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OBITUARIO

Harry Crews, novelista en la senda de Bukowski

Formó parte de una tradición de escritores sureños americanos

El novelista Harry Crews (Alma, EE UU, 1935), fallecido a finales de marzo a los 76 años, formó parte de una tradición de escritores sureños americanos que se remonta a Edgar Allan Poe y pasa por William Faulkner y Flannery O'Connor. Descrito en ocasiones como gótico, en los libros de Crews aparecían exaltados predicadores bíblicos, taimados buscadores de petróleo, airados campesinos y barrocos perdedores.

Sus personajes marginales, figurantes de un escenario genuinamente estadounidense, devoran pieza a pieza coches enteros —como en la novela Car (1972)—, pesan 300 kilos y se atiborran de bebidas dietéticas —como en Naked in Garden Hills (1969)— o —como en la que es probablemente su mejor novela, A Feast of Snakes (1976)— acuden al rodeo anual de serpientes de Mystic (Georgia).

Como muchos de esos personajes marginales, Crews encarnaba algunas de esas contradicciones: bebedor habitual, lucía el semblante más machacado desde Bukowski pero era un profesor apasionado por las clases de escritura creativa que impartió en la Universidad de Florida durante muchos años.

El que quizá sea el más exitoso de sus discípulos, el novelista Michael Connelly, reconocía así su deuda con el escritor sureño: “Los personajes de Crews suelen ser seres dañados emocionalmente, con una visión desencantada del mundo, y uno de mis personajes, el detective Harry Bosch, comparte algún elemento con ellos (...) Como novelista, Crews tenía un porvenir más largo que su propia vida”.

Suele considerarse que su autobiografía —A Childhood: The Biography of a Place (1978)— es su mejor trabajo; un esfuerzo de memoria e introspección que, como reconocería años más tarde el novelista, “casi me mató”.

No es de extrañar. Crews nació en la más sangrante pobreza en una aldea perdida en el sur de Georgia. Su padre, aparcero, murió cuando Crews tenía dos años. Su madre se casó con su cuñado, un “atroz borracho”. A los cinco años, Crews quedó paralizado, probablemente por la poliomelitis. Sus miembros retorcidos atraían visitantes de los pueblos colindantes. Aunque se recuperó, nunca olvidó “lo solitaria y salvaje que era la vida de un bicho raro”.

Los únicos libros que había en su casa eran la Biblia y un catálogo de venta por correo. Junto a un amigo empezó a escribir historias utilizando los modelos de este catálogo como personajes. Tras terminar el instituto se alistó a los marines. Utilizó su expediente militar para ingresar en la Universidad de Florida pero abandonó los estudios para vagabundear en motocicleta durante año y medio. Posteriormente regresaría a la universidad y acabaría dos carreras.

Se casó con una compañera de estudios, Sally Ellis, de la que se divorció, para volverse a casar y divorciarse nuevamente tras la muerte de su segundo hijo.

En 1968, impartiendo ya clases en la universidad, Crews publicó su primera novela, The Gospel Singer. A lo largo de la década siguiente editaría un libro por año, a la vez que escribía guiones; todo ello sin abandonar la nebulosa del alcohol: “Estuve borracho cada día, durante 30 años”, afirmó. Sin embargo, jamás dejó un solo día de escribir, “aunque fuera tan solo 15 minutos”. Tras abandonar la adicción al alcohol, publicó dos de sus mejores libros, All we need of hell (1987) y The knockout artist (1988). Dejó de dar clases en 1997 y un año después publicó su última novela, A celebration.

© Guardian News & Media 2012.

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