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“No pretendo inventar la pólvora”

Rubén Pozo, de Pereza, se atreve en solitario con 'Lo que más', y habla sobre la emoción de afrontar una nueva etapa en solitario

Pozo antes de la entrevista
Pozo antes de la entrevistaGorka Lejarcegi (El País)

Antes de empezar la entrevista toca sacar las fotos: tumbado sobre un sofá, con las piernas cruzadas, con las gafas de sol puestas, sin ellas… De ahí, sin haber hablado con él, ya se deducen aspectos de su carácter. De primeras, se nota el gusto por las poses rocanroleras; y a la par, un cierto toque presumido que se afirma con la ropa –todo de negro bien pegadito, pantalones pitillo, botas de punta- y se confirma cuando, delante de un espejo, se atusa con esmero la melena rizada. “Busco el despeinado que me gusta”, dice antes de lanzarse a la pequeña sesión fotográfica. Rubén Pozo, la mitad de Pereza, está presentando su primer disco en solitario: Lo que más, que se revela como una especie de paseo introspectivo por su personalidad individual como músico, que dará a conocer al mundo este 20 de marzo.

Arrancada la conversación, emergen nuevas cualidades. La más evidente, la timidez. Más metido en harina, la coherencia del que tiene claro que, finalmente, está haciendo lo que siempre había querido hacer, incluso aunque antes no lo supiera. “Este momento en solitario está siendo excitante e intenso tanto en lo personal como en lo profesional”, comienza. “Tengo un gusanillo y unas mariposas en el estómago que en los últimos tiempos estaban paralizados”. Y es que a pesar de estar en el mundillo de la música desde que era un chaval (ahora tiene 36 años), primero en Buenas Noches Rose y luego con Pereza, esta es su primera vez en solitario. “Siempre me he considerado un animal de banda”, asegura. “Me gusta el trabajo en equipo, y aunque es verdad que en este disco también hay una banda, es mi nombre el que aparece en la portada del disco”. ¿Y por qué se tira solo a la piscina ahora? “Es algo que necesitaba hacer, antes no era el momento. ¡Y cuántas cosas aprendo y descubro de mí cada día! Soy más feliz ahora”.

El disco que le ha salido es un alegato en pro del pop-rock más simple y sin ambages, a base del triplete mágico guitarra-bajo-batería. “Es el trabajo del que más orgulloso estoy, porque plasma el sonido que oigo en mi cabeza”, asegura. De las 12 canciones que componen Lo que más, fruto de dos años de trabajo, no se pueden esperar grandes sobresaltos melódicos. Pero es que ese tampoco era el efecto que buscaba. “No estoy inventando la pólvora en lo musical”, reconoce el cantante, “pero no creo que tampoco lo esté haciendo nadie: ahora se hacen refritos, y lo que queda de innovación es cómo se expresa uno”. Él, además de con la música, lo hace con sus letras, que hablan de temas que, nuevamente, remiten a su yo interior: “Hablo de la ‘función de relación humana’, de algo que me ha pasado con una o varias personas: satisfacciones, problemas, frustraciones, alegrías…”. Para contarlas, se vale de un lenguaje “a pie de calle, lo que escucho en el mercado, en el metro, en la oficina”.

El título del álbum, Lo que más, lo toma prestado de uno de sus temas. “El verso dice ‘Lo que más me sorprendió es que fueras tú’. Es una canción revanchista, una venganza para la que se dice el pecado pero no la pecadora. Sacado fuera de contexto, se refiere a lo que más me gusta, lo que más me fastidia, lo que más me estimula…”. ¿Y lo que más le inspira? “Eso es la vida. Llevar los ojos bien abiertos, encontrar motivos para inspirarse por algo. Las cosas pequeñas de la vida son maravillosas, el tamaño no importa”, dice divertido. Para la grabación del disco, Pozo ha optado por tocar la mayor parte del repertorio en directo. “Ya no se graban los discos así. Ahora se hacen grabaciones asépticas, sin fallos. A mí me gusta el fallo, lo perfecto me aburre. Los grandes discos están llenos de fallos maravillosos”.

Antes del lanzamiento el próximo día 20, los fans ya pueden paladear un poco de Lo que más a través de la página web del cantante, donde se puede descargar gratis Rucu Rucu. “Regalo una canción al margen del single, como un detalle para los que han seguido el proyecto más de cerca”. Y aunque ese regalo es claro síntoma de la música en la era de Internet, Pozo también ha querido mirar atrás, a tiempos que ya parecen extintos. “El disco también se edita en formato vinilo, que es el formato más físico que puede haber en la música. Nunca había tenido un vinilo, no siquiera con Pereza, así que es muy especial”.

También a modo de aperitivo preálbum -y pregira, que arranca el 19 en Logroño-, ya está disponible el vídeo del sencillo Pegatina (que se presentó en Tentaciones), una peculiar danza en blanco y negro frente al espejo y con la cámara fija. “Es como decir que doy tanto la cara por este disco y por el single que te lo canto, te lo toco y hasta te lo bailo”. Cualquier parecido con el clip de Lotus Flower de Radiohead, dice, es pura coincidencia: “No conocía ese vídeo cuando tuve la idea de ponerme a bailar, aunque luego me lo dijeron. Pero yo creo que son dos vídeos distintos”. El suyo, asegura, viene con sorpresa incluida. “Tiene un truqui interesante del que nadie se ha dado cuenta: hay movimientos especiales que son por una cosa”.

-¿Qué cosa?

-“Aaah…”.

Resulta que, además, este chico es misterioso.

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