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Rock in Rio segundo asalto, preparen las suelas de sus zapatillas

La ausencia de Rihanna marca la vuelta del macrofestival musical El DJ Carl Cox cierra la jornada con una sesión de electrónica clásica

Ana Marcos
Un momento de la actuación del 'dj' Calvin Harris en Rock in Rio
Un momento de la actuación del 'dj' Calvin Harris en Rock in RioKiko Huesca (EFE)

La posibilidad siempre está ahí, pero casi es mejor encomendarse a algún santo antes de plantearse que Rihanna te llame un domingo para decirte que cancela su concierto. Sobre todo si su nombre destaca por encima de los demás como cabeza de cartel de la segunda jornada de Rock in Rio Madrid. El fiasco puede ser aún peor, si resulta que su último hit lo ha pergeñado con otro de los destacados del día y el público, menos dado a arrogarse a divinidades, confía en que diva y DJ –el susodicho es Calvin Harris, el último productor de moda con permiso de David Guetta- hicieran tronar los miles de vatios de esta mole de sonido en mitad de Arganda del Rey. Por suerte Harris cumplió. Se subió al escenario Mundo al caer la tarde y con los cordones bien atados, el público empezó a limar suela sobre el césped artificial, en la que fue la antesala a la gran fiesta de la electrónica que se celebra esta noche.

La actuación de Harris consistió en recordar que su paso de hijo pródigo de la red social MySpace a fichaje de oro de las macrodiscográficas Sony y EMI se debe en gran parte a su habilidad de haber sabido recuperar lo mejor de la música disco en compañía de súper estrellas como la ausente Rihanna, Kylie Minogue, Katy Perry, The Ting Tings, Dizzee Rascal, LMFAO y Tiësto. Hit tras hit –aunque en alguna entrevista reniegue de que su electrónica suene siempre igual-, puso a bailar al personal al caer la tarde.

Algo más de 60 minutos de brazos en alto y sonrisillas por doquier ante una audiencia muy joven que por primera vez en la historia de Rock in Rio tenía la posibilidad de hacerse con un forzudo para disfrutar con mejores vistas de la fiesta. La marca de cervezas Coronita, uno de los patrocinadores que ameniza con sus actividades esta cita que sustenta la música con la mercadotécnica, ha dispuesto por el recinto a 10 hombretones –cinco jugadores de rugby y otros cinco de baloncesto- para subir a hombros a las y los necesitados. “Yo forzudo soy siempre, es mi día a día”, dice Rafa, de 24 años, jugador de la selección española de rugby, “de hecho empecé a estudiar arquitectura pero lo he dejado por esta profesión”.

Amaia Montero ayer en Rock in Rio Madrid.
Amaia Montero ayer en Rock in Rio Madrid.CLAUDIO ÁLVAREZ

Ataviados con camisetas blancas y carteles que animan al artista de turno a perpetuar la especie, cuando no sirven de recordatorio para que los progenitores se vayan tranquilos a dormir, los forzudos aseguran una asistencia en las alturas por canción, fotos para enseñar a los amigos, saltos si así lo requiriera la actuación, y la seguridad de acabar con todos los huesos en su sitio de vuelta a la tierra. “La técnica es sencilla: tener mucho cuidado”, cuenta Rafa, de 21 años, también jugador de rugby profesional. “Subimos a las chicas a pulso y si llevan falda, pues con un poco más de cuidado”.

Entrada la noche y absorbido el sudor tras el bailoteo con Calvin Harris, Amaia Montero agarró el cetro femenino. La donostiarra tenía una empresa complicada para paliar la ausencia de Rihanna. Subida en unas vertiginosas plataformas doradas se salió un poco del guion con un comienzo a base de las baladas y medios tiempos de su segundo álbum de estudio Amaia Montero 2. Al público le costó entrar y muchos acabaron sucumbiendo a la llamada de los DJ de la emisora de radio Máxima FM. Como flautistas de Hamelín fueron conquistando al personal en la zona electrónica de Rock in Rio a base de cantaditas y lo mejor que el house ha inventado para este verano.

Montero no se rindió y acabó su actuación con una traca de temas de La oreja de Van Gogh que convocó a unos cuantos jóvenes más alrededor del escenario Mundo. Hasta algún padre castigado en la lejanía de las explanadas del recinto hizo caso omiso a las amenazas de sus vástagos y acabó bailando, como en una verbena, con ese patrimonio que comparte la cantante con sus excompañeros de banda.

La organización esperaba unas 40.000 personas, pero la cifra final fue de 25.000 tras la cancelación de Rihanna y la sustitución a última hora con Carl Cox. El dj, considerado uno de los fundadores del sonido rave y residente de la discoteca Space Terrace de Ibiza, cerró la noche justo después del house del grupo Swedish House Mafia. Los tres djs se apretujaron en la mesa de mezclas y entre proyecciones arácnidas y demás psicodelia se despidieron del público para siempre, tras solo dos años de andanzas.

Carl Cox les dio la vez sin amedrentarse en una clase de pinchadiscos clásico recordando que lleva en el negocio desde finales del siglo pasado cuando sorprendió pinchando con tres platos en la Sunrise Rave de 1998.

Las previsiones para hoy son más halagüeñas. Rock in Rio espera a 60.000 personas en el que será el encuentro entre el dj David Guetta y Pitbull. La penúltima jornada de Rock in Rio en Madrid se consagra a la electrónica con las actuaciones de Afrojack, Eric Morillo, Martin Solveig, Pete Tong y Wally Lopez. Se exige disfraz, mejor dejar las gafas Arnette y demás atrezzo propio del género en casa. El festival ha organizado para esta noche un concurso de disfraces, el ganador viajará a la próxima edición de Rock in Rio en Brasil, en 2013 y cuatro finalistas obtendrán un cheque de 500 euros.

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Sobre la firma

Ana Marcos
Redactora de Cultura, encargada de los temas de Arte. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Fue parte del equipo que fundó Verne. Ha sido corresponsal en Colombia y ha seguido los pasos de Unidas Podemos en la sección de Nacional. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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