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Franco para todos los gustos

La Real Academia de la Historia mantendrá las entradas más polémicas del ‘Diccionario biográfico español’ Añadirá 10 complementarias en una adenda

Tereixa Constenla
El director de la Real Academia de la Historia, Gonzalo Anes, en su despacho junto al 'Diccionario biográfico español'.
El director de la Real Academia de la Historia, Gonzalo Anes, en su despacho junto al 'Diccionario biográfico español'.LUIS SEVILLANO

En el Diccionario biográfico español habrá Franco para cada paladar. Si uno aprecia su régimen puede leer la biografía escrita por Luis Suárez, medievalista y miembro de la Fundación Francisco Franco, en la que rehúsa tildarle de dictador. En caso contrario, podrá visitar la adenda que se incorporará al Diccionario, donde un historiador de identidad aún desconocida redactará una nueva reseña del personaje.

Después del trabajo de la comisión que se creó para analizar y corregir los errores científicos y desmanes ideológicos de los textos de algunos protagonistas del siglo XX, la Real Academia de la Historia (RAH) ha decidido dejar los tomos impresos como están y añadir una adenda final con notas y voces alternativas. El principal cambio será la adición de una decena de biografías de otros tantos personajes —entre ellos, Franco— que serán complementarias, según fuentes de la institución.

La tarea del equipo finalizó hace meses con la elaboración de un informe, presentado en la junta de la institución con vaguedad a finales de abril y sin difundir apenas su contenido. El presidente de la RAH, Gonzalo Anes, confirma que el pleno de la institución “conoció” el informe hace 10 días, pero rechaza ofrecer sus detalles. “De los asuntos internos de la Academia no se informa a la prensa”, manifiesta a este diario. Anes se limita a “agradecer” el intenso trabajo de los revisores, pero no aclara qué biografías se complementarán. Finalmente, cuelga el teléfono.

El historiador Juan Pablo Fusi, uno de los representantes externos de la comisión, explica que su misión inicial consistió en la revisión de unas 500 biografías de personajes nacidos entre 1890 y 1930 y que habían ocupado altos cargos políticos, militares y eclesiásticos. En el informe entregado a la RAH se señalaba cuáles eran “totalmente” o “parcialmente” revisables. “Sugerimos en alguna ocasión la posibilidad de hacer otras voces alternativas, pero finalmente era la Academia la que tenía que tomar su decisión”, señala Fusi, que no recuerda cuántas reseñas necesitaban corrección, puesto que su labor concluyó hace tiempo.

La Academia ha mantenido una gran opacidad en torno a todo el proceso de revisión, a pesar de que el Diccionario biográfico es una obra financiada básicamente con fondos públicos: recibió 6,4 millones de euros de subvenciones de los ministerios de Educación e Industria para su elaboración. El oscurantismo ha sido también interno, ya que algunos académicos ignoran por completo el contenido del informe a pesar de haberse interesado por él en varias ocasiones, como es el caso de Josefina Mendoza, exrectora de la Universidad Autónoma y una de las pocas académicas críticas con los errores historiográficos de la obra. Esta tarde mostraba su “asombro” ante la noticia de la aprobación, ya que se difundió en una junta directiva de la que ella se ausentó y no fue informada de ello.

Un académico corrobora que se llevó al pleno del 27 de abril una información somera donde se daba cuenta de la finalización de los trabajos de la comisión y que se encargarían “10 biografías estratégicas de las que han suscitado las mayores quejas”. Estos nuevos textos se añadirían al final del Diccionario, lo que significa que si, dentro de 10 años, algún alumno o investigador se aventura a consultar aún en volúmenes impresos de la Biblioteca Nacional quién fue Franco, podrá encontrar muestras de admiración (“pronto se hizo famoso por el frío valor que sobre el campo desplegaba”) y errores históricos (“una guerra larga de tres años le permitió derrotar a un enemigo que en principio contaba con fuerzas superiores. Para ello, faltando posibles mercados, y contando con la hostilidad de Francia y de Rusia, hubo de establecer estrechos compromisos con Italia y Alemania”).

El Diccionario biográfico español, presentado hace un año por los Reyes en la sede de la RAH, quedó seriamente noqueado por el escaso rigor científico de algunas biografías de personajes del siglo XX, aunque el buen hacer de la mayoría de los 5.000 biógrafos que han participado en la vasta obra (50 tomos de los que solo se ha publicado la mitad) presida muchas otras.

Para evitar que en los 25 tomos que aún no se han editado se repita la polémica, se han examinado los casos de riesgo en un intento de poner la venda antes de la herida. En el caso de voces sesgadas, han pedido textos nuevos, como ha ocurrido con la del general Miaja. Fernando Püell, profesor de Historia Militar, ha escrito de nuevo la biografía del personaje, que había sido encargada a Rafael Casas de la Vega, general franquista, y que la acababa en 1936. “Lo más interesante de Miaja empieza a partir de entonces”, afirma Püell.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Lisboa desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera en Andalucía. Es autora del libro 'Cuaderno de urgencias'.

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