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Terror español de farra en París

‘REC 3 Génesis’, del director Paco Plaza, se estrena en Francia con una ‘premiere’ diabólica y tumultuosa

Toni García
Proyección el miércoles por la noche de 'REC 3 Génesis' en el parisiense cine Grand Rex.
Proyección el miércoles por la noche de 'REC 3 Génesis' en el parisiense cine Grand Rex.TARGO (GETTY)

La fantasía y el terror han sido una piedra de toque del moderno cine francés. De la cantera de la revista Mad movies y de esas (gamberras) sesiones dobles de los años ochenta transitadas por infinidad de fans surgieron multitud de cineastas comprometidos con el género, sin vergüenzas, complejos ni ambages. El último capítulo de esta historia de amor la ha escrito un español, valenciano por más señas, un tipo que puede ser calificado de primo hermano de sus colegas franceses a la hora de ver el cine de terror como algo más que un nicho para aficionados irredentos.

Paco Plaza, 39 años, fue el miércoles por la noche el encargado de demostrar que en España se hace cine de género con garantías, y la audiencia —parisiense y por ende exigente— respondió con ganas al envite. La ocasión se las pintaba: la premiere internacional de REC 3 Génesis, la última entrega de una franquicia que ha logrado cruzar el charco, generar dos remakes estadounidenses y ser vendida a todo el mundo (ahí es nada). No hay más ejemplos —ni siquiera— similares para nuestra cinematografía y por eso más de 1.200 aficionados hicieron cola ante las puertas del mítico Grand Rex parisiense para ser los primeros en ver la película en Francia (donde se estrena el 4 de abril; en España se verá desde el 30 marzo). Plaza no estaba solo: le acompañaba su musa, la actriz catalana Leticia Dolera, todo el equipo de la película (al fin y al cabo la capital francesa está a tiro de piedra), familiares, amigos y algunos invitados de excepción encabezados por los directores Kike Maíllo (Eva) y J. A. Bayona (El orfanato), este último con nueva película, Lo imposible, ya a punto para estrenar en otoño.

La cosa empezó a la española, con retraso, especialmente por culpa de los organizadores locales que en una decisión discutible decidieron escenificar un teatrillo con unos muertos vivientes de andar por casa que resultó divertido al principio y algo molesto después. Eso sí, a la audiencia no pareció importarle en absoluto, especialmente a los que habitaban el primer y segundo piso del teatro, que montaron su propio show paralelo (en el recinto, ansioso de evento, se vieron muchas copas de champán).

Plaza y Dolera, el primero con un francés voluntarioso y la segunda habilidosa hasta decir basta, se ganaron al respetable como dos veteranos, en sendos discursos a la parroquia llenos de guiños a los que los aficionados respondieron con más jarana. Después se apagaron las luces y empezó el despiporre en una platea con ganas de fiesta: hasta una quincena de veces los aplausos sonaron en medio de la proyección. Ahora por una sierra mecánica, ahora por una frase lapidaria, ahora por un homenaje, ahora por una batidora usada con mucho criterio en los morros de un señor con traje o por los mandobles de una espada toledana de destino incierto. A la colonia española en cambio le fascinaron chistes distintos y sobre todo los que tenían como protagonista a un inspector de la SGAE, un sujeto siempre agradecido en un filme con sangre.

REC 3, un auténtico festival que manosea la comedia, el susto y el drama con inquietante facilidad e impresionantes resultados (siendo capaz además de cambiar completamente la estructura visual de sus precedentes para convertirse en la más valiente de las tres entregas), resultó ser el ingrediente perfecto para alegrarles la noche a todos aquellos/as que previamente habían depositado 25 euros en la taquilla (un precio que en España levantaría ampollas) por sentarse en los mejores asientos u ocho por verlo desde las alturas. La musa, Leticia Dolera, a punto estuvo de salir a hombros después de una exhibición de talento que —si la Academia abandona cierto agarrotamiento y se atreve a apostar— la coloca en la primera línea de los Goya. La catalana pasa de los abismos del pijerio a aplicar a rajatabla la doctrina Ripley (la de aquella señora interpretada por Sigourney Weaver que en Aliens liquidaba alienígenas de cuatro en cuatro) en un abrir y cerrar de ojos. Además se las apaña para manejar todos los registros con un papel que exige un despliegue físico y emocional a prueba de novatos y que ella resuelve con descaro. Lo dicho, si España se atreve Dolera debería estar en la terna de favoritas al cabezón.

Al único que se echó a faltar en la Ciudad de la luz (especialmente en el postshow, con cena tranquila, firma de autógrafos, fotos y toda la parafernalia habitual) fue al cincuenta por ciento de REC, Jaume Balagueró. El productor creativo de esta tercera parte y coautor con Plaza de las dos primeras, no pudo escaparse de sus compromisos en Barcelona... o quizás ya estaba con las manos metidas en la cuarta parte, sabiendo que su colega Plaza, ambicioso como pocos, se lo ha puesto muy difícil. El director de Rec 3 se marchaba ayer al festival SXSW de Austin a mostrar a los estadounidenses como se las gastan los poseídos españoles. Mientras tanto al espectador patrio le tocará esperar hasta el 30 de marzo para hacer lo propio. Cosas de la distribución, ya se sabe.

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