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Ocho pétalos contra la crisis

El último gran éxito literario de Islandia se llama ‘Rosa candida’, de Audur Ava Ólafsdóttir Se cumplen cuatro años desde que la crisis financiera golpeara al país de 300.000 habitantes

Ana Marcos
La escritora islandesa Audur Ava Ólafsdóttir,
La escritora islandesa Audur Ava Ólafsdóttir,

A finales de 2011, el tribunal especial islandés competente para juzgar a ministros -el Landsdomu- comenzó un proceso al exprimer ministro Geir Haarde, acusado de no haber evitado el colapso financiero que golpeó el país nórdico en 2008. Cualquier tipo de manifestación cultural o imagen natural que hasta el momento había caracterizado a Islandia quedaba a un lado. Esta isla de 300.000 habitantes volvía a situarse al noroeste de Europa gracias a la voluntad de sus ciudadanos que decidieron no quedarse impasibles ante la injusticia. Un mes después, la cita literaria más importante del mundo, la feria de Fráncfort hizo lo imposible: superó el fenómeno Inside Job y extrajo de esta gran roca la simiente literaria que hasta entonces, y con permiso de los volcanes y las auroras boreales, la había situado en el mapa.

La escritora Audur Ava Ólafsdóttir pasó por Fráncfort con su Rosa candida. En ese momento, la historia de Arnljótur, un joven que deja Islandia para cultivar una extraña flor de ocho pétalos herencia del invernadero de su madre, llegaba a España de la mano de Alfaguara. Ahora ya va por su tercera edición, acumula 13 premios literarios y se ha traducido a 12 idiomas. Recién llegada de una minigira por Francia, donde ha recogido su último galardón, Ólafsdóttir hace balance de los últimos avatares literarios de Islandia, más vinculados a la política y la economía de lo que le gustaría. "El mercado y la novela negra ocultan la otra literatura que hacemos aquí", cuenta por email la escritora. "Aunque tampoco creo que debamos renegar del interés que la crisis está generando en torno a nuestro trabajo".

La banda de hombres de negocios que llevó a Islandia a la bancarrota son calificados como 'neovikingos', unos bárbaros movidos por la codicia y el egoísmo que robaban monasterios y quemaban librerías" Audur Ava Ólafsdóttir

Menos permisiva se muestra con el avance del género criminal. Ólafsdóttir, profesora a tiempo completo en la universidad, escritora de fin de semana, sitúa este tipo de literatura en la historia reciente de Islandia y la aleja de la isla para llevarla a los países nórdicos. "Usa una serie de clichés y estereotipos que se repiten en cualquier lugar del mundo y que poco tienen que ver con nuestra tradición literaria, originada en las sagas medievales". En el lado opuesto, Arnaldur Idriadason ha conseguido triunfar internacionalmente con el inspector Erlendur, en un país donde los policías no llevan pistola. O Kristin R. Ólafsson, residente en Madrid desde 1977, que publicó directamente en castellano su último trabajo policiaco, Epitafio (Brosquil).

Aun así, la escritora no se rinde y refuta su teoría apelando a su único Nobel, Hálldor Laxness, responsable de la última gran narración épica del país, antes de apuntillar con el héroe de su novela. "Cuando defino a mi personaje como el antivikingo no es una coincidencia", expone. "La pequeña banda de hombres de negocios que llevó a Islandia a la bancarrota son calificados como neovikingos. Un término negativo que los vincula directamente con sus ancestros, unos bárbaros movidos por la codicia y el egoísmo que robaban monasterios y quemaban librerías".

El héroe de Rosa candida sigue el patrón de las anteriores novelas de Ólafsdóttir: un joven que se embarca en un viaje de autorrealización a través del que asume el sentido de la vida. En ese tránsito se cuelan el paisaje, el cine y la comida. Otros de los puntales que sustentan las letras de esta isla. Suena a existencialismo, pero antes de que llegue la pregunta, la escritora se adelanta y apuntala: "Me gustaría que la novela superara cualquier tipo de categorización y se considerara como la historia de un chico capaz de superar la adolescencia a través de la paternidad. Un ejemplo en contra del reduccionismo masculino provocado por la publicidad y los medios de comunicación".

Audur Ava Ólafsdóttir prepara ya sus nuevos trabajos, otra novela y una obra de teatro, de los que adelanta más bien poco. Es el ejemplo de que la literatura islandesa es capaz de capear la crisis, aunque se trate de uno de los países menos poblados de Europa, donde la categoría de best seller se limita a ventas que puede no superen las 20.000 copias y teniendo en cuenta que alcanzar las 5.000 es un éxito más que digno. "Aunque los islandeses tengan menos dinero por las deudas, continúan comprando y leyendo libros, como está pasando también con el auge del teatro, el cine, la música,…", argumenta la escritora. "Es verdad que muchos pueden considerar que esta isla es el paraíso para un creador por las ayudas del Gobierno que cada año reciben unos 80 escritores, asegurándoles entre 3 y 12 meses de salario. Pero no es así en todos los casos. Yo vivo de mi sueldo de profesora y de sumergirme en la poesía islandesa, la base de mis libros".

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Sobre la firma

Ana Marcos
Redactora de Cultura, encargada de los temas de Arte. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Fue parte del equipo que fundó Verne. Ha sido corresponsal en Colombia y ha seguido los pasos de Unidas Podemos en la sección de Nacional. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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