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El 'boom' de las series danesas

La sorprendente ficción del país nórdico es capaz de competir de igual a igual con ingleses y estadounidenses

Toni García
La protagonista de Forbrydelsen, serie en la que se baso la estadounidense 'The Killing'
La protagonista de Forbrydelsen, serie en la que se baso la estadounidense 'The Killing'

A algunos ya le vieron la boca al lobo cuando una comedia llamada Klovn (Payaso en danés) empezó a emitirse en febrero de 2005 en Dinamarca. La serie, que llegó a las seis temporadas y se convirtió a posteriori en una película, exploraba las alegrías y miserias de un cómico retirado, especialista en meter la pata y en avergonzar a todo bicho viviente. Muchos/as vieron en sus peripecias una traducción europea de las aventuras de Larry David (el genio de Curb your enthusiasm) y lo cierto es que no se equivocaban mucho. Klovn es una auténtica chaladura en la que Frank Hvam (el David danés para entendernos) nos muestra un inabarcable catálogo de posturas con las que afrontar la estulticia de la civilización occidental y en ese sentido (con el abismo formal que las separa) hasta podría compararse a Black mirror, esa serie inglesa cuyo propósito parece ser agitar la conciencia de aquellos que aún la conservan.

Después llegó Livvagterne (Los guardaespaldas), una mirada al universo de los que dedican su vida a proteger a los demás y que a veces salen malparados. En concreto es el PET (la sección de la policía danesa que se dedica a la protección personal de los políticos y la familia real) el objeto de este retrato con voluntad realistas de unos/as tipos/as enfrentados a peligros más retorcidos (y convencionales) que el terrorismo o los maniacos de turno. La serie ganó un Emmy (en 2009) y demostró que los daneses sabían hacer televisión y que la sabían hacer bien.

Algunos dirán que en realidad la cronología está equivocada porque Forbrydelsen (The killing) arrancó en 2007, sin embargo la serie empezó a existir realmente cuando el 22 de enero la BBC inglesa empezó a emitirla (en la BBC Four) en danés, con subtítulos en inglés y el show se convirtió en un triunfazo sin paliativos, no solo en la pequeña pantalla sino en su andadura posterior en el formato doméstico permaneciendo durante 12 semanas en el número uno de los dvds más vendidos en el Reino Unido. A tanto llegó la cosa que los mandamases de AMC (una cadena estadounidense que produce cosas como Mad Men o Breaking Bad) compraron los derechos para un remake que –aunque digno- no le llegaba ni al ombligo al original.

Ahora, después de haber emitido (con el mismo éxito) la segunda temporada BBC Four apuesta por el último ejemplo de la excelencia danesa a nivel catódico: Borgen. La serie, centrada en el universo de la política ha seducido a crítica y público en Gran Bretaña y ha dejado al aire las vergüenzas de muchos países de Europa que no serían capaces de apostar por sus ficciones locales ni que les fuera la vida en ello y que cuando lo hacen engendran productos absolutamente incomibles (no señalaremos a nadie). En Dinamarca, eso sí, ya le han quitado la razón al mismísimo Shakespeare: allí –al menos en la tele- de podrido nada.

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