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Con el arte a otra parte

Cinco jóvenes creadores cuentan por qué han se han mudado Londres, Berlín, México y Montreal

Ana Montiel, riojana de 30 años, emigró a Londres
Ana Montiel, riojana de 30 años, emigró a Londres

“Emigré a Berlín en 2009. ¿La razón principal? Vivir en Madrid se había vuelto demasiado caro y las cosas en lo profesional avanzaban demasiado despacio. Mi novio de entonces estaba un poco igual, él ya había vivido en Berlín, yo tenía amigos alemanes artistas en la ciudad, así que decidimos marcharnos”: Javier Lozano, nacido en Albacete hace 30 años.

“Me fui de Madrid con destino a Londres hace poco más de un año. En aquel momento llevaba un tiempo pensando en trasladarme a Inglaterra, ya que mi pareja se había mudado allí unos meses antes. Justo en ese momento me quedé sin trabajo, por lo que surgió la situación perfecta para probar suerte en otro sitio”: Manu Griñón, asturiano de 30 años.

“Mi primer destino fue Berlín, llevaba muchos años en Madrid y necesitaba nuevas experiencias y vivencias que me sorprendieran y que después se reflejaran en mi trabajo pictórico y musical. Estuve allí un año y luego me fui a México DF con la idea de estar dos o tres meses. Pero decidí quedarme”: Alberto Acinas, palentino de 34 años.

“Me vine a Londres en 2010. Llevaba viviendo en Barcelona desde que en 1999 me mudé allá para estudiar Bellas Artes. Pero llegó un momento en el que tanto a mi pareja como a mí nos salían más proyectos fuera que en España; eso nos animó a dar el salto. Siempre nos fascinó el poderío cultural y la creatividad que derrochaba Londres, así que lo tuvimos bastante claro como destino”: Ana Montiel, riojana de 30 años.

“Dejé España, Barcelona, donde llevaba viviendo nueve años, y me vine a Montreal en junio del año pasado. Buscaba un sitio como alternativa a mi vida en España, sobre todo porque llevaba muchos años buscando un trabajo estable (soy licenciada en Historia del Arte) y no lo había encontrado. A nivel artístico había hecho muchas cosas, exposiciones, participación en festivales importantes, etcétera; había encontrado mucho apoyo moral, pero poco económico. Así que puedo decir que mi decisión fue realmente tomada por una cuestión económica. Y también por una sensación general de que el país estaba estancado, lo cual afectaba mucho a mi creación. Definitivamente, necesitaba aire fresco”: Delphine Delas, nacida en Burdeos (Francia) hace 35 años.

Estos cinco artistas, de entre 30 y 35 años y procedencias muy diversas, son una muestra de otros muchos que han tenido que dejar España, y en concreto Madrid y Barcelona, para buscar inspiración y salidas económicas en otros países, en Londres, Berlín, Montreal, México. Ellos nos cuentan cómo se sienten, cómo les va y cómo ven España, desde la objetividad que siempre aporta la distancia.

Una obra de Ana Montiel
Una obra de Ana Montiel

Alberto Acinas: “Por el momento me va muy bien. En México recibo estímulos más intensos que en Madrid o Berlín, tanto visuales como sonoros. La naturaleza ya venía siendo uno de los temas principales en mi pintura, y el encuentro con la selva mexicana lo ha consolidado. También me atrae poderosamente el paisaje urbano del DF, su música, incluso su intenso ruido”.

Ana Montiel: “Estoy muy contenta con el cambio. Londres es de lo más dinámica e inspiradora. Y tiene muchas cosas que me encantan si las comparamos con España. Me gusta por ejemplo cómo conservan y fomentan las zonas verdes. ¡Vivimos en Zona 2 pero a cinco minutos de casa tenemos una reserva natural donde hay hasta nutrias! Me haría muy feliz ver más verde en las ciudades ibéricas. Con el clima tan espectacular que hay en España, podría tener sus zonas urbanas llenas de parques, azoteas verdes, huertos comunitarios, jardines verticales…Otra cosa que me fascina de aquí es que son muy entusiastas con el producto nacional. Lo aplican a todos los niveles, desde el apoyo a jóvenes talentos hasta la compra de productos locales siempre que pueden. Esa actitud de valorar lo que tienen creo que ayuda mucho a subir la autoestima del país”.

