_
_
_
_
_

Hablemos sin tapujos de los problemas de nuestra sociedad

'Can we talk about this?', parte del Festival de Otoño, se adentra en el multiculturalismo, la libertad de expresión y el Islam

Silvia Hernando

Que el propio entrevistado plante una grabadora sobre la mesa augura que el tema del que se va a hablar no es cuestión insustancial. Y agotada la media hora de interacción otorgada, se confirma la predicción. El director de la compañía de danza británica DV8 Physical Theatre, Lloyd Newson, presenta el 31 de mayo y el 1, 2 y 3 de junio en los Teatros del Canal de Madrid, dentro del programa del Festival de Otoño en Primavera, la obra Can we talk about this? (¿Podemos hablar de esto?). La pieza trae jugo no solo por su concepción formal -fuera de la norma general aunque dentro de la tónica habitual de la compañía-, presentada como un híbrido de danza contemporánea y teatro verbatim (esto es, que reproduce las palabras literales pronunciadas por personajes a los que se ha entrevistado previamente). Lo más controvertido es el leitmotiv: una crítica a ciertos aspectos poco respetuosos del Islam con los derechos humanos. “La razón por la que grabo es que la cuestión es muy explosiva y delicada, y es importante que si se me cita, se haga con exactitud”, se justifica Newson, que no quiso que un fotógrafo le tomara un retrato para esta entrevista, aunque sí accedió a hablar ante las cámaras de televisión.

Para explicarse, mejor empezar por el principio: el título. Este proviene, cuenta, de una frase que una testigo ocular afirmó haber escuchado mientras el director neerlandés Theo Van Gogh, autor de la película Submission, que trata el tema de la subyugación de las mujeres musulmanas, era brutalmente asesinado en 2004 a manos del holandés-marroquí Mohamed Bouyeri. “Parece ser que cuando le disparaba, le acuchillaba, le cortaba la garganta y le clavaba dos cartas en el cuerpo, Van Gogh dijo a Bouyeri: ‘¿Podemos hablar de esto?’, y claramente ese no era el momento para hablar”. El suyo, ha llegado ahora. “No es una obra en contra del Islam”, se afana en repetir. “De hecho, en mi compañía hay tres musulmanes”.

Un momento de la representación de 'Can we talk about this?'
Un momento de la representación de 'Can we talk about this?'

El origen del espectáculo, señala, está relacionado con otra obra anterior, To be straight with you (que se traduciría como Para ser franco contigo, aunque en inglés conlleva un doble sentido, ya que straight significa también heterosexual). “Era una pieza sobre la homosexualidad y sobre las tres grandes religiones abrahámicas”, explica. De las entrevistas que realizó a británicos homosexuales y creyentes, le surgieron los motivos para la reflexión. “Al contrario que los gays judíos o cristianos, los musulmanes no querían que usáramos muestras de sus voces ni querían que usáramos sus nombres , porque tenían miedo a las represalias, y no de blancos homófobos, que hay muchos, sino de dentro de su comunidad. Y eso me llevó a pensar: ‘¿Dónde está la libertad de expresión para los gays musulmanes británicos?”. Una encuesta llevada a cabo entre 500 musulmanes del Reino Unido que dio como resultado un cero por ciento de aceptación de la homosexualidad, le acabó de convencer de que existe un problema de falta de respeto.

“La obra trata principalmente sobre el Islam, la libertad de expresión y el multiculturalismo”, concreta. “Cuando hablo de multiculturalismo no me refiero a una sociedad multirracial, que yo y desde luego la mayoría de la gente a la que he entrevistado apoya totalmente”. A lo que apunta, dice, es a ciertas políticas estatales implementadas en nombre de la multiculturalidad. “Por ejemplo, el gobierno británico ha permitido que existan 85 o más consejos de sharia [la ley religiosa y el código moral del Islam] para que operen en el país, y que son tribunales quasijudiciales. ¿Por qué permitimos que haya sistemas judiciales paralelos que no ofrecen a las mujeres musulmanas los mismos derechos que a las mujeres británicas no musulmanas?”. Además de la cuestión de los homosexuales y las mujeres, Newson habla también de una tercera razón para la crítica: “El modo de tener una sociedad diversa y coherente no es decir ‘mi religión es mejor que la tuya y por tanto tú eres menos que yo’, y desafortunadamente, eso es lo que pasa a menudo con la sharia, que hace a las mujeres menos que los hombres, a los no creyentes menos que los creyentes, a los gays menos que a los heterosexuales… Ese es mi problema”.

A partir de una cincuentena de entrevistas con expertos y concernidos, entre ellos los escritores Salman Rushdie y Martin Amis, el coguionista del filme Submission Ayaan Hirsi Ali o Mizanur Rahman, un islamista condenado a prisión por violencia relacionada con las viñetas de Mahoma publicadas en un periódico danés, el texto de la obra reproduce palabra por palabra extractos de entre tres y seis o siete minutos de esas conversaciones, para los que se pondrán subtítulos en castellano. “Es importante presentar un espectro amplio de pensamientos, ya que de lo que estamos hablando es de la censura”, señala, subrayando al tiempo que entre los entrevistados también hay musulmanes y que, sobre el escenario, nada de lo que se dice es ficcional. “Hay un par de textos de opinión, pero todo lo demás está basado en hechos”. Y además de declamarlos, los intérpretes también los danzan.

“Lo que se ve es a gente que baila pero que también son muy buenos actores”. Cómo se mueven, explica, se corresponde con el lenguaje corporal natural, pero prolongado. “El texto puede apoyar el movimiento y el movimiento puede apoyar el texto”. Y mezclarlos da lugar a una experiencia teatral enriquecida. “No quiero cabezas parlantes, que es lo que suele haber en las obras, ni tampoco quiero a bailarines moviéndose y fingiendo que no pueden hablar, cuando en realidad sí pueden. Quería combinar el poder del movimiento y el poder de la palabra. Aparte, estoy tratando una cuestión, que es la religión. ¿Y de dónde sale esa religión? Sale de un libro, que está escrito con palabras. Además, el movimiento por sí solo no es suficiente para tratar un tema tan complejo como este”.

El material de Can we talk about this?, que llega al final de su gira en Madrid, se preparó en el espacio de unos seis u ocho meses. “Aunque en los últimos cinco años he estado aprendiendo de manera directa o indirecta sobre el Islam”. Los ensayos, añade, llevaron unos cinco meses y medio. Y aunque el objetivo final es ensalzar la libertad de expresión, Newson se ve obligado a admitir que ellos no han podido cumplir con ella. Recursos como las viñetas de Mahoma o la película de Van Gogh se mencionan, pero no se muestran. “Nos da miedo”, asegura. Con todo, cree que la obra puede aportar su grano de arena. “Las cosas cambian cuando tienes información. Deberíamos ser capaces de escuchar los puntos de vista de los otros, y que ganara la idea más humana”.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Silvia Hernando
Redactora en BABELIA, especializada en temas culturales. Antes de llegar al suplemento pasó por la sección de Cultura y El País Semanal. Previamente trabajó en InfoLibre. Estudió Historia del Arte y Traducción e Interpretación en la Universidad de Salamanca y tiene dos másteres: uno en Mercado del Arte y el otro en Periodismo (UAM/EL PAÍS).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_