_
_
_
_
_

“En Líbano no tenemos un gobierno con el cual identificarnos”

El libanés Rabih Alameddire publica 'La mujer de papel', tras su exitosa 'El contador de historias' Es la historia de una anciana encerrada desde los 16 años y enamorada de los libros La religión y el poder como cárceles, son dos de los temas aboradados en la novela

Aurora Intxausti
El aurtor libanés Rabih Alameddine.
El aurtor libanés Rabih Alameddine.BERNARDO PÉREZ

Discurren por las páginas de la nueva novela del libanés Rabih Alameddine (Jordania, 1959) algunos de sus escritores preferidos: Pessoa, Lampedusa, Javier Marías y Roberto Bolaño. En La mujer de papel (Lumen), editada tras el éxito que cosechó con El contador de historias (Lumen, 2008), no podía faltar en la lista de libros el Corán, no porque sea santo de su devoción, más bien al contrario: la protagonista, una mujer de 70 años que ha pasado su vida encerrada en casa desde los 16, al ser repudiada por la sociedad por ser viuda, es una devota lectora de ese libro.

Alameddine que vive entre Oriente y Occidente, entre Estados Unidos y Beirut, es un apasionado de los libros desde la infancia y antes de soñar con ser escritor vivía dentro de ellos. “Comencé con los cómics, los leía en los tres idiomas en que se editaban en el Líbano –francés, inglés y árabe-. Luego fueron llegando otros autores hasta que mi pasión por la lectura se convirtió en mi profesión”.

Incluso en medio de la violencia. El escritor vivió parte de las guerras que se sucedieron en el Líbano desde 1975 hasta 1990. “Ahora no hay guerra pero es un lugar donde las tensiones y fricciones son permanentes entre cristianos y musulmanes, Oriente y Occidente, conservadores y liberales. No es un lugar en el que se pueda vivir tranquilamente. Tal vez ya me he acostumbrado a vivir en la intranquilidad y por eso me gusta. En Líbano no tenemos un gobierno con el cual identificamos, ni un símbolo. Se vive de manera tensa y difícil. No sé cómo es vivir en paz y armonía, y me resulta difícil imaginarlo”. El autor de La mujer de papel critica duramente a los dirigentes políticos "que distraen al individuo con problemas como el conflicto en Siria mientras existen otras circunstancias que atañen más a las personas, como el seguir comiendo todos los días".

Cuanto más personas estén dominadas por las religiones y más ignorantes sean es mucho mejor para los gobernantes

Rabih Alameddire se mueve entre su pasión y cierto odio por un país, Líbano, que es incapaz de vivir en paz aunque las balas no se crucen ya entre las calles. Eligió una mujer como protagonista de su libro porque son ellas precisamente las que más padecen la tiranía del Corán. Aaliya, es una mujer de unos 70 años, con el pelo azul, que lleva desde los 16 años encerrada en un viejo apartamento de Beirut por ser viuda. “Cualquier religión ya sea el cristianismo, el judaísmo o el islamismo es opresiva. Unas más que otras, pero todas ellas oprimen al individuo de alguna manera”, puntualiza el escritor”. Los 54 años que Aaliya lleva prisionera entre las paredes de su casa lee a diario el Corán: “Para ella es literatura y un libro del que no puede prescindir, aunque la obligue a estar encerrada y limite su libertad” y, sin embargo, el autor que da vida a esta mujer sostiene que “no puede tomar en serio la religión y hay mucha gente a la que le resulta difícil renunciar a la idea de la existencia de Dios. Cuanto más personas estén dominadas por las religiones y más ignorantes sean es mucho mejor para los gobernantes. De ahí que en muchos países los recortes más importantes se están produciendo en educación. Eso limitará el acceso a la cultura a muchos niños que sus familias no tengan dinero para darles una buena educación y, por supuesto, se verán imposibilitados para leer a los grandes de la literatura”.

A Alameddine le gusta escribir libros que no son fáciles de leer. Se considera un provocador y por eso cuando narra una historia trata de "mover las mentes enjauladas". No tiene duda de que todo el mundo debería leer dos veces cada libro "porque en una primera lectura es posible que te dejes palabras en el camino que luego te hagan reflexionar”..

Todo el mundo debería leer dos veces cada libro porque la primera vez es posible que te dejes palabras en el camino

En La mujer de papel, Aaliya leía entre las viejas paredes de su casa de Beirut los libros que le llevaban a otros lugares del mundo, mientras en su ciudad caían las bombas y retumbaban los ecos de una guerra. Una guerra que en aquellos años, entre 1975 y 1990, convirtió a muchos jóvenes pacíficos en espías y matones, y que para protegerse de los ataques obligó a una mujer sola a dormir con un rifle al lado de la cama. Aaliya es un personaje peculiar que encuentra en los libros el refugio y el amor que su familia no le dio.

Hay un momento en que en la novela se habla de la muerte y Alameddien escribe un pasaje que capta a su protagonista y la historia que quiere contar: "¿Qué dirá la inscripción de la lápida de mi tumba? Hay tantas posibilidades, hay tanto de donde elegir.

Aquí yace Aaliya, nunca del todo viva, ahora muerta, todavía sola, todavía temerosa.

Muerte, no te enorgullezcas, pues aquí solo has derrocado a una partícula".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_