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El escritor Manuel Rivas, doctor honoris causa de la Universidad de A Coruña

El hispanista John Rutherford, traductor de 'Don Quijote' y 'La Regenta' al inglés, recibe la misma condecoración

Uno es “el más señero escritor coruñés vivo y uno de los más polifacéticos y relevantes creadores en lengua gallega”. El otro, “uno de los más importantes valedores internacionales de la cultura gallega”. Estas son algunas de las razones por las que la Universidad de A Coruña (UDC) ha investido este mediodía doctores honoris causa a, respectivamente, Manuel Rivas (A Coruña, 1957) y John Rutherford (St Albans, Inglaterra, 1941). “No lo veo como un premio, sino como un compromiso. La primera sensación es preguntarse qué hice para merecerlo, y la segunda, por una parte agradecimiento y por otra un compromiso. Uno siempre piensa que lo mejor que puede hacer está por hacer, y esto es como un mensaje de apremio”, declaraba poco antes Rivas.

“Si Rivas no lo sabe lo que ha hecho por la cultura gallega, menos lo voy a saber yo”, contestaba Rutherford, a la vez que se mostraba orgulloso por el hecho de que el anterior doctor honoris causa “de las Islas” fuese el irlandés Seamus Heaney, “un poeta al que admiro mucho”. En ese mismo Paraninfo de la UDC, Manuel Rivas tomó posesión como miembro de la Real Academia Galega (RAG) hace poco más de dos años. Periodista y poeta conocido sobre todo por su faceta de narrador, con la que ha obtenido el Premio Nacional de Narrativa en 1996 y tres veces el de la Crítica Española, ha escrito toda su obra en gallego. John Rutherford, profesor emérito del Queen's College de la Universidad de Oxford y traductor de Don Quijote y La Regenta al inglés, fue también fundador del Centro de Estudios Gallegos en la universidad oxoniense, presidente de la Asociación Internacional de Estudios Gallegos y es también académico honorario de la RAG.

“Cuando empecé a escribir lo que entonces pensaba que eran poesías, hacerlo en gallego no fue un acto de reflexión, ni de toma de conciencia política, ni para echar una mano en servicio de salvamento y socorrismo del idioma. La lengua fue la que me escogió a mí. Sigo teniendo esa sensación, que son la propia historia, las palabras, las que me escogen. El gallego es un primer amor al que no renunciaré”, considera Rivas. Como las del escritor coruñés, las razones para la contribución a la cultura gallega del profesor universitario inglés tienen también que ver con la juventud y con el afecto. Le tocó estudiar español en secundaria por casualidad, y como dijo en una ocasión, ni le explicaban la segunda persona singular de los verbos porque era muy próxima “y se suponía que nunca íbamos a tener tanta confianza con un español como para necesitarla”.

Así que cuando llegó en un intercambio a Ribadeo en 1959, trataba de usted hasta a los niños de cinco años. “Entonces Gran Bretaña, salvo Escocia y Gales, ya era muy homogénea, y me sorprendió el orgullo que tenía la gente de ser de allí. Eso me encantó y me ayudó bastante a cambiar de actitud, a empezar a estudiar, y por eso estoy agradecido a Ribadeo y a Galicia”. Rutherford también tiene experiencias de abducción idiomática. Hace diez años hizo el Camino a Compostela de Roncesvalles, una experiencia que le impactó tanto que, además de repetirla desde entonces –y de momento- cinco veces, le determinó a intentar escribir una serie de ensayos en inglés sobre la experiencia jacobea. “Después de varios días rompiendo folios, ya casi resignado a asumir que era un académico aburrido que solo podía escribir crítica, intenté escribir en gallego. No salió fluido, ni un ensayo, pero sí una novela, As frechas de ouro”. Publicada en Galaxia en 2004, saldrá ahora en castellano.

A Rivas y Rutherford, además del doctorado universitario conseguido hoy, les une la pasión por la traducción y por el humor. El sonriente profeta Daniel esculpido en el Pórtico de la Gloria de Compostela aparece en obras de ambos y también en la portada del libro de Rutherford recién salido de imprenta, The Power of Smile. Humour in Spanish Culture (Francis Boutle Publishers). “La sonrisa tiene mucho poder, aquí hablo de el como una arma defensiva muy eficaz, y estudio, por ejemplo, la retranca gallega contrastándola con la guasa madrileña”, explica Rutherford. “El humor es lo que nos puede salvar, es la antorcha con la que Ulises logró cegar al Cíclope”, asiente Rivas.

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