Manu Griñón: “A mí me parece que Londres no te pone las cosas nada fáciles. Todo es muy caro, y eso se resume en que en todo momento tienes que estar trabajando en cualquier cosa para poder costearte la vida. Eso te condiciona mucho a la hora de encontrar energía para desarrollar tu lado más creativo, dibujar, pintar, tocar...”.

Javier Lozano: “Berlín todavía es una ciudad bastante cómoda. En lo profesional abunda la autogestión y lo colectivo. En Madrid, sin embargo, no se puede vivir con poco dinero, la ciudad no te deja”.

Delphine Delas: “En Montreal siento que puedo tener más posibilidades y oportunidades para mis proyectos. Desde aquí veo un futuro para seguir con mi arte con mucha más fuerza y confianza. En España, sin embargo, me desespera ver cómo tratan la cultura, cerrando espacios, recortando presupuestos… Y encima, en la calle, la policía apalea a los jóvenes que protestan. Para mí es una regresión muy fuerte de la noción de democracia. Además, en Canadá apoyan mucho a los artistas y la cultura en general. Hay muchos movimientos culturales y becas para residencia de artistas en diferentes provincias del país”.

¿Y cómo se plantean el futuro a corto plazo, en 2012 y 2013? ¿Piensan volver?

“En España están mis raíces y a veces es necesario volver a ellas, disfrutar de la compañía de quien mejor te conoce y sentir el sutil silbido de los antepasados, pero de momento sigo sintiendo la necesidad de moverme de lugar cada cierto tiempo”, concluye Acinas, ‘matérico’, incontinente y visceral en su proceso creativo al estilo de un Barceló, que prepara la edición de un vinilo con el sello mexicano ValeVergas.

Manu Griñón
Manu Griñón

“En Londres hay muchísimo movimiento cultural alternativo y eso te inspira mucho, ya que ves que hay mucha gente haciendo cosas increíbles; pero ahora mi ilusión es mudarme a un sitio tranquilo en Asturias, mi tierra, trabajar de ilustrador y volver a disfrutar de las montañas y el mar”, termina Griñón, que acaba de publicar dos nuevos número de su fanzine ‘Jerseys para los Monos’ y últimamente se ha enganchado a la serigrafía.

“España tiene infinidad de virtudes, pero me da la impresión de que está acostumbrada a mirar hacia fuera para ver las cosas buenas que hacen otros países –e imitarlas llegado el caso-, en vez de explorar sus valores para innovar y llevar a cabo algo nuevo en total sintonía con su identidad”, remata Ana Montiel, una especie de Sonia Delaunay 2.0, que últimamente ha llevado sus dibujos a los perfumes de Carolina Herrera y Nina Ricci, y ha diseñado el nuevo álbum de Cineplexx que saldrá editado por Mush Records (EE UU), aparte de continuar con su exitosa serie de papeles pintados ‘Topo’ y más dibujos para su proyecto Visual Mantras.

“El pesimismo pesa mucho, está cambiando el carácter de España como pueblo. Nadie ve la luz detrás del túnel. En Berlín sí hay optimistas”, termina Javier Lozano, amante de un fauvismo actualizado en colores y formas, que acaba de regresar de un taller en Mozambique sobre cómic y autoedición dentro del proyecto ‘Creo en África’, organizado por La Fábrica, y que ya está planeando moverse a Brasil.

“En Montreal un artista no está considerado un perro-flauta, sino alguien respetable y con una carrera. En España, solo respetan a los que tienen un nombre y han logrado éxito”, concluye Delphine Delas, que acaba de hacer un gran mural en el espacio Fresh Paint Gallery, en el centro de la ciudad, y que en 2012 y 2013 quiere vivir varios meses en Estados Unidos, Brasil y Argentina para seguir ampliando horizontes.

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