Lo que venía siendo un símil ganador se ha vuelto una moneda al azar. Si fuera un escritor, Of Montreal sería Lewis Carroll. O eso al menos se creía hasta que llegó Skeletal lamping, cinco años atrás, sorprendente deconstrucción de canciones que parecían de Prince. Siguiendo con el símil, esta vez el grupo de Kevin Barnes no traspasaba el espejo: se lo comía a bocados. Inmersos en un viaje hacia los confines del pop, cambiaron ácidos por tratamientos de shock. Y cuando parecía que los de Athens ya estaban en otra dimensión, False priest los devolvió sanos y correctos. Sencillos pero con chicha, bailongos como Bee Gees. Y de esa guisa volvían a presentarse con el single adelanto de su undécimo disco: Dour percentage hace amigos a su paso. Spiteful intervention ensalza la gran mano para el pop. Pero esta vez sus compañeras de álbum no visten con colores exaltados. En este nuevo garbeo por lo impredecible, Of Montreal se atreven a meter el pie en la faena de Animal Collective o incluso a declarar que Paralytic stalks está influido por las obras de vanguardia. Lo dirán por Exorcismic breeding knife: notable desaguisado sin padre reconocido.
Como las canciones de MGMT, estas exigen una estatua olvidando lo que se cuenta en el manual del pop. Se empeñan en no ser lo que parecen. De cualquier momento idílico puede estallar un incordio (We will commit wolf murder). Delicados y alterados, no comprenden el pop de otra manera. Será que mientras algunos veían significados ocultos entre las canciones del doble álbum blanco de los Beatles, Of Montreal encontraban decenas de discos escondidos en sus surcos. Ya nos han dejado once.
Valoración: 0 ABERRANTE, el mundo sería mejor sin él; 1 PRESCINDIBLE, nadie se acordará de él; 2 PASABLE, para incondicionales; 3 ACONSEJABLE, en su estilo merece la pena; 4 INDISPENSABLE, un éxito asegurado; 5 OBRA MAESTRA, uno entre un millón.
