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CRÍTICA: 'EVELYN'
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Fabricación de prostitutas

Javier Ocaña

Suena terrible, y en realidad lo es, pero la industria de la prostitución, que se nutre de continuos actos no solo ilegales sino a menudo también criminales (inmigración irregular, engaños, firma de contratos amañados, amenazas, ayuda de corruptos con cargos oficiales, encierros, palizas, robo de pasaportes…), no se diferencia demasiado del proceso de fabricación de cualquier producto agrícola: siembra, riego, cuidados y recogida del fruto. Eso sí, todo en base criminal.

Isabel de Ocampo, exitosa cortometrajista española (Espermazotoides, y no es una errata, ganó infinidad de galardones en el año 2005, y Miente, también sobre la prostitución, ganó el Goya de la categoría en 2009), se ha propuesto contar en su primer largo, Evelyn, uno de esos procesos, desde el reclutamiento en Perú de una joven que cree venir a España a trabajar en una cafetería, hasta la meta en el club de carretera, luminoso en el tejado, lencería, invítame a una copa, 30 por chupar, 50 completo. Y lo ha hecho, quizá guiada por el posibilismo presupuestario, con dos muy buenas decisiones de base que llevan a una estructura muy atractiva. También, por el contrario, con un desarrollo algo obvio y carente de profundidad en sus personajes.

De Ocampo, primero, huye del morbo del local y los desnudos (al que siempre se suman, para ganar audiencia, esos programas de reporterismo televisivo tan en boga) y, segundo, centra su historia en las bambalinas, mucho más terribles e interesantes socialmente: ambiente carcelario, almuerzos de filete empanado en bandeja de prisión, oficinas con calculadora añeja y modernos contadores de billetes. Mientras, el interior del local abierto al público y la clientela solo se visualizan en el último minuto. Sin embargo, ese encierro se hace monótono y demasiado obvio, sobre todo porque los personajes secundarios (las otras prostitutas, el jefe de la mafia, los ayudantes…) son meros esbozos que nunca se desarrollan y que, por tanto, no llegan a escapar del tópico. Lo que sumado a que las tentativas de poesía formal en la puesta en escena y el montaje, con efectos de sonido y distorsión de la banda sonora, tampoco cuajan del todo, hacen de Evelyn una propuesta de buen planteamiento y renqueante composición.

Dirección: Isabel de Ocampo.

Intérpretes: Cindy Díaz, Adolfo Fernández, Guadalupe Lancho, Agnes Kiraly.

Género: drama.

España, 2012. Duración: 96 minutos.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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