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Retratista de celebridades intelectuales

La Fundación Mapfre dedica una antológica al fotógrafo alemán Emil Otto Hoppé

Ezra Pound
Ezra PoundE.O. HOPPÉ

La incomparable vitalidad cultural de la Inglaterra de comienzos del siglo XX tuvo un retratista de lujo que, aunque poco conocido en España, cuenta con una obra equiparable a Richard Avedon o Irving Penn. Emil Otto Hoppé, (Múnich, 1878-Londres, 1972) considerado una figura esencial en la fotografía modernista de la era eduardiana, ha pasado a la historia por ser el fotógrafo de las celebridades intelectuales y artísticas, sin olvidar todos aquellos tipos de la calle que por alguna causa llamaban su atención. Y, puede que lo más importante, Hoppé fue el responsable de que el concepto de belleza femenina no siguiera exclusivamente ligado a la mujer blanca. Las 32 imágenes de bellísimas mujeres mulatas o mestizas que él agrupó en El libro de las bellas, publicado en 1922, chocó con el conservadurismo y el incipiente feminismo de la época. El volumen es ahora un clásico de culto. La Fundación Mapfre (General Perón, 40) abre mañana al público una exposición antológica con material prestado por la National Portrait Gallery de Londres y la colección del E.O. Hoppé Estate. Titulada Hoppé, el estudio y la calle, la exposición se complementa en la web www.exposicionesmapfre.com/hoppe.

Hijo de un banquero alemán, Emil Otto Hoppé se trasladó muy joven a Londres, en 1902, donde conectó con el mundo intelectual desde el primer momento. Su amigo George Bernard Shaw, fue quien le introdujo en el mundo artístico y quien le facilitó el acceso a los intelectuales más notables. Sus retratos, primeros planos de mediano formato, le sirvieron para que las puertas se le abrieran una tras otra. Georges Clemencau, Ezra Pound, Henry James, Rudyart Kipling, Arthur Conan Doyle, Marinetti o Thomas Hardy son algunos de los intelectuales que posaron en su estudio. Las celebridades del mundo del espectáculo también se dejaron seducir por la cámara de Hoppé.

Unas impactantes y bellísimas imágenes de Váslav Nijinsky, protagonista de El espectro de la rosa, sirve de arranque del apartado dedicado a los artistas. Gina Palerme, Sylvia Gough, Teddie Gerrard, Marion Davies (la gran estrella del cine mudo) o la escritora Anita Loos (Los caballeros las prefieren rubias) son algunas de las celebridades cuyos rostros están difuminados por el paso del tiempo y que aquí se recuperan con la belleza que tuvieron cuando copaban las carteleras de espectáculos.

Pero Hoppé no solo estuvo pendiente de los famosos. La gente de la calle y los que llenaban los bares y otros locales públicos también le interesaban. Para evitar suspicacias, se adentraba en los locales con su pequeña cámara envuelta en papel de estraza y con el objetivo estratégicamente colocado y oculto. Amigos charlando, parejas de posibles amantes, vendedoras de flores, viajeros en el autobús con rostros agotados… Toda una serie de imágenes que sirven para completar una de las visiones más completas de los protagonistas de la primera mitad del siglo XX.

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