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El Liceo cambia su modelo de gestión en busca de más patrocinios privados

La fundación del teatro decide reformar sus estatutos y despolitizar la institución Quiere poner al frente a un experto en gestión empresarial

Trabajadores del Liceo se manifiestan ante su fachada en La Rambla de Barcelona, en contra del expediente de regulación de empleo.
Trabajadores del Liceo se manifiestan ante su fachada en La Rambla de Barcelona, en contra del expediente de regulación de empleo.MARCEL.LÍ SÀENZ

El Teatro del Liceo ha iniciado la cuenta atrás para dotarse de un nuevo modelo de gestión en busca de una mayor eficacia en la captación de mecenazgo, cuando las aportaciones de dinero público en su presupuesto han menguado de forma considerable. La fundación que gobierna el teatro vivió este viernes una jornada que puede marcar un nuevo tiempo en la vida de la institución: el tiempo de la despolitización. En una reunión celebrada ayer la Fundación inicia el proceso de reforma de sus estatutos. El objetivo: poner al frente a una persona con amplia experiencia en gestión empresarial y vinculada históricamente al teatro para que presida tanto la Fundación Gran Teatro del Liceo como su comisión ejecutiva. La primera se encuentra ahora mismo en manos del presidente de la Generalitat de Cataluña; la comisión la dirige, de forma rotatoria y por periodos de un año, cada uno de los cuatro representantes políticos de las administraciones propietarias del teatro: Ministerio de Cultura, Generalitat, Ayuntamiento de Barcelona y Diputación.

Los patronos, entre los que además de los representantes de las administraciones figuran los del consejo de mecenazgo —el expresidente de La Caixa Josep Vilarasau, el directivo del Banco de Santander Pablo Cigüela, el directivo de Telefónica Luis Abril y el presidente de Media Planing, Leopoldo Rodes— y la Sociedad Gran Teatro del Liceo (que agrupa a los expropietarios del teatro) trabajarán con la propuesta que les enviará la Generalitat para consensuar un cambio de estatutos. Este deberá ser aprobado como muy tarde en julio, para que el teatro inicie el 1 de septiembre su temporada con el nuevo modelo de gestión y un nuevo presidente de la fundación.

Los ajustes presupuestarios en el Liceo, que han superado en los últimos dos años los 10 millones de euros, han llevado al coliseo barcelonés a una crisis que estalló el pasado febrero con la presentación de un Expediente de Regulación del Empleo (ERE) temporal, finalmente retirado, y la cancelación de parte de la programación de la actual temporada. Al descenso de las subvenciones públicas se añade la de los ingresos por taquilla y la sangrante caída de más del 30% del patrocinio privado, que las administraciones públicas quieren atajar a toda costa. De ahí la búsqueda de una persona que, con su experiencia en el mundo empresarial y sus contactos, pueda captar “el máximo de fondos privados”, según han explicado fuentes del patronato de la fundación. La meta última no es otra que mantener la calidad de la programación en el Liceo, cuya imagen se ha visto dañada por la cancelación de óperas.

Las administraciones consideran que, sin perder la proporción de representación que les da mayoría en la fundación, los patronos con cargos políticos deben dejar paso a otros que por su experiencia, conocimientos y capacidad para captar recursos puedan convertir la actual comisión ejecutiva en un eficiente consejo de administración que gestione el Teatro del Liceo.

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