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¿Cuál es su película de culto favorita?

El periodista y escritor Juan Tejero hace una selección de los filmes que de una manera u otra se convierten en parte de la vida en el libro ‘Cult movies’

Ana Marcos
'Ciudadano Kane'.
'Ciudadano Kane'.

Una de estas tardes de verano, aprovechando los beneficios de la jornada intensiva, reúna a sus amigos en la terraza de un bar y haga saltar la liebre: “Creo que Ciudadano Kane es la película más sobrevalorada de la historia”. Si con este clásico de Orson Welles sus contertulios siguen más atentos a la Eurocopa, aquí van otras dos propuestas: “Reservoir Dogs fue determinante para el cine de principios de los noventa”. ¿Nada? Entonces pruebe con Blade Runner, ¡Qué bello es vivir!, Al final de la escapada,… y si la artillería no le funciona, recurra a El árbol de la vida para empezar la marcha atrás en el recorrido por las películas que de una manera u otra pasan a formar parte de la vida.

Algo parecido, sin necesidad de prueba empírica en un café, ha hecho el escritor, periodista y editor Juan Tejero en Cult movies (Bookland / TB Editores). El libro repasa en breves artículos 93 películas que “han despertado esas pasiones desatadas que no se agotan con el arranque de su historia”, dice el autor. La idea la llevaba barruntando desde hace 20 años cuando una vez al mes elegía una cult movie para Cinerama, la revista especializada que dirigió durante nueve años. “Este libro es la recopilación de una vida, de las películas que son esenciales no tanto para los intelectuales o los críticos, sino para el público en general”.

Consciente de que el cultismo adquiere una definición en cada resorte que salta en el cerebro del espectador ante la gran pantalla, Tejero parte de una clasificación para argumentar su propuesta. “Por un lado, están las películas de culto que además fueron populares en su momento porque triunfaron en taquilla como Casablanca y Blade Runner”, explica Tejero. De esta primera categoría excluye, sin embargo, otros filmes que en apariencia responderían a los mismos requisitos como La guerra de las galaxias o Lo que el viento se llevó: “Es cierto que tienen legiones de fans, pero son películas que se siguen comercializando, incluso en cines, y dan mucho dinero en distintos mercados, por eso quedan fuera. Por el contrario, Casablanca ya solo se proyecta en cineclubs, universidades o en la casa de cada, y su éxito se multiplicó en los sesenta a través del culto que se generó en torno Bogart”.

La segunda clase de películas que se incluyen en la lista de Tejero responden a “un clásico”, apunta el autor, “lo que todos entendemos por película de culto: aquellas que pasaron desapercibidas en su momento, que no tuvieron éxito en taquilla ni tuvieron repercusión crítica, pero que con el paso del tiempo han ganado en estatus mítico”. The Rocky Horror Picture Show con su legión de seguidores fieles a las citas de los viernes y sábados por la noche en cines estadounidenses y La noche del cazador son dos de los ejemplos paradigmáticos. “Charles Laughton quedó tan traumatizado después del fracaso de su película que dejó de hacer cine y murió pocos años después del estreno”, recuerda Tejero. “Ahora ya nadie se atrevería a decir que La noche del cazador no es una obra maestra”.

La irracionalidad propia del friquismo también cuenta en esta compilación. La falta de lógica que en un principio rodeó la autoproclamación de Ed Wood como peor cineasta de la historia devino en una apabullante bibliografía y cinematografía, recordada sobre todo por la película de Tim Burton, que ha permitido que el director tenga su sitio en Cult Movies. “Hay películas que podrían considerarse malas pero que luego son determinantes para un género como a lo mejor alguien puede interpretar de Terminator”, relata el autor. “Otras que han pasado a formar parte de los tesoros de las estanterías de DVD y BluRay y luego hay una última categoría, licencia personal, en la que he incluido el Ricardo III de Laurence Olivier o El cazador”.

Un último apunte para los cinéfilos, este libro no es una competición entre John Ford, Jean-Luc Godard, Ingmar Bergman, François Truffaut y Billy Wilder. Juan Tejero reconoce que estuvo tentando, pero antes de que se convirtiera en una sucesión de películas de una decena de directores, se contuvo y cribó –no sin cierto dolor- para que el muestreo fuera de verdad un correlato de las adopciones que en algún momento, por algún motivo, alguien hace para continuar con su vida. El recorrido acaba con Hedwing y the angry inch, una película de 2001. Aún hace falta tiempo, décadas y devenires para que los atisbos más modernos se conviertan en mitos.

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Sobre la firma

Ana Marcos
Redactora de Cultura, encargada de los temas de Arte. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Fue parte del equipo que fundó Verne. Ha sido corresponsal en Colombia y ha seguido los pasos de Unidas Podemos en la sección de Nacional. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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