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COLECCIÓN GRAN CINE

Un idealista contra el crimen organizado

EL PAÍS regala el domingo 'Los intocables de Eliot Ness', con Costner, De Niro y Connery

Álvaro P. Ruiz de Elvira
Una imagen de 'Los intocables de Eliot Ness'.
Una imagen de 'Los intocables de Eliot Ness'.

Al Capone, elegantemente vestido, agarra un bate de béisbol con firmeza y delante de todos sus secuaces acaba con un traidor de la forma más contundente. Un claro mensaje de quién es el jefe, en una de las secuencias más conocidas de la historia del cine de los años 80 y de Robert De Niro, que interpretaba al gánster de Chicago en Los intocables de Eliot Ness (1987). Basándose libremente en la autobiografía de Eliot Ness y en la serie de televisión de los años 60, Brian De Palma, con David Mamet como guionista, llevó al cine la historia del agente que persiguió al crimen organizado de Chicago surgido en los años 20 a partir de la prohibición de alcohol. Kevin Costner - en el papel que le dio la fama-, Robert De Niro, Andy García, Charles Martin Smith y Sean Connery (consiguió el Oscar a Mejor actor de reparto) son los protagonistas de esta película de gansters que EL PAÍS regala el domingo 12 de febrero dentro de su serie Gran Cine.

Con un reparto de lujo, Brian De Palma recuperó de forma brillante el aroma de las antiguas películas de gánsters

La Ley Seca de EE UU aplicada entre 1919 y 1933, que prohibía la fabricación, importación o venta de alcohol, supuso el crecimiento del crimen organizado gracias al contrabando. Una época que la serie de televisión de la HBO Boardwalk Empire (Canal +) explica a la perfección. En medio de este auge criminal, el agente federal Eliot Ness (Kevin Costner) comienza una intensa carrera para detener al delincuente más famoso de todos, Al Capone. Pero en su camino, este héroe idealista, se encuentra con la corrupción dentro de sus propias filas, por lo que reduce su equipo de trabajo a unos pocos agentes de confianza, incorruptibles, que acabaron recibiendo el nombre de 'Los intocables'.

Entretenida, efectista, con un ritmo que apenas da respiro y un reparto de lujo, en Los Intocables Brian de Palma recuperó de forma brillante el aroma del género de las películas de gánsters que alcanzaron su cúlmen en los años 30 con clásicos como El enemigo público y Los violentos años 20. Y con uno de las escenas más tensas posibles, en la estación de tren, con la inmensa banda sonora de Ennio Morricone de fondo. Tan tenso y bien rodado, que poco importa que sea un plagio/homenaje de uno de los momentos de la mítica escena de las escaleras de El acorazado Potemkin.

Los intocables de Eliot Ness  supuso la confirmación del director Brian de Palma (Carrie, El precio del poder, Atrapado por su pasado) como uno de los cineastas punteros del movimiento que en los años 70 cambió Hollywood con jóvenes talentos a los que se otorgó una libertad artística poco habitual. Una época crudamente retratada por el periodista Peter Biskind en el imprescindible libro Moteros tranquilos, toros salvajes (Anagrama). Cineastas como Martin Scorsese, Francis Ford Coppola, Steven Spielberg, George Lucas, John Milius, Paul Schrader o el mismo Brian de Palma, regeneraron la industria convirtiéndose en los nuevos intocables de Hollywood. 

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