de buen hacer dándole protagonismo al banjo, el violín, las armonías vocales y una grandiosa sección de viento. Durante más de una hora, Marcus Mumford le dio al público una inestimable ración de optimismo que la muchachada recibió con entrega, saltos y hasta alguna conga... (así son los festivales). Cogieron su primer trabajo, Sigh no more y lo exprimieron del todo con temas como Little lion manThe Cave o Roll away your stone. Mumford, además, le enseñó a todos los presentes que su nivel de español deja bastante que desear: "Me gusta Bilbao", "tengo una cita con dos putas esta noche", "me gusta el fútbol" y "dónde está la playa" fueron todas las frases que acertó a decir en castellano intercaladas entre tema y tema.

The Kooks sirvieron de antesala a Radiohead en el escenario secundario y ofrecieron una brillante actuación sobre todo con mucha entrega y mezclando estilos con una facilidad pasmosa. La armada española quedó relegada a más allá de la 1.30 de la noche con dos conciertos simultáneos de Vetusta Morla y Triángulo de amor Bizarro.

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