'Oficial y caballero', más allá del amor
EL PAIS entrega el domingo uno de los clásicos de la comedia romántica, protagonizado por Richard Gere y Debra Winger
En los ochenta, ser Richard Gere debía ser lo más cool de la Tierra. La estrella de John Travolta comenzaba a apagarse… gracias a sus más que discutibles decisiones artísticas, como rechazar Días del cielo, American gigolo y Oficial y caballero. ¿Y quien estuvo rápido al quite? Pues Gere, que curiosamente había empezado su carrera con un montaje de Grease en 1973. Gere tampoco ha tenido olfato en algunos otros momentos: a su vez, él rehusó protagonizar Jungla de cristal y Wall street, y en diversas ocasiones ha asegurado que se arrepiente, y mucho, de no haber encarnado a Gordon Gekko, un tiburón que seguro Gere hubiera clavado.
Pero estamos en los ochenta y Gere estaba en la cumbre: junto a su carrera artística, iniciaba su apoyo a las causas humanitarias. En el inicio de aquella década, entre rodaje y rodaje, tras haber viajado a Nepal y charlado con lamas y monjes tibetanos, el treintañero de Philadelphia visitó diversos campos de refugiados en Honduras, Nicaragua y El Salvador. Como también ha contado en numerosas ocasiones, ni Oficial y caballero ni Pretty woman estaban en la categoría de guiones que le pudieran interesar. “Pero en ambas ocasiones llamó a mi puerta uno de mis mejores amigos Jerry Katzenberg, primero en Paramount, después en Disney, y me convenció”.
Sí, la hizo por dinero. Katzenberg, metido hoy en día a gurú de la animación estereoscópica, vio las increíbles posibilidades taquilleras de ambos proyectos y tiró de ellos. En realidad, pareciera que nadie quería a Gere: los productores pensaron en John Denver, en Eric Roberts… Taylor Hackford, el director, se lo ofreció a Jeff Bridges, que lo rechazó por exceso de trabajo. A Debra Winger, la protagonista femenina, las cosas no le fueron mejor. Don Simpson, el productor, pensó primero en Brooke Shields y Kristy McNichol, antes de hacer una prueba de cámara a Winger. Y cuando acabó el test, le dijo: “Debe haber alguien ahí afuera para hacer este papel. Necesitamos una chica follable. Tú no lo eres lo suficiente”. Claro que a Simpson tampoco le gustaba la canción de Joe Cocker. Al final, Gere, Winger y ‘Up where we belong’ se quedaron en un clásico de la comedia parejil para vez con pañuelos para las lágrimas y un sofá donde zambullirse.