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El sonido inflamado de Macaco

'El murmullo del fuego', que se publicará el próximo mes, es el sexto álbum de estudio de la banda y está orientado, sin serlo, hacia el pop

Suena una guitarra acústica que introduce lo que breves segundos después se confirmará como una balada. Los acordes evocan ternura, desnudez, un rincón melancólico en el alma de alguien. Habla de amor, el tema eterno de la música popular. Una voz aguda que se quiebra de tanto en tanto delata la composición como obra de Dani Carbonell. Se titula Calling out your name y es una de las novedades estilísticas que aporta su nuevo disco, que bajo el nombre de El murmullo del fuego será publicado el próximo mes. Mientras suena la canción, Dani, sentado frente a la mesa del estudio barcelonés donde ha grabado el disco, lía un cigarrillo. Acabada la pieza asegura que pese a fumar muy poco, el tabaco le ayudó a encontrar el tono de la balada: “Antes de las tomas fumaba para secarme la garganta y conseguir una voz algo más áspera”. Parece satisfecho. Le acompañan dos de sus cómplices, Jules Bikoko y Roger Rodes. Entre los tres hablan del disco. Es su nuevo vástago, el sexto álbum de estudio en la carrera de Macaco.

Dani Carbonell, el cantante de Macaco
Dani Carbonell, el cantante de Macaco

Lejos ya los años en los que la industria convocaba, gastos pagados, a toda la prensa en Madrid para presentar la enésima sensación de los próximos diez minutos, todo hoy es más pequeño, manejable y por ello mismo humano. Dani nos recibe en un estudio profesional de tamaño doméstico en pleno barrio de Gràcia barcelonés. Va en manga corta, exhibiendo unos brazos que de puro fibrosos parecen cabos de amarre. En su antebrazo derecho lleva tatuado “Puerto presente”, título de uno de sus discos más exitosos. Se toca con una gorra amarilla de la que emerge un pelo hirsuto y claro que ahora muestra su color natural. Tras ofrecer café, enseña Dani las pruebas de imprenta de una colección de textos que se publicará al mismo tiempo que el disco, y que bajo el título de Amor a lo diminuto recogen “poemas, textos, aforismos, fotografías, reflexiones y sonetos que he ido escribiendo durante mis giras. Ahora paso más tiempo en los hoteles que antes”, dice explicando de dónde ha obtenido el reposo y la calma para probar con la escritura. No debe haberlo hecho nada mal: Mondadori vio el material y lo editará.

Habla de disco avanzando lo que más tarde se escuchará. Es un disco sin programaciones, tocado en su práctica totalidad, de la que se excluyen algunos, pocos, samplers de cuerda que, a pesar de todo, también fueron tocados antes de ser capturados por la electrónica que después los dispara. Precisamente la cuerda es muy presente en el disco, que también destaca por un notable uso de unas percusiones que avocan tanto a África como a Sudamérica. “A causa del contraste entre el sonido de la cuerda y la rotundidad de la percusión nos animamos a usarla, para buscar esa contraposición”, explica Dani. No tiene respuesta tan clara cuando es preguntado por las razones que le impulsan a hacer discos: “No estoy seguro de su actual utilidad, pero hemos de seguir haciéndolos. Pertenezco a una generación intermedia entre los que demonizan Spotify y los que ya no recuerdan los formatos. Incluso he vendido discos cuando ya no se vendían, así que sigo editando álbumes. Además pretendemos que los discos, sin llegar a ser conceptuales, tengan un amago de historia, algunas ideas unificadoras”. Las de El murmullo del fuego son palabras como rojo, cobrizo, sol, fuego, llama y quemar, presentes en unas letras en las que Dani se ha permitido más metáforas de las que en él resultaban habituales.

Pero si hay algo que se reafirma en el nuevo disco de Macaco es la orientación pop de las canciones. No es un disco de pop, pero sí un disco que reitera la intención de hacer diana en la canción, lograr unos arreglos que no la enmascare, unos cambios que no despisten, unos estribillos que resulten certeros y fáciles de memorizar, una producción que no se exceda. Dani, músico intuitivo, instrumentista modesto, lo resume con una frase: “No es malo estudiar música, lo malo es querer meter todo lo que se ha aprendido en cada canción”. Asegura que la tendencia a la simplificación se operó a partir de Ingravitto, y lo demuestra la escucha de los nuevos temas, en los que conviven piezas muy percusivas y tribales con traza de himno como Una sola voz, con otras de aire reggae y funky, Sol; diluidos apuntes de rocksteady, La llama; coqueteos con la rumba Caminaré o aproximaciones al folk como la efectuada en La república de la tramontana, una pieza cantada en catalán que rememora el cabo de Creus, su viento y su paisaje.

Estas piezas, así como el sencillo que ya se puede escuchar en la red, Love is the only way, son parte de los temas de un álbum que por el momento ofrecerá 14 composiciones y que contará con alguna frase de José Saramago, uno de los escritores preferidos de Dani. Para el verano, momento de la gira española tras otra visita a la Argentina en primavera, Dani ya tiene reservas para 20 actuaciones, una cifra muy respetable considerando los tiempos que corren y que el disco aún no ha sido publicado. ¿El secreto?. Sin duda una popularidad que le llevará al Rock In Río madrileño y una política elástica en los precios: “Yo no soy de los que se aferran a un caché y de ahí no bajan. Hemos de mantenernos los 13 profesionales que giramos, seis de ellos músicos. Lo importante es actuar”. Dani, más doméstico que nunca, ha tomado nota.

